ESPANYOL

El prólogo tiene buena pinta

Vicente Moreno intenta construir un equipo agresivo en la presión, ordenado en fase defensiva y que aprovecha la superioridad cualitativa de extremos e interiores.

Gorka Leiza.

Analizar los comportamientos de un equipo por solo un partido es una osadía. Y más aún cuando es el estreno de un entrenador y buena parte de la plantilla no estará cuando finalice el mercado, o eso al menos eran las intenciones del club cuando expiró la pasada campaña. No obstante, un partido da pistas de lo que quiere el entrenador que sean las intenciones del equipo. Ante el Huesca, hubo algunas certezas.

Sistema con extremos y tres centrocampistas. El propio Vicente Moreno, después del encuentro, destacó que no se fija en los sistemas sino en la “ocupación de los espacios”, pero que siempre hay un punto de partida. En el Espanyol, la línea de cuatro defensores será fija, así como la de dos extremos con flexibilidad para estar en amplitud o ocupar zonas interiores siempre que el lateral se incorpore, como se pudo ver entre Melamed-Dídac y Embarba-Víctor en la primera mitad. La zona con más fluctuaciones será el mediocampo. Siempre con un jugador que participe en el inicio de la jugada, otro que ocupe la siguiente altura y un mediapunta. Este rol lo ocupó Melendo, que en fase defensiva jugó como un interior más.

Recuperar balón en campo contrario. Era la consigna que más repetía Moreno desde el banquillo. “Presión tras pérdida”. Cuando la posesión expiraba, los pericos iban como leones al poseedor de balón y a los rivales próximos para intentar recuperar la posesión antes de que el oponente se organizara. Tener a tres jugadores por dentro y dos extremos ayuda a que eso ocurra, al contar con hasta seis jugadores constantemente en campo contrario y próximos al carril central del campo. Cuando el Huesca sacaba de meta, la presión en la salida de balón rival también era agresiva.

Jugar en corto y por dentro. Fue curioso el gol del Espanyol, en uno de los pocos cambios de orientación de los centrales en el primer tiempo (Lluís hizo alguno más tras el descanso). Vicente Moreno pedía calma a sus centrales en la iniciación del juego, más pausado Calero que Cabrera, que se precipitó en algunas acciones. Aunque los centrales abusaron con pases a los laterales por la presión del Huesca, Moreno insistía en que jugaran por dentro, intentando encontrar a los centrocampistas. Melendo y Wu Lei salían de su zona para favorecer estas combinaciones, más obsesionado el Espanyol en progresar línea a línea que en llegar por la vía rápida a la zona de finalización.

Adrián Embarba.Gorka Leiza

Obsesionado con el orden. Pese a las presiones en campo contrario en determinadas acciones, el Espanyol se atrincheraba en su campo cuando expiraba ese intento de robo en zonas adelantadas. No le temblaba el pulso a Moreno de pedirle orden al equipo. En esas situaciones, es cierto que los blanquiazules priorizaron que su rival les atacara por fuera, pues apenas hubo combinaciones por dentro. No obstante, los laterales sufrieron, especialmente Víctor Gómez, que perdió numerosos duelos.

Los pequeños detalles. Ocurrió varias veces, y fue especialmente visible cuando Pedrosa salió al campo. “Mira al balón, no lo pierdas de vista”, le repitió un par de veces Moreno al lateral, que volvió a su posición de espaldas al juego. En la primera mitad, le exigía a Nico Melamed que estuviera bien abierto y a Melendo que recibiera a espaldas de mediocentros, pequeños matices que perfección un equipo.

Lo más visto

Más noticias