Montjuic se congela

Todo el mundo dentro del club tenía muy claro que el cambio del Camp Nou a Montjuïc iba a ser traumático a todos los niveles. No sólo porque, de entrada, se perdía el 50% de aforo, sino porque la accesibilidad del Estadio Olímpico es mucho más complicada, las condiciones climatológicas más adversas y las localidades menos cómodas. Pero existía también la certeza de que la buena imagen del equipo, tras ganar dos títulos el curso pasado, iba a ser suficiente reclamo para que el socio subiera en masa a la montaña, superando todas las adversidades y obstáculos que se le pusieran por el camino.

Tras un inicio ciertamente esperanzador -el Gamper reunió a 35.224 aficionados el 8 de agosto, pese a ser plena canícula-, refrendado por el estreno en LaLiga ante el Cádiz, con 39.603 espectadores, la asistencia fue ‘in crescendo’, con el clímax de la visita del Real Madrid (51.112), donde se llegaron a vender más de seiscientas entradas de visión restringida para complacer todas las peticiones.

Pero desde el Clásico, que se disputó a finales de octubre, el descenso de aficionados ha sido tan paulatino como elocuente, con la gravedad que el último partido del año se vivió la peor entrada de la temporada: 34.471 espectadores. Casi cien menos que el anterior peor registro, que se vivió dos semanas antes contra el Atlético de Madrid (34.568).

En la Champions tampoco ha sido para tirar cohetes: la mejor entrada fue contra el Oporto (43.533), mientras que ante el Amberes (40.989) y Shakthar (41.409) se superó el listón de los 40.000 por muy poco.

Este descenso vertiginoso empieza a preocupar y ocupar en el seno del club, que han visto como todas las promociones y llamadas al aficionado para que acudan a Montjuïc acaban cayendo en saco roto. Es evidente que el irregular juego del equipo no ayuda a ‘enganchar’ a la gente, así como tampoco las bajas temperaturas que se registran en la montaña de Montjuïc. Los responsables del club son conscientes que la situación se puede agravar en los próximos meses, con las temperaturas bajando y el equipo sin acabar de convencer.

Desde el club se considera que bajar de los 30.000 es una auténtica línea roja. Por ahora, de los tres últimos partidos (Atlético, Girona y Almería), en dos (Atlético y Almería) se han superado por poco los 34.000. Las previsiones, siendo realistas, no son nada halagüeñas...

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