Bjelica, del ‘Queso Mecánico’ a encontrarse al Madrid tras 27 años

“Hola unioners, soy Nenad Bjelica y me alegro de estar aquí con vosotros. Un abrazo a todos”. En perfecto castellano, el nuevo técnico del Union Berlin mandó un afectuoso saludo a la comunidad hispana de Die Eisernen. Un Bjelica que llegó, vio y venció, rompiendo la mala dinámica de 15 partidos sin conocer la victoria con un solvente triunfo ante el Gladbach (3-1). Un Bjelica que debe ese manejo del idioma a su pasado. De la guerra de los Balcanes a estrella del ‘Queso Mecánico’ de Benito Floro y ahora, a sentarse en el banquillo contra el Real Madrid en Champions League.

Bjelica nació hace 52 años en Osijek, antigua Yugoslavia y ahora Croacia. Hijo de un matrimonio mixto, de padre montenegrino y madre croata, el fútbol fue su escapatoria, como bien relata en ‘Refugiados en el balón’, podcast de la Cadena SER. La guerra de los Balcanes estalló en 1991, cuando un joven Nenad comenzaba a despuntar en su ciudad natal. Poco antes había sido llamado a filas para hacer la mili. Aparcó el balón durante un tiempo y cuando el conflicto se desató, Osijek se convirtió en una de las zonas más peligrosas. Prácticamente un año conviviendo con explosiones y ataque, alternando el sótano de casa con salidas para seguir buscando un salvoconducto a través del fútbol. Y en el 92, llegó la oportunidad.

Terminaría en Albacete, pero antes es el Atleti de Jesús Gil el protagonista de la historia. “Me llamó el Albacete antes de ir a España, pero ya tenía apalabrada una prueba de diez días con el Atlético de Madrid. Jugamos un torneo amistoso, metí tres goles en un partido, pero había límite de extranjeros y estaban Schuster, Futre y Luis García, un mexicano. Llegó a haber negociación, pero no se concretó nada”, explica en el podcast el propio Nenad. El interés del Alba no remitió y así, en ese mismo 1992, terminó en La Mancha. Los dos primeros años no conectó con sus técnicos, pero la llegada de Benito Floro, cuando tenía apalabrada su rescisión, lo cambió todo. Bjelica, centrocampista llegador y goleador, se convertía en estrella de uno de los equipos revelación de los 90. En la 95-96 llegó a marcar 13 tantos y ello hizo que el Betis se lanzase a por su fichaje.

Como verdiblanco no tuvo tanto éxito, pero uno de sus tantos quedó grabado en los libros de polémica de la época. En ida de semis de la Copa del Rey del 97, Bjelica marcó un gol al Celta, el 1-0 que ponía de cara el pase a la final. Pero no fue el qué, sino el cómo. Un jugador celeste estaba en césped y el equipo vigués echó el balón fuera. Entre Alfonso y Nenad no lo devolvieron y el esférico terminó dentro de la portería. En la vuelta hubo empate (1-1) y el Betis acabaría perdiendo la final contra el Barça.

Y al fin, la selección

Después vendría una aventura en Las Palmas y vuelta al Osijek, donde recibía el premio a mejor jugador croata del año y se colocaba muy cerca de su sueño: la selección. Y en 2001, antes de cumplir los 30, debutó. “Nunca fui muy amado por los seleccionadores. Con mucho esfuerzo, al final de mi carrera lo conseguí”, recuerda. En total fueron nueve internacionalidades, la última en la Eurocopa de 2004. Retirada a medias ese año para hacerlo definitivamente en 2008, cuando en 2007 ya habría comenzado su vida en los banquillos.

Goles de Luis Enrique y Raúl

Austria (Kärnten, Lustenau 07, WAC St. Andrä y Austria Viena), Italia (Spezia Calcio), Polonia (Lech Poznan), Croacia (Dinamo Zagreb y Osijek), Turquía (Trabzonspor)y ahora Alemania. Y la Champions, con el Union Berlin, donde se enfrentará de nuevo al Real Madrid 27 años después. Tras haberlo hecho en tres ocasiones como futbolista con la elástica del Albacete, la última en marzo del 96 (triunfo blanco por 2-0; goles de Luis Enrique y Raúl). Una vida marcada por la guerra, con el fútbol como válvula de escape.

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