LEGANÉS

Arnáiz, entre el brillo y el inconformismo extremo

Suma actuaciones estelares, pero deja claro su malestar cuando es cambiado, como ante el Espanyol. Es el pepinero más sustituido este curso y su media de minutos es 69.

JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Últimamente todo es extremo en José Arnaiz, ratificada estrella de un Leganés en el que protagoniza momentos determinantes de brillo intenso, pero también gestos llamativos que han provocado debate al sur de la capital. El jueves ante el Espanyol el talaverano marcó su tercer gol de la temporada. Y como los anteriores, no fue un gol, sino un golazo. Los primeros mostraron más violencia que técnica. Éste repartió los méritos a la inversa en un eslalon entre cuatro pericos que combinó velocidad, regate y precisión. Lo celebró con la misma rabia con la que, en el minuto 70, protestó su cambio. Rumbo al banquillo de la grada, detrás de la portería, se quitó las vendas de la mano tirándolas al suelo en un gesto de desaire que claramente mostraba su desaprobación en el cambio.

“Yo he sido futbolista gracias a Dios muchos años. A mí no me gustaba que me cambiasen…ahora… los gestos de desaprobación… (...) Cuando un jugador no quiere ser sustituido por que se siente a gusto, porque se siente bien… Bienvenido sea. Ahora, ¿que es contraproducente contra el otro compañero? Seguramente sí. Otros compañeros que también tiene todo el derecho de participar”, replicó Martí en sala de prensa a propósito de lo mostrado por Arnáiz y también por el gesto torcido de Sabin Merino, al que tampoco le gustó el cambio en el mismo minuto. Sustituciones que, por cierto, bien podrían ir encaminadas a protegerles y darles descanso ante el duelo de mañana.

El más sustituido y una media de 69 minutos por partido

Sea como fuere, el gesto de Arnáiz denotaba más rabia por querer seguir armándola que por sentirse menospreciado por Martí. El técnico mallorquín lo ve como un fijo y lo demuestra con sus alineaciones constantes. Es el sexto jugador con más minutos de la plantilla (825) tras disputar doce partidos, diez de ellos de titular. Sucede también que es el más sustituido con nueve relevos por delante del antes mencionado Sabin Merino (ocho) y Borja Bastón (siete). Su media de minutos por encuentro es de casi 69. He aquí otra de las razones que seguramente alimentasen ese mosqueo por ser cambiado ante el Espanyol.

Un duelo en el que Arnáiz fue capital que solo ese gol. Al filo del descanso provocó la segunda amarilla que supuso la roja a Miguelón y que despejó el partido solo tres minutos después de que Borja Bastón marcara el primer gol del encuentro. Antes, Arnáiz también desequilibró en un par de ocasiones y tuvo un claro remate en la frontal que, por salirle muy centrado, acabó en los brazos de Diego López. De esa jugada salió Arnáiz bramando por la desdicha de no haber marcado. Se desquitó en el gol pero no era suficiente. El ex del Barcelona siempre quiere más. Sabe que puede darlo.

Una jornada antes, frente al Málaga, ejerció de delantero centro acompañando a Sabin Merino. No le salió un duelo redondo, pero en un control de espuela a pase de Rubén Pardo forzó el penalti discutido que permitió al Leganés adelantarse y sacar tras puntos vitales. Es la tendencia habitual de Arnáiz esta temporada. Aún incluso los días que no marca, deja fogonazos de calidad que son capaces de provocar la diferencia que gana el partido. Estado de gracia que seguramente quisiera prolongar día tras día hasta el minuto 90 y que solo así su fútbol sea extremo. No las muestras visibles de su malestar por no seguir desquiciando rivales partido tras partido.

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