Luís Campos, un aniversario decepcionante

El adiós a la Champions League del primer proyecto del París-Saint Germain dirigido por Luís Campos coincide con un aniversario profesional del portugués. Hace un año, en la segunda semana del mes de marzo, la Agencia EFE desvelaba el acuerdo que el afamado ejecutivo había alcanzado con el Celta para ejercer de director deportivo externo. La ilusión que generó entre los aficionados celestes la llegada del arquitecto de exitosos proyectos como el del Mónaco o el Lille se ha ido apagando. Con alguna excepción, como el acierto de apostar por Carlos Carvalhal como recambio de Eduardo Coudet, el balance hasta el momento de la ‘era Campos’ es decepcionante por los siguientes motivos:

Sus fichajes: De los cinco refuerzos que se le asignan al de Esposende, ninguno ha sido la bomba. Dos de ellos, el sueco Williot Swedberg (por quien el Celta desembolsó 5 millones de euros) y el portugués Gonçalo Paciencia, se encuentran entre los jugadores menos utilizados de la plantilla. Entre el aprobado y el suspenso se mueve Jorgen Strand Larsen (12,4 millones de euros), ariete de innegable potencial, pero que sólo ha marcado dos goles en la Liga. El noruego se alterna en la titularidad con el suizo Haris Seferovic, quizás el mejor movimiento de mercado realizado por Campos pese a las críticas que generó su incorporación como cedido a finales de enero. En el lado positivo de la balanza se ha situado en las últimas semanas el estadounidense Luca de la Torre (1,8 millones de euros), centrocampista infrautilizado por Coudet y a quien Carvalhal le está sacando un buen rendimiento.

Sus semifichajes: Este apartado no está relacionado con el rendimiento ofrecido por los fichajes, sino por la aplicación de un método abocado al divorcio. De los jugadores que el pasado verano recalaron en el Celta, cinco quedaron anotados en el casillero de Coudet: Marchesín, Unai Núñez, Mingueza, Óscar Rodríguez y Carles Pérez. Aunque también Campos participó en las negociaciones, su principal valedor fue el Chacho. Esas tiranteces por la confección de la plantilla entre el cuerpo técnico y la dirección deportiva dinamitaron una relación que concluyó a principios de noviembre con el cambio en el banquillo, una decisión tomada por el ejecutivo portugués.

Sin recambio para Iago Aspas: El primer proyecto de Campos vuelve a pender del mismo hilo que los confeccionados por Miñambres y en más de una temporada por Miguel Torrecilla. Si Iago Aspas se lesionara de larga duración, se encenderían las alarmas. En la plantilla no hay ningún jugador capacitado para cubrir la baja del moañés. Una falta de planificación que se ha paliado en cierta manera con el extraordinario rendimiento de Gabri Veiga, una explosión que nadie esperaba, ni el propio jugador.

La venta de Brais Méndez: Uno de los motivos por los que Carlos Mouriño y Antonio Chaves eligieron a Campos como sustituto de Felipe Miñambres fue por su capacidad para lograr grandes ventas. Las arcas del Mónaco y del Lille las había llenado de dinero con el traspaso de jóvenes talentos. Sin embargo, esa habilidad no apareció por ningún lado en el acuerdo sellado con la Real Sociedad por Brais Méndez. El pasado verano los donostiarras firmaron por 14 millones de euros al centrocampista de Mos, un precio que no tardó en demostrarse que fue una ganga.

La gestión del caso Denis: El director deportivo externo no consiguió desenredar el caso Denis Suárez el pasado verano y la continuidad en la plantilla del futbolista vetado por el presidente impidió el fichaje de un refuerzo de nivel para el ataque. El desenlace llegó en el mercado de enero. Campos logró que el club y el jugador se pusieran de acuerdo, pero la resolución del culebrón incluye una buena dosis de riesgo a corto plazo para los intereses del Celta porque Denis ha reforzado al Espanyol, un rival directo por la permanencia.