Paliza para el recuerdo del Toulouse en la final de la Copa

El Toulouse, dirigido por Philippe Montanier, exentrenador de la Real Sociedad, le infligió una paliza histórica, por 5-1 al Nantes, defensor del título, en la final de la Copa de Francia. Fue seguramente la final más desigualada que jamás se recuerde, el partido con menos tensión de la historia del torneo con más antigüedad del fútbol francés. El Toulouse, que hace un año estaba en Ligue 2, salió coronado como el justo campeón de la Copa, su segundo título si consideramos que se fundó en 1930 y no 1970 como establece su página web.

A la media hora ya ganaban los Violetas por 4-0. Toda la polémica social y política que se había generado en la previa del encuentro por la reforma de las jubilaciones de Emmanuel Macron se transformó en una fiesta del Toulouse, que no tuvo piedad de un Nantes que no hizo acto de presencia en el campo. En el minuto 10, dos jugadas a balón parado botadas por Van den Boomen, excelente mediocentro que acaba contrato en junio, fueron materializadas por Logan Costa. Después, casi sin pestañear, llegó el doblete de Dallinga. El partido se había acabado en prácticamente media hora. Los aficionados del Nantes, incrédulos, protestaron contra Kita, el dueño del club que ha destrozado su idiosincrasia con una gestión para olvidar. Y ahora llega el posible descenso a segunda.

Fue tal la superioridad, el aplastamiento y el destrozo del Toulouse que no hubo fuerzas para pitar a Macron, refugiado en el palco para evitar protestas en el minuto 49, el escogido para dedicarle abucheos al presidente de la República. En lo deportivo, el Nantes marcó el gol de la honra, firmado por Blas de penalti, pero era la noche del Toulouse, que consumó la manita con un buen gol de Aboukhlal e inmortalizó una final que entrará en la historia como una de las más desequilibradas de toda la Copa de Francia y que condena al Nantes a un pozo prácticamente sin fondo en este final de temporada.