Salomón Rondón conquista Yeda

Victoria sufrida de la Vinotinto en el estreno de Batista como seleccionador ante una Arabia Saudí en estado de gracia. Salomón Rondón brilló en una noche estelar con un gol y una asistencia. El jugador de River Plate sigue siendo fundamental para una escuadra que sueña con el Mundial. Los de Renard dominaron en posesión, pero sucumbieron ante una Venezuela guerrillera a la contra.

Arabia Saudí arrancaría desplegando un juego muy vistoso, haciendo gala del gran despliegue de toque que llegó a sorprender a curiosos y extraños durante el Mundial de Qatar. Los de Renard dominaban sin oposición, haciendo ver a Venezuela como si de un equipo pequeño se tratase. Sin embargo, el profesor Batista tendría todo bajo control. Y es que a la Vinotinto no le importaba cuánta posesión llegase a acumular el equipo local, sabiendo que el ríe último ríe mejor.

Venezuela esperaba tranquila en su campo, aguardando la oportunidad para dar el primer zarpazo, toda una táctica guerrillera que a la postre terminaría por dar sus frutos. En una contra magníficamente ejecutada, Salomón Rondón serviría un centro millimétrico para que Josef Martínez batiera a Al Owais casi a placer. En una noche estrellada en Yeda, el nuevo rey de River Plate lograría brillar con luz propia.

En la segunda contra de la Vinotinto, el máximo goleador de la historia del país agrandaría su leyenda con un golazo raso imparable para Al Owais. La fiesta de la Vinotinto tuvo tiempo para celebrar el doblete de Josef Martínez, pero con el VAR de por medio la ilusión duró poco. Una Venezuela con las ideas claras lograba tumbar a la sorpresa del Mundial en 45 minutos.

El segundo acto comenzó con el mismo guion con el que empezó su predecesor. Una Arabia Saudí sin nada que perder comenzó a ahogar desde muy pronto a una sugestiva Vinotinto. Poco a poco el cuadro de Renard fue ganando terreno, viendo como los visitantes concedían muchos más espacios a los laterales para que los extremos cayesen y sacaran zarpazos en forma de centros. Al principio los de Batista resistieron, con un impecable Baroja atrás para ser un seguro de vida.

Venezuela no podía reaccionar ante una Arabia extasiada en busca de un milagro que por poco fructifica. El VAR concedería una vida extra al cuadro de Batista por un potencial penalti en el área de Baroja. Sosa empujaría por atrás a Aldawsari que, dejándose caer de más cual pillo, pediría la pena máxima para acercar el empate. El colegiado no picó en la triquiñuela, recibiendo una senda pitada por parte del Prince Abdullah Al Faisal Stadium. La suerte sonreiría a los locales por primera vez en el choque a quince minutos del final. Un mal despeje de la zaga venezolana, impropio del fútbol de este nivel, propiciaría un golazo de videojuego de Aldawsari, colgando un balón a la escuadra del palo largo de Baroja inalcanzable para él. El drama comenzaba en Yeda.

En los minutos finales una comedia griega se vería en la capital del país del golfo Pérsico. Venezuela tiraría de coraje para intentar matar el encuentro pero entre la pólvora mojada de Torregrossa y la presión incesante que recibió Rondón, tras una primera parte impecable, propiciaría un aluvión de jugadas a la contra a favor del cuadro de Renard. Una vez tras otra, Baroja despejaría los tiros de la punta saudí. Una palomita por aquí, un manotazo por allá… el arquero se ganaría el sueldo en Yeda. Venezuela arranca una nueva etapa con una victoria que llena de orgullo a un pueblo que ya sueña con el Mundial de 2026. Batista aún tiene trabajo por hacer.