INTERNACIONA (F)

Lina Yang, la Pirlo del Levante Las Planas

La centrocampista china se medirá a España, país que conoce muy bien. Llegó al Levante Las Planas en este mercado invernal procedente del PSG

Lina Yang (Shangai, 1994) es el timón de China. La medio ha dado el salto a Europa con 28 años y después de toda la vida en el Shangai Shengli. Una jugadora capaz que llevar el peso del partido, una centrocampista total que roba, organiza y encuentra a sus compañeras con facilidad. Cuando llegó a la Selección asiática, allá por 2018, Jia Xiuquan, el entonces seleccionador nacional, dijo de ella que le llamaría Pirlo por su forma de jugar. La china se parece a la leyenda italiana porque, de siempre, ha sido su ídolo. La Pirlo de las Steel Roses, además, juega en España...

Yang siempre ha amado el fútbol. Es su pasión, cueste lo que cueste. Y, el pasado verano, llegó su gran oportunidad después de cuajar una excelente Copa Asiática, donde se proclamó campeona con su selección. El PSG llamó a su puerta y no dudó en dar el salto a Europa. Sin casi minutos en el gigante francés, Lina se ha propuesto destacar en el viejo continente y para ello hay que ir paso a paso. Así que no dudó en aceptar la propuesta de cesión del Levante Las Planas, un recién ascendido, para continuar con su crecimiento. Desde que llegó a Barcelona en enero es una fija. Ha jugado siete partidos, cinco de ellos como titular. “Estoy muy feliz de estar aquí, es un honor jugar en este equipo, es mi segunda vez en la ciudad de Barcelona y estoy muy contenta con mi nuevo equipo”, dijo la asiática al llegar a la Ciudad Condal. Desde allí espera convencer a la nueva seleccionadora, Shui Qingxia, que, de momento, sigue tirando de ella como ya hizo en la Copa Asiática.

La pereza y la superación

La seleccionadora china quiso ‘picar’ a Lina y le dijo que era una perezosa y no quería trabajar dura. Pero la Copa Asiática del pasado año cambió su concepto de la jugadora de Shangai. Hasta su pareja, Lui Chen, confesó que se preocupaba por ella, por la dureza con la que se empleaba en cada partido: “Cada vez que regresa, se lastima todo el cuerpo. Sé que necesita bolsas de hielo para recuperarse después de cada partido. Para ser honesto, son insoportables para ella”.

Los que le conocen dicen que es alegre y despistada. Pero con un sueño: jugar al fútbol. Ha sido su vida y nunca ha desistido. Desde su debut en la máxima categoría de su país destacó, tanto que en 2015 fue la máxima goleadora de la Copa FA de China, y eso que juega de centrocampista. Ese mismo año entró en la prelista para el Mundial, pero se quedó fuera. Quería triunfar con las Steel Roses y siguió trabajando para conseguirlo. En 2018, al fin, se hizo con un sitio en su selección. Fue la jugadora con más partidos de china en la Copa Asiática de aquel año (ganó la plata), pero se quedó sin Mundial un año después. “Me perdí la última Copa del Mundo. Esta vez, debo trabajar duro para compensar mi arrepentimiento y hacer realidad mi sueño”. Sí pudo ir a Tokio a los Juegos Olímpicos y ganar la última Copa Asiática, donde fue una de las piezas clave. Ahora sólo sueña con estar en Australia y Nueva Zelanda el próximo verano

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