Enfado..., y reflexión
José Alberto llevaba varias semanas intentando convencernos de que, viendo dos o tres veces repetido el partido, podía demostrarnos que el Racing había jugado mejor de lo que nos había parecido a la mayoría. Y mejor de lo que reflejaba el marcador. Como lo de adjetivar es puramente arbitrario, como lo de poner los ases a los jugadores en las crónicas, y cada uno podemos defender nuestras opiniones, no hay nada que discutir. A mí me parece que el juego del Racing va a peor y que los resultados no están llegando por eso, y al míster, hasta El Plantío, le parecía lo contrario, que no nos gustaba el fútbol del equipo porque como acababa perdiendo, o empatando a última hora, construíamos nuestra opinión, aficionados y periodistas, desde la frustración de racinguista cabreado. Nunca se sabrá quién llevaba la razón, ni importa lo más mínimo, esto es el fútbol. Lo que sí importa es que después de la derrota en Burgos el míster se reconoció enfadado porque el Racing había tirado la mitad del primer tiempo y la mitad del segundo. De acuerdo (aunque a mí se me hizo más largo el apagón, como media hora en cada parte). Ahora toca, le toca, a él, a José Alberto, tomar decisiones. Lo hizo cuando llegó, fue valiente y tuvo premio, ahora, cuando el fútbol del equipo ha gripado, tiene que volver a remangarse.
La decepción del descanso
El Racing, creo que eso es evidente, empezó mejor que el Burgos y no se vino abajo por el fallo del penalti (que ya está bien, cuatro errores de seis lanzamientos, cada uno pudiera haber supuesto un punto, cuando una estadística razonable sería haber marcado cuatro o cinco de los seis), porque siguió mandando en el juego durante un cuarto de hora más. El cambio de la dinámica del partido no fue anímico, fue falta de fútbol. Cuando tus pivotes pierden un balón tras otro, cuando tus laterales no te dan salida, cuando tus trescuartistas parecen despistados, los tres jugando en una posición distinta a la que venían ocupando y tendían a apilarse el uno sobre los otros, y el delantero ni está ni se le espera, lo raro hubiera sido no irse perdiendo al descanso. Y lo raro fue que José Alberto no hicera dos o tres cambios en el vestuario. En la SER, que nunca nos ponemos de acuerdo para casi nada hablando de fútbol, eramos cuatro en ‘Carrusel Deportivo Cantabria’ y los cuatro coincidíamos que era urgente meter a Unai Medina, a Juergen y a Yeray. No salió ninguno de mano, pero tan evidente era que el propio míster puso a esos tres a calentar a los cinco minutos. Tardó luego otros 10′ en hacer el primer relevo. Se equivocó. En los minutos que tuvo de más Baturina, en los que tuvo Aldasoro (o Íñigo, que los dos eran carne de cambio), en los de Sangalli y en los que tuvo Dani Fernández, que sorprendentemente acabó su peor partido con la camiseta del Racing. Aunque no fue el caso de Yeray, que no sumó, los otros cambios mejoraron al equipo. Tarde. No sé qué habrá visto el entrenador después de la segunda y tercera revisión que, obviamente, debe hacer para reflexionar junto con sus futbolistas, pero es hora de que vuelva a mover el árbol. ¡Trata de arrancarlo, José Alberto!
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