“En el Madrid nos han enseñado siempre que es hasta el final...”

Fede Valverde, 24 años, lleva el dorsal número 15 a la espalda. No hace falta explicar que el infatigable box to box uruguayo lleva toda la Champions compartiendo bromas con sus compañeros de vestuario sobre lo especial que sería conquistar de nuevo este año la Orejona, haciendo honor al número que luce en su camiseta desde que debutase de blanco en el primer equipo en la temporada 2018-19. Valverde ya fue uno de los héroes de la 14 con aquella galopada en Saint-Denis, que culminó con la asistencia que permitió a Vinicius meter el gol que permitió levantar la Champions más épica y meritoria de la historia de esta competición. Por eso, Valverde es uno de los hombres que mejor representa ese espíritu de lucha que será necesario el próximo miércoles en el Etihad para consumar el soñado pase a la final de Estambul (10 de junio). El charrúa lo tiene claro: “Jugar la Champions es especial porque es la competición del Real Madrid. Siempre es diferente a cualquier otro partido. Se mueve otra vibra, otra energía, parece todo como si fuera un sueño único”.

Valverde confiesa a AS lo que significa la Champions para los jugadores que lucen la camiseta más laureada de la historia del fútbol: “Es la competición que todo futbolista que está en un club europeo sueña con ganar. Y seguro que para los aficionados no hay nada más bonito que ver a tu equipo ganar esta competición porque es la más importante a nivel de clubes. Por eso creo que se une todo en una misma noche de Champions”. Eso obliga a afrontar qué pasará en esa noche del Etihad, fijada para el 17 de mayo, en la que solo quedan dos opciones como dirían los taurinos: Puerta grande o Enfermería. Valverde, que no se arruga jamás sea cual sea la calidad del rival, evidencia un optimismo basado en el ADN del Madrid a pesar del inquietante 1-1 de la ida del Bernabéu: “En el Madrid nos han enseñado siempre que es HASTA EL FINAL, así que quedan 90 minutos”.

Fede ha mejorado mucho sus prestaciones en las últimas semanas. Empezó la temporada como una moto, acumulando 10 goles y 4 asistencias en el primer tercio del curso, siendo en ese momento el tercer goleador del equipo tras Benzema y Vinicius. Ancelotti llegó a jugarse una apuesta con él en verano, amenazando, entre bromas, con dejar de ser entrenador si no lograba que Valverde llegase a esos 10 goles a lo largo de la temporada (ahora lleva 12 y 6, respectivamente). Fede cumplió con creces, pero un problema personal en el mes de enero (su mujer tuvo un inicio de embarazo muy complicado que hizo temer por la vida del bebé) le provocó un lógico bajón anímico que le afectó en el terreno de juego. Tiempo después pasó el incidente con Álex Baena en el párking del Bernabéu y una polvareda que le afectó mucho, al ser un jugador que jamás había tenido problemas con nadie en la profesión.

Ahora ya está muy recuperado, emocional y futbolísticamente, y vuelve a acercarse a sus máximos. Cuando vuelve a salir la posibilidad de eliminar al City y soñar con la 15 vuelve la mística de su dorsal, que él tiene presente: “Que sea la número 15 no es tan especial, lo que sí sería especial es ganar otra Champions con el Madrid y justo que sea con el número que llevo en mi camiseta. Cuando llegué aquí era de los números que quedaban libres y como tampoco soy muy fan de determinados números disfruté desde el primer día que me la dieron. Esta camiseta y este dorsal los voy a cuidar muchísimo con todo el respeto y la responsabilidad que conlleva tener un lugar en una plantilla tan increíble como es la del Real Madrid”. Aunque tenga solo 24 años, el trayecto del Halcón en el Bernabéu sigue creciendo. Si este sábado dispone de minutos ante el Getafe, será su partido número 200 de blanco. Y si lo reserva Ancelotti ante los de Bordalás cumpliría esa efeméride numérica tan especial en el Etihad el próximo miércoles. El día de la verdad.