Examen intensivo a Gündogan
Esta es la historia del fichaje de Gündogan por el Barcelona, que no se cristalizó hasta superar una intensiva revisión médica.
lkay Gündogan vivió un miércoles muy ajetreado en Múnich la semana pasada. Al mediodía aterrizaba el director deportivo del FC Barcelona, Mateu Alemany, en la capital bávara con la intención de cerrar su fichaje por la entidad blaugrana. Una reunión, con comida incluida, con el agente de Ilkay y el propio jugador, que se alargó casi cinco horas, acabó en un acuerdo por tres temporadas.
Pero para acabar de oficializar, al menos de puertas para adentro, esta rúbrica faltaba un paso muy importante: una revisión médica ‘express’. No siempre es necesario este tipo de pruebas en los acuerdos preliminares, pero en el caso de Gündogan se consideró una condición ‘sine qua non’.
¿Por qué? Pues porque el ex capitán del City, a lo largo de su carrera, ha vivido dos episodios traumáticos que le dejaron a las puertas de una retirada: una gravísima lesión en la espalda y una rotura de cruzados en la rodilla derecha.
De la primera han pasado ya casi diez años: Ilkay estaba jugando en el Borussia de Dortmund. Durante un amistoso con su selección en agosto de 2013, el centrocampista notó una molestia en el nervio de la columna vertebral. Lo que parecía algo trivial, acabó complicándose de tal manera, que tuvo que pasar por el quirófano y acabó estando 422 días de baja. Además, durante la recuperación, los médicos le llegaron a plantear la posibilidad de no volver a jugar. Afortunadamente, Gündogan demostró una fuerza de voluntad irreductible, y apoyado por el entonces entrenador, Jürgen Klopp, volvió a los terrenos de juego más fuerte que nunca.
Cuatro años más tarde, el alemán sufrió una rotura total del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, poniéndose en manos del cirujano Ramon Cugat, que le llevó a Barcelona a operarse –cobra sentido sus declaraciones estas últimas semanas que Barcelona era una ciudad bonita pero que le traía malos recuerdos–, y de la que necesitó diez meses para volver a los terrenos de juego.
Las pruebas a las que se sometió dejaron muy claro que estas lesiones son ya pasado, aunque evidentemente habrá que realizar un trabajo de prevención.