Carcedo respira y mete en apuros a Ramis

Juan Carlos Carracedo respira y mete en problemas al Tenerife de Ramis quien escuchó ayer los primeros pitos. El ex tinerfeñista Vada fue el héroe del Real Zaragoza.

Pablo Larrea fue la única novedad en el once insular, mientras que hasta cinco modificaciones metió Carcedo en su equipo inicial destacando la vuelta para el ataque de Mollejo, Vada y Giuliano Simeone. Así las cosas, a los 15 segundos, el Tenerife pisó el área rival, pero Enric no pudo controlar el balón. Y minutos después, el mismo delantero cabeceó alto (4′).

Petrovic se incrustó entre los centrales aragoneses para vigilar a Gallego en un duelo de corpulentos. El partido tenía intensidad, pero también muchas imprecisiones. Un pelotazo largo de Nacho generó el primer ‘Uhhh’ del graderío cuando Iván Romero estrelló su remató en el costado de la red tras una mala salida de Cristian (13′).

El primer aviso de los visitantes lo dio Mollejo quien se encontró un balón suelto en el área pequeña, pero el toledano disparó desviado (18′). Cerca estuvo el Tenerife del 1-0 -lo evitó Cristian-, pero en la siguiente acción, Vada aprovechó un centro de Larrazabal para abrir el marcador.

Aunque pareció reaccionar el elenco canario, el Zaragoza, lleno de confianza, le quitó el balón y se adueñó del juego lo que provocó los primeros pitos de los aficionados. Y cuando los tinerfeños amagaban con nivelar, se encontraban con el seguro portero argentino.

Tras el descanso, Simeone se pegó un carrerón a la contra, aunque ningún compañero le acompañó para darle un susto a Soriano (49′). Entonces, el partido se volvió loco: Cristian evitó el empate a disparo de Mo Dauda, Sipcic casi anota un gol en propia puerta y luego Iván Romero no pudo con el arquero aragonés.

Volvió la calma y con ella, el dominio visitante que empezaba a desquiciar al público. Soriano apareció, con un paradón, para evitar el 0-2 en el peor momento de los pupilos de Ramis. Eso se confirmó cuando Vada se metió entre sus rivales y al entrar al área, estableció su segundo gol.

De allí al final, el Tenerife movió su banquillo tratando de conseguir la heroica, pero careció de ideas y, lo más importante, de fútbol.