Aprobado en juego, suspenso en resultados

Seis jornadas disputadas y terceros por la cola con cuatro puntos. Ese es el balance de las seis primeras jornadas. Un tramo de Liga siempre atípico por la llegada tardía de algunos de los refuerzos pero que contabiliza igual que el resto de las jornadas de la competición. Las dificultades del calendario al principio se han compensado después jugando ante los otros dos ascendidos y ante el Cádiz, que ha firmado el peor inicio histórico desde que existe la Liga. El balance clasificatorio es malo, de suspenso, en descenso directo y encajando goles con demasiada facilidad. Sin embargo, las sensaciones futbolísticas han sido para haber podido conseguir algo más.

En cualquier caso, hay mucho que mejorar si se quiere conseguir el objetivo final de la salvación. Creo que estamos ante una temporada en la que el sufrimiento para seguir en Primera puede llegar a ser agónico dados los mimbres con los que afronta la temporada el Real Valladolid. La frase de Michel, el entrenador del Girona, fue lapidaria y resuena con insistencia, “ellos han controlado el juego pero nosotros hemos sido mejor en las dos áreas”. No se puede explicar mejor lo que le ha pasado al conjunto de Pacheta en estas dos últimas jornadas para no haber podido alejarse de los puestos bajos de la tabla. El viernes, ante el Cádiz de Sergio, una banda, el Valladolid regaló todo en las áreas. En la andaluza, incapacidad para superar a Ledesma que fue el mejor. En la pucelana, allí no pasó nada más que la salida a por uvas, incomprensible, de Sergio Asenjo.

Conclusión, los de Pacheta fueron mucho mejores en el manejo del partido pero fueron incapaces de plasmarlo con eficacia, allí donde se ganan y se pierden los encuentros, en las áreas. Urge, por tanto, añadir a ese dominio de balón del que disfrutan los blanquivioletas una palabra… eficacia. Sin ella, el entrenador no puede decir semana tras semana que su equipo ha hecho un partido fantástico porque no es verdad. Han sido partidos incompletos que acabaron con derrota. De la palabra “fantástico” yo tengo un concepto muy distinto al que tiene el burgalés. Preocupa la falta de gol y lo poco que le llega al delantero centro, casi siempre un islote en punta. Preocupa la inseguridad defensiva en el área agravada por las actuaciones de un Asenjo que , de momento, está muy lejos de ser lo que se esperaba de él.

El equipo de ritmo y de juego en el centro del campo parece bien dotado. Los laterales funcionan, bien el chaval Fresneda y alcanzando su original nivel Olaza. Tienen que aparecer pronto Kenedy, Feddal y El Yamiq. No hay motivo para el pesimismo pero hay bastantes cosas que mejorar. Insisto, me preocupa la portería y la falta de gol. Tener a un jugador bajo como Weissman, solo, para centrarle balones no parece la mejor solución. El israelí necesita algún socio que le acompañe para incomodar más a la defensa rival. Así, el juego del Valladolid se hace muy previsible. Queda mucho y hay que confiar en que las cosas terminen por funcionar. Sin prisa pero sin pausa, sin nervios pero sin dormirse en el buenísimo. Esto es la Primera División y aquí ya nadie perdona. El viernes, ante un equipo penoso y rácano como el Cádiz, quedó bien demostrado. Ahora espera el Getafe.

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