Pacheco: “Para volver a Primera no nos podemos equivocar”

Aparece Fernando Pacheco (Puebla de Obando, 18-05-1992) en todo el álbum de fotos de un 2023 tan traumático para el Espanyol como para él, que lo comenzó en el Almería, hasta el último instante del mercado de invierno, y que lo acaba en Segunda tras un traumático descenso, pero sintiéndose líder de un equipo obligado a subir y cuya Navidad y mejores deseos comparte en una extensa charla con AS.

¿Cómo se lleva la presión de tener que ascender sí o sí?

Yo la llevo con naturalidad, sabiendo en qué club estoy. No debe ser algo nocivo, tiene que servirnos de motivación, porque el Espanyol tiene que subir a Primera División y eso no puede pesarnos.

A pesar de estar en Segunda, ¿es más soportable esta presión por subir que la de la pasada temporada por no bajar?

Es muy diferente. La angustia de pelear la permanencia es más complicada, porque normalmente conlleva que ganas pocos partidos. Ahora sucede al contrario, logras más victorias y las semanas son un poquito más agradables. Pero al final se trata de conseguir el objetivo, en ese sentido es lo mismo.

Mencionaba la palabra angustia. Usted empezó 2023 en el Almería, peleó por salir para recalar en el Espanyol, bajó, ahora juega en Segunda… ¿Ha sido el año más angustioso de su carrera profesional?

Sin duda. Ha sido un año difícil en lo personal, de hecho lo fue desde antes de 2023, cuando salí de Vitoria después de estar muchos años allí, acostumbrado a una estabilidad. Fue a última hora, me costó adaptarme (al Almería), después llegué al Espanyol y no conseguir la salvación fue una pena. Aun así, echando la vista atrás estoy muy feliz de esa decisión de apostar por un club como el Espanyol, en que me ha sorprendido para bien todo, independientemente de que en lo deportivo las cosas no hayan salido como quería. También para eso estoy aquí: al final te sientes en deuda por no haber alcanzado el objetivo y quieres aportar tu granito de arena para devolver a este club donde se merece.

¿Uno consigue disfrutar del fútbol incluso en situaciones como la actual?

Sí, con ilusión es posible. Y centrándome en el día a día. Al final, también es un reto muy importante saber que está en nuestra mano subir, que muchas familias dependen de que este club esté en Primera. Más motivación que esa no hay.

Y su experiencia, ¿cómo la maneja en el vestuario?

Intento ayudar. Apretar y exigir a los jóvenes, pero a la vez transmitir tranquilidad. Para que aparezca la mejor versión de cada uno hace falta esa mezcla entre ilusión y calma, para que nadie esté atenazado. La presión que debemos sentir es la buena, la de estar activos y concentrados, dejando fluir para dar el mejor rendimiento.

¿Qué queda de aquel chaval tímido que dejó el Flecha Negra para fichar con 14 años por el Real Madrid?

He cambiado muy poco en mi forma de ser. Yo entonces me consideraba mayor, pero ahora veo a los chavales de 14 años y me doy cuenta de que era un niño.

¿Qué aprendió de Iker Casillas, que pasó de ídolo a ser compañero?

De Iker y de Diego López o Keylor Navas. Son personas a las que admiras y que, cuando compartes el día a día, compruebas cómo dignifican la profesión. Me ayudaron mucho a prepararme para la carrera que me quedaba por delante.

Ancelotti fue un técnico decisivo en su carrera…

Le estoy enormemente agradecido. A él y a su antiguo entrenador de porteros, Villiam Vecchi, que en paz descanse, quien fue muy importante en mi desarrollo por cómo me exigió, me hizo mejorar y confió en mí. Su opinión, de hecho, ayudó para que pudiese jugar un partido de Copa con el primer equipo del Real Madrid. Son esos detalles que uno agradece mucho cuando echa la vista atrás.

¿Cómo encajó en la cantera del Madrid un chico que nunca había tenido un entrenador de porteros?

Fue una locura. Llegué y me vi técnicamente muy lejos de todo el mundo. En el Flecha Negra sí venía una vez a la semana un chico que nos intentaba enseñar algo en la portería, pero cuando llegas al Real Madrid ves a compañeros que tienen una base de cinco o seis años y te ves a años luz. Así que intenté apretar el culo y aprender todo lo que pude y de la manera más rápida, aunque todo tiene su proceso.

Hablando de procesos, ¿cómo puede crecer un portero como Joan García, que enlazará al menos tres temporadas sin apenas jugar partidos?

Me habían hablado muy bien de él cuando llegué al Espanyol, y en primera persona puedo ratificar que es un chico excepcional y que ya es un grandísimo portero, que tiene un futuro espectacular, igual que Ángel Fortuño. La afición del Espanyol puede estar muy tranquila porque su portería va a estar asegurada para muchos años. No sé los que me quedarán a mí, pero ellos la defenderán con un rendimiento altísimo. En mi caso, que pasé una temporada sin minutos en el primer equipo del Madrid, me sirvió muchísimo para mejorar. Es cierto que los minutos te dan experiencia y no sé si los tendrá aquí o se buscará algo, pero está preparadísimo, trabaja muy bien el día a día y eso es lo que marcará su futuro.

