Huijsen, la salida del Madrid
La pericia con el balón del central ofrece una claridad notable al Madrid en la construcción del juego. Es el ‘Kroos’ de la defensa.
A falta de Kroos, al que todavía no ha olvidado el Madrid, bueno puede ser Huijsen. Así se intuye tras tres partidos del Mundial de Clubes donde el central ha dejado una impresión extraordinaria. El internacional español ha asumido la iniciación del juego blanco y ha demostrado una habilidad creativa que da sentido a su equipo. “Es un pilar muy importante”, resumió Xabi Alonso tras la victoria ante el Salzburgo, donde los suyos se acercaron seguramente mucho en el primer tiempo a lo que quiere el técnico. Esa defensa de tres centrales explotó las virtudes de un talento generacional como Huijsen, que ya había acreditado en el Bournemouth y en la Selección una serie de cualidades que disparan su proyección hasta cotas insospechadas.
Sobre estas premisas, Xabi Alonso se ha entregado a su figura en los primeros pases. Y el equipo blanco ha adquirido una clarividencia que había perdido en la última etapa de Ancelotti. Huijsen interviene más que nadie en el Madrid —277 toques en el torneo, solo por detrás de Vitinha (PSG, 417), Achraf (PSG, 331), Kimmich (Bayern, 305), Barella (Inter, 299) y Pacho (PSG, 282)—, supera líneas desde la entrega y la conducción y maneja los dos pies al ser ambidiestro. Es la salida del Madrid.
La búsqueda del mediocentro
Huijsen tiene un manual de pases muy amplio, pero siempre atiende a los ofrecimientos del centrocampista. Al poder perfilarse por ambas piernas, se le facilita la tarea y es capaz de encontrar la referencia en la medular. Pasó con Valverde ante Al Hilal —siete pases—, con Bellingham cuando la cosa pintaba fea frente a Pachuca —12 pases— y también con el uruguayo y Güler contra el Salzburgo —diez pases a cada uno—.
El Madrid pretende estirarse a partir de su lado y la línea de tres puede simplificar las cosas al estar obligados los contrarios a tomar más riesgos en caso de que quieran plantear una presión adelantada. Huijsen suma 200 pases en el torneo mundialista, una cifra prácticamente idéntica a la de su ídolo Sergio Ramos (202).
Conducción y ruptura de líneas
El traslado de balón es una virtud contrastada en el libro de estilo de Huijsen. A todo el mundo le impresiona su naturalidad para superar líneas desde la conducción bajo unas maneras muy singulares con una carrera elegante y la cabeza erguida. En el Mundial, promedia 15 conducciones por partido de una distancia media próxima a los 11 metros. Y varias de estas jugadas han acabado en ocasiones de gol del Real Madrid. Hay un dato que asoma como definitorio: Huijsen ha roto hasta en 75 ocasiones las líneas del rival, el doble que cualquier otro jugador blanco.
Es un central que sale de la cueva sin miedo y que desacopla tácticamente a sus rivales. No se proyecta por proyectarse, sino que advierte siempre dónde está el compañero para conectar con él. Es cierto que quizá, en algún momento, se la juega en exceso con algún regate casi como último hombre. Pero si lo hace no es por un aire de suficiencia; es más bien que se conoce perfectamente a sí mismo.
Desplazamiento en largo
En el desempeño de Huijsen también destaca el alcance de sus pases. Se maneja con total solvencia en los envíos en largo y al espacio, un talento del que se sirve Vinicius con sus desmarques en profundidad. La calidad de Huijsen en este registro no causa extrañeza y viene avalada ya de su paso por el Bournemouth —128 envíos en largo buenos— o en la Selección, donde los cambios de orientación a Lamine han sido una constante en los cuatro partidos que ha disputado.
La anticipación para desatar la transición
Respecto a su ejercicio sin el balón, Huijsen también se ha confirmado como un central especialista en equipos que buscan apretar con intensidad en campo contrario. Se vio a la perfección frente al Salzburgo, donde el dibujo de tres centrales sentó de maravilla al Madrid. El internacional español se prodigó en las anticipaciones en la medular para ayudar a su equipo a recuperar pronto tras la pérdida y a articular el contraataque. El 0-2 de Valverde vino precedido de un corte de Huijsen, imponente también en este aspecto del juego.
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