El reseteo de Sergio Pellicer

Sergio Pellicer pasó por una de sus semanas más complicadas desde que llegó al banquillo del Málaga el 14-1-2020 (ha estado en dos etapas). El equipo afrontaba la visita del Deportivo, líder, tras una racha ‘horribilis’ de cuatro derrotas consecutivas. El técnico estaba cuestionado. Una derrota hubiera podido traer consecuencias.

“El club no me ha dicho nada. No hace falta que me lo diga”. Esta fue su respuesta cuando se le preguntó si había recibido algún tipo de mensaje por parte de la entidad sobre posibles malas consecuencias en caso de no sacar adelante tan comprometido compromiso.

En realidad, hace tiempo que los clubes no dan un ultimátum a los entrenadores conminándoles a sumar los tres puntos so pena de ser destituidos. El proceso en épocas de crisis es siempre el mismo. Primero, se transmite confianza hacia al técnico. Si la mala racha persiste, pasamos a la fase de transmitir tranquilidad, que el claro síntoma de que no la hay. Y después, la ratificación, sinónimo de ultimátum y antesala del despido. Pellicer barruntaba que se encontraba en este último tramo

“Lo que hay que hacer en estas situaciones es un reseteo, mandar a la papelera de reciclaje todas las cosas negativas y aquellas que no podamos controlar y que no nos ayudan. Y focalizarnos en lo inmediato”. Este fue el mensaje de Pellicer, consciente que se encontraba ante un match-ball. El preparador sostiene que cuenta con la confianza de Loren Juarros, el director deportivo.

Puerta grande o enfermería

El Málaga afrontaba este duelo trascendente nada menos que con nueve ausencias por lesión o sanción. Cuando se dio a conocer la alineación inicial, quien más quien menos se echó las manos a la cabeza. Primera titular para Rafita, otro canterano, en el lateral derecho para frenar nada menos que a Yeremay. Y arriesgada titularidad para Joaquín Muñoz, recién salido de una lesión. Se recordaba que sucedió algo parecido con Adrián Niño, que fue alineado pese a tener reciente un esguince de tobillo. Y se resintió.

Pero, como diría Anibal Smith en ‘El equipo A’ a Pellicer le encanta que los planes le salgan bien. La foto inicial ofrecía una alineación con siete canteranos y sin extranjeros (el Málaga solo tiene dos jugadores nacidos fuera de España, Moussa y Brasanac). El equipo respondió de manera excepcional.

Con la tranquilidad que daba Alfonso Herrero, el equipo cogió impulso. Rafita contribuyó en la desactivación de extremo canario (para muchos, el mejor jugador de la categoría), con la ayuda de Murillo y David Larrubia. Por su parte Joaquín estuvo sublime mientras le duró el fuelle. Fue un dolor de muelas para Loureiro, que no le pudo parar en los minutos que estuvo sobre la pista.

El técnico malaguista salvó este match-ball. Pero es consciente de que habrá más y que volverá a ser señalado si el equipo pierde en Leganés y una concatenación de resultados le devuelve a los puestos de descenso. Habría entonces set-ball ante el Andorra o match-ball en Castellón. Pellicer tiene claro que la victoria ante los de Antonio Hidalgo es un punto seguido, pero aún queda camino para el punto y aparte.

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