Magunazelaia, el orgullo de Eibar
Arropado por su cuadrilla, el eibartarra volvió a ser una de las piezas más predominantes en Ipurua. Hasta cinco regates y tres pases clave completados.
Ipurua tiene nuevo ídolo: Jon Magunazelaia. El canterano eibartarra, que va a recital por partido, fue nuevamente decisivo en la segunda victoria consecutiva del coliseo azulgrana. Provocó un penalti, sorteó rivales (cinco regates completados), habilitó a compañeros (tres pases clave), generó ventajas, recuperó posesiones y no hizo más porque la caja en el 75’ parecía haberle dicho basta. Al ser sustituido, el respetable le despidió con otra sonora ovación en un homenaje que se extendería por varios minutos. Ya con el partido cerrado, el jugador se acercó hasta la grada donde se encontraba su cuadrilla que, entre cánticos, mostró el orgullo por la hazaña de su incondicional.
Detrás de una pancarta que plasmaba el apoyo a su socio (“Orgullosos de ti, Magu, tu éxito es nuestra felicidad”), un grupo de amigos eibarzales presenciaban la firme victoria de los armeros sobre el Andorra. Desde el mismo sitio donde unas temporadas atrás era el mismo Jon el que lo hacía. A sus 24 años, el atacante ha cumplido el sueño de cualquier niño eibartarra. Ya no solo el de formar parte de la primera plantilla del Eibar, sino que ser uno de los más importantes. Del partido de ayer, sería injusto quedarse con un único nombre, pues muchos azulgranas brillaron cerca de su máximo nivel. Empezando por Jonmi hasta terminar por Javi Martínez.
Ahora bien, no por ello que hay que pasar por alto su partido. En una ubicación de más altura a la que acostumbra jugar junto con un ‘9’ puro al lado, el ‘11’ compartió línea de ataque con Guruzeta. Mientras el perfil zurdo era cosa del ex del Athletic, el derecho era propiedad del jugador con pasado en la Real. Desde ahí, fue capaz de estirar y amenazar al espacio, aunque su acción más trascendental llegó en la fase sin balón. La propuesta atrevida de Ibai Gómez en los primeros metros, chocó frontalmente con la idea impetuosa de San José en los últimos.
Magunazelaia se puso las botas a recuperar balones en último tercio. Uno de ellos, verdaderamente significativo. Cuando el central Yaakobishvili se disponía a recibir un balón en el mismo punto de penalti, la bota de Jon se interpuso en la trayectoria del mismo y el húngaro le derribó con claridad. Acto seguido, Corpas erró en la ejecución, pero solo era el principio de una noche que terminaría siendo redonda para sus intereses. Tan solo le faltó el gol. Como si haría en El Alcoraz, porque, además de aportar en el juego, gracias a su lectura para recibir entre líneas y detectar el espacio libre a utilizar, el mediapunta también aporta en números.
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Actualmente, no hay nadie que pueda desbancar el actual momento de forma del canterano, que ya sobrepasa los 300’ en liga. Ipurua le necesita, así como él necesitaba a Ipurua. Un binomio perfecto que llega en el momento adecuado. Sin hueco a las órdenes de Sergio Francisco, y tras una cesión irregular en Córdoba, ‘Magu’ demandaba un lugar donde asentarse y coger minutos. En Eibar lo ha hecho por ahora y apunta a seguir haciéndolo en los próximos años, de seguir con su progresión. Nada como el calor del hogar para ganar en confianza.
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