¿Cuánto aporta estar cerca de maestros como Tommy N’Kono?

Mi relación con Tommy ha sido muy buena desde que llegué. Tengo un enorme respeto por su carrera, por su trayectoria y por su manera de ayudar. Es una persona muy cercana, y eso al final es incluso más importante que lo meramente profesional. Que un entrenador te conozca.

¿Llegó a arrepentirse en algún momento de su fichaje por el Espanyol cuando, por ejemplo, estando ya descendidos viene el Almería a Cornellà y se salva?

Tenía muy claro que estaba donde quería estar. En el fútbol a veces las cosas no salen como uno quiere, pero tan importante como mirar el presente es mirar el futuro. Enseguida me sentí muy identificado con el Espanyol, muy feliz y a gusto, y creí como sigo creyendo que aquí puedo pasar unos años disfrutando.

¿No tuvo dudas de seguir, ni siquiera en el mercado?

En ningún momento. De hecho, antes de acabar la temporada les comenté al míster y a la dirección deportiva que si ellos decidían contar conmigo en este nuevo reto, yo quería quedarme. Y al revés, que si no querían que siguiera no iba a suponer ningún problema. Y aquí estamos.

Se van Joselu, Darder, Montes… Toda la columna vertebral salvo usted. ¿No llegó a temer que se pudiera desmembrar la plantilla?

Cuando hay un descenso siempre se producen cambios. Y compañeros que deciden cambiar de rumbo. Todo es respetable. Pero no me preocupaba, porque es un ciclo, un nuevo proyecto. Lo importante era que la gente que estuviera fuera la que quería quedarse, porque la Segunda es muy larga y debemos estar unidos, no desfallecer, con la humildad de saber que tenemos que hacer muchas cosas bien para subir.

¿Qué les transmite el director deportivo, Fran Garagarza?

Él trata de construir un proyecto y una identidad, una manera de entender este deporte desde el sacrificio, la competitividad, que seamos un Espanyol reconocible para su afición y que la gente se sienta orgullosa, antes y después de conseguir el objetivo de esta temporada.

¿Le cambió el chip, de obligación a ilusión, cuando en la primera jornada, en Albacete, detiene dos penaltis?

Es que estamos en un club de Primera, todos queremos jugar en Primera, pero la realidad es que estamos en Segunda y que para volver a Primera no nos podemos equivocar. Ya empezamos viendo que no iba a ser fácil, lo que nos hizo ese debut más allá de los penaltis fue ver que hay que apretar porque la temporada va a costar.

¿Son el equipo al que más le penalizan los errores?

Es cierto que no acabamos de conseguir la estabilidad de ser un equipo fiable al cien por cien. Cuando vamos con la soga al cuello rendimos muy bien, pero no acabamos de conseguir la dinámica de ser un equipo fiable, reconocible, regular, que domine tanto la parcela ofensiva como la defensiva, porque tenemos la capacidad para hacerlo.

Y eso costó la destitución del entrenador. ¿Con Luis García tuvo usted que hacer un máster acelerado en juego con los pies?

Nada más llegar, Luis nos comentó su manera de entender el fútbol y nosotros nos volcamos, conseguimos jugar como el entrenador quería, que era muy difícil. Le estoy agradecido, porque pude mejorar una faceta que no había trabajado o que podía pensar que no era capaz de realizar, y al final lo acabé logrando. Han mandado los resultados, pero es un grandísimo entrenador y estoy seguro de que le irá muy bien.

¿Qué les está aportando Luis Miguel Ramis?

Ramis y Luis tienen distintas maneras de entender el fútbol pero tampoco se alejan mucho. No es que Ramis no quiera jugar el balón, sino que considera que si podemos ser más verticales, seámoslo, pero siempre con el equilibrio entre la organización defensiva y ofensiva. Lo tiene muy claro y pronto se están viendo los brotes, aunque pasar de una manera de jugar a otra siempre requiere un tiempo. Cada vez estamos más cerca de jugar como el míster quiere pero sobre todo de mantenerlo, que es lo que nos ha faltado. Hay un esquema, el entrenador marca un camino, pero luego el jugador debe interpretar en el campo. Queremos encontrar la regularidad, el equilibrio, ser el equipo que queremos ser.

En 2024 debutarán contra Bordalás, que le entrenó en el Alavés. ¿Un Espanyol-Getafe de Copa el día de Reyes ilusiona o se atraganta?

Yo creo que la Copa nos viene muy bien porque tenemos no una sino dos plantillas muy buenas, en las que cualquiera puede ser titular, y con esta competición todo el mundo puede estar enganchado, con minutos y oportunidades. Cuanto más lejos lleguemos, mejor nos irá como grupo.

Aunque no lleva ni 12 meses en el Espanyol, ¿se siente un líder?

No es que me sienta líder, es mi manera de ser. Y mi experiencia. Intento aportar serenidad.

¿Qué deseo transmite a la afición del Espanyol para 2024?

Deseamos obviamente cumplir el objetivo de devolver a este club donde se merece. Vamos a dar lo mejor de nosotros, siendo ese equipo reconocible para que sea un año en que el aficionado disfrute, y en Primera.

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