Xabi saca el bisturí
Después de un inicio delicado, con la roja a Asencio, el entrenador intervino para ajustar al bloque y acertó. Todas sus decisiones mejoraron al Madrid.


Durante un momento, el Madrid se vio con el agua al cuello. El decepcionante empate frente a Al Hilal en el estreno (1-1) y la temprana expulsión de Asencio contra Pachuca pusieron al equipo blanco en una situación comprometida. En un proyecto en construcción, perder hubiera supuesto un golpe de extrema gravedad.
En el inicio frente a Pachuca, la presión vacilaba, la grietas entre líneas eran evidentes y el bloque estaba descompensado. Entonces, Xabi intervino en la pausa de hidratación para reorganizar la estructura y cambiar por completo el guion del partido.
El 1-4-4-1 junto y ordenado
La primera decisión importante fue ajustar al Madrid bajo un sistema de 1-4-4-1. Valverde pasó al centro del campo con Bellingham, Güler giró a la derecha —con total libertad en la fase ofensiva para meterse por dentro y sacar partido a su criterio y creatividad—, Gonzalo se desplazó a la izquierda y Vinicius quedó como referencia.

Fue un movimiento acertado, porque el canterano ofreció un despliegue defensivo mayor, además de acreditar su notable entendimiento del juego con sus dejadas en los goles de Bellingham y Güler. Asimismo, Xabi quiso aprovechar la movilidad del brasileño por todo el frente de ataque. El dinamismo de Vinicius con las rupturas y las caídas a banda abrió continuos espacios al resto de compañeros. Una cifra emerge como símbolo: 74 ofrecimientos sin el balón. Y alcanzó una velocidad punta de 34,6 km/h.
La salida pasa por Huijsen

Dos partidos han servido al internacional español para refrendar que es un central que puede ejercer de arquitecto desde una posición tan retrasada. A falta de cerebro en el medio, está él. Xabi estableció que la salida debía proyectarse a través de Huijsen, que dio un recital en la asociación y en la conducción. Protagonizó 97 intervenciones, el dato más alto del partido, y rompió hasta en 31 ocasiones las líneas de Pachuca, el doble que cualquier otro jugador. Para muestra, el traslado que hizo y la entrega a la espalda para conectar con Vinicius en el gol de Valverde.
Defenderse con el balón
Ni con el resultado a favor, coyuntura que a veces a los entrenadores traiciona, Xabi se quedó quieto. En el descanso dio entrada a Brahim por Gonzalo para ganar en posesión de balón. El mediapunta respondió, con un 95,8% de efectividad en el pase y la asistencia a Valverde. El uruguayo estuvo, una vez más, a otro nivel y se vació: 10,9 kilómetros recorridos y 51 esprints realizados.

Pero la apuesta más trascendental de Xabi fue sacar a Modric y Ceballos por Güler y Bellingham para juntar al equipo alrededor de su criterio. Ambos desactivaron al Pachuca con posesiones largas y cuidadas. Se intercambiaron 22 pases y sumaron 92 intervenciones entre ambos en apenas poco más de 30 minutos de juego. Al final, el Madrid acabó con un porcentaje de posesión del 65% y una victoria que no se hubiera producido sin los retoques tácticos de Xabi Alonso.
Los datos del partido

El Madrid hizo suyo el balón y lució pegada para despachar a Pachuca. Con el mismo número de remates, generó más peligro y afinó hasta en tres ocasiones.
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