Liverpool y Chelsea decepcionan

Fiel reflejo de la temporada que protagonizan ambos equipos. Frustrante y descorazonadora. Ofreciendo argumentos sólidos para entender cómo los aspirantes a todo de las últimas campañas están anclados en la mitad de tabla. Con el fango hasta las rodillas, y hundiéndose por momentos. Las dudas acechan tanto a Jürgen Klopp como Graham Potter, que vieron cómo sus discípulos ofrecieron un espectáculo digno de un patio de colegio. Todo el mundo correteando por todas partes. Sin organización. Sin sentido.

El choque se presentaba como la opción de cualquiera de los dos de dar un puñetazo sobre la mesa, de tirar de orgullo y empezar su escalada por la clasificación hasta los puestos europeos. El golpe se vio reducido a una gentil caricia sobre el tablero. Sin personalidad, sin creatividad, sin imaginación. Poco riesgo y mucho miedo al error. Y a pesar de ello, hubo unos cuantos. Durante los 90 minutos se sucedieron los envíos a tierra de nadie y los disparos bloqueados. Más pases atrás que hacia adelante. Despejar y volver a empezar. Solo la incógnita que ofrecía el resultado inicial daba pie a que hubiera un mínimo de emoción. Especialmente en los minutos finales cuando ambos equipos decidieron dar un paso adelante… aunque sin demasiada convicción.

Kai Havertz abrió el marcador en el tercer minuto de juego, pero lo hizo en posición adelantada. Le llegó un rechace después de que Thiago Silva rematase un córner libre de marca. Fuera de juego. No valió. Mandó el Chelsea durante gran parte del partido, encontrando sus mejores opciones en acciones a balón parado. Cada córner, cada falta cerca del área y cada centro fue un quebradero de cabeza para el Liverpool. Alisson tuvo que intervenir en el primer tiempo para evitar el gol de Benoit Badiashile. Los locales trataron de revertir la situación tras el descanso. Suyos fueron los primeros minutos de la reanudación, aunque jamás pusieron en aprietos a Kepa Arrizabalaga. Mykhailo Mudryk entró antes de la hora de juego para dar un halo de ilusión y optimismo a su afición. Pudo marcar el gol de la victoria tras una buena acción individual en el área en el minuto 64, pero estrelló el esférico contra el lateral de la red.