Lopetegui ilumina al Madrid

Distinto entrenador, mismo Chelsea. O incluso peor. Los Blues cayeron ante el Aston Villa, y Graham Potter fue destituido. Bruno Saltor se haría cargo del equipo ante el Liverpool. Ante los Reds, empataron, y el club nombraría a Frank Lampard como interino hasta el final de temporada. Pero el inglés no hace milagros y, ante el Wolverhampton de Julen Lopetegui, el Chelsea volvió a la senda de la derrota. Otra más. Esta, ‘culpa’ de un golazo descomunal de Matheus Nunes.

Al igual que ya ocurriera en la previa de los octavos de final de la Champions League con el Liverpool, el técnico español supera al futuro rival del conjunto blanco en la Premier League. Europa es otra cosa, y es el equipo ahora dirigido por Frank Lampard el que menos tiene que perder en la eliminatoria ante el Real Madrid. Pero lo cierto es que, con esta versión del Chelsea, los de Carlo Ancelotti pueden ser más que optimistas.

Los Wolves, que empezaron la jornada a tan solo un punto de los puestos de descenso, abren una importante ventaja con la zona de abajo. Más si cabe viendo la escasa diferencia de puntos que hay entre los últimos nueve clasificados. A costa de un Chelsea en caída libre, el equipo de Julen Lopetegui se sitúa como 12º clasificado, un puesto por debajo del conjunto londinense, y cuatro puntos por encima del 18º. Un Chelsea que está más cerca del colista (a 16 puntos) que del 4º puesto (17).

Un misil imposible para Kepa

Frank Lampard estrenaba su segunda andadura en el conjunto Blue con una modificación en el esquema y varias rotaciones en el once. La vuelta a la defensa de cuatro, con Marc Cucurella como lateral izquierdo en lugar de Ben Chilwell, llegó de la mano de las titularidades de Conor Gallagher y Raheem Sterling. Una disposición que desplazaba a João Félix hacia la banda izquierda, donde se le vio demasiado encorsetado durante los primeros compases de encuentro.

Los Wolves, que pusieron a prueba la defensa visitante en el balón parado aunque sin demasiada fortuna, con siete saques de esquina en media hora, habían mostrado, sin llegar a ser brillantes, una mejor versión que los pupilos de Frank Lampard a la salida de vestuarios. Una actuación suficiente como para estrenar el marcador.

La reacción de Matheus Cunha tras el gol de Matheus Nunes fue la reacción de todos. El delantero de los Wolves se llevó las manos a la cabeza cuando vio cómo el zapatazo desde la esquina del área del internacional portugués entraba cual misil en la portería de Kepa Arrizabalaga. Un disparo imposible para el guardameta español. Un golazo que permitía a los pupilos de Julen Lopetegui establecer el 1-0 en el Molineux Stadium.

El tanto local dejó al Chelsea tocado. ‘Grogui’. Tanto que un triple error de la defensa Blue a punto estuvo de costarle el segundo gol en contra en cinco minutos, si no fuera porque Kepa Arrizabalaga se impuso a Diego Costa en el mano a mano. El equipo de Frank Lampard, insulso y poco expeditivo en ataque, vio pasar los primeros 45 minutos sin pena ni gloria, con tan solo un disparo a portería en su haber.

El Madrid se frota las manos

La movilidad en el frente de ataque de los Blues era mínima. Los pupilos de Frank Lampard, tan pasivos como erráticos, tenían todavía la cabeza en la primera mitad. Y es que, desde la salida de Graham Potter del banquillo local de Stamford Bridge, el Chelsea ha involucionado. Antes los londinenses generaban mucho y fallaban aún más, pero frente a los Wolves se vio una versión inocua de los Blues.

Fruto de la escasa productividad ofensiva del tridente titular en el Molineux Stadium, el técnico inglés dio la alternativa a otro tres atacantes. Casi un mes y medio después de su último partido con el Chelsea, Pierre-Emerick Aubameyang volvió a enfundarse la camiseta de los Blues. Frank Lampard dio entrada al delantero gabonés junto con Christian Pulisic y Mykhailo Mudryk en el tramo final del segundo tiempo.

Con 1-0 en contra y la necesidad de lanzarse al ataque, la escasez de ideas seguía siendo la misma por parte del cuadro londinense. A pesar de que el balón era de los visitantes, los pupilos de Julen Lopetegui estaban cómodos. Los minutos pasaban y la capacidad de reacción del Chelsea fue acorde a su fútbol ofensivo: nulos. Un Chelsea tan pobre en lo futbolístico como apacible en lo anímico se encaminaba hacia su cuarto partido consecutivo sin conocer la derrota, hasta que lo certificó. El realizado en el primer triunfo sería el único disparo a portería del Chelsea en todo el encuentro.