La solidaridad de La Vuelta

Un año más, la solidaridad fue protagonista en La Vuelta 2024, plasmada a través del compañerismo, el trato cercano con los aficionados, con el espectáculo… Básicamente, tratando de construir un mundo mejor a través del ciclismo. Un total de 20 corredores distintos lucieron cada mañana el ya famoso maillot solidario, con el inequívoco símbolo del abrazo, durante La Vuelta 2024. Por segundo año consecutivo, la prenda fue protagonista en la ronda española: desde Mikel Landa hasta Primoz Roglic pasando por Sepp Kuss.

Todos ellos hicieron gala de su solidaridad en esta edición, y el proyecto de Bicicletas Sin Fronteras junto a AS y La Vuelta, por la mejora de la educación en Senegal a través de las bicicletas, volvió a ser un éxito.

“Estamos muy satisfechos de que la solidaridad sea una edición más un valor importante para La Vuelta y para todos los ciclistas que han conseguido, con sus gestos en carrera, vestir el maillot que abraza un mundo mejor. El deseo de Bicicletas Sin Fronteras es que, después de la competición, esta prenda solidaria la vistan todos los que creemos que una bicicleta puede cambiar la vida a quienes no tienen recursos. Por eso este año se podrá seguir comprando después de la última etapa (www.maillotsolidario.org)”, valoró Romà Boule, fundador de Bicicletas Sin Fronteras.

Presente en los primeros días de carrera por Portugal y también ayer, en el desenlace de Madrid, el catalán sintió de cerca el apoyo y la simpatía de la gente con los alumnos de Senegal y la mejora de sus vidas a través de las bicicletas. Al igual que Romà, Jorge Martínez, fundado e ideólogo del maillot solidario, hizo balance de esta Vuelta en materia de solidaridad: “El gran reto de una iniciativa como el maillot solidario es lograr consolidarse en el tiempo, trascender de una simple acción solidaria para lograr convertir la solidaridad en parte misma de la competición. Este segundo año era fundamental para confirmar que este nuevo maillot, conocido ya como “el maillot del abrazo”, tiene sentido, y que reconocer la solidaridad es tan importante o más cómo premiar los logros de un deporte que refleja, como pocos, la capacidad de superación del ser humano”.

Bicicletas sin Fronteras, que desde 2015 está en Senegal (sus inicios globales fueron en 2013), cambió el rumbo y la educación de cientos de niños en el país africano. De este modo, una gran parte de los alumnos tendría una bicicleta (conocida como baobike) para poder ir a la escuela, lo que reduce el tiempo, el cansancio y aumenta, como demuestran las notas, el rendimiento en las aulas. Hay alumnos que cada mañana tienen que hacer 10 kilómetros, y otros 10 por la tarde, para ir y venir del colegio. Con una bicicleta para ello, todo cambió.

“Si te fijas, en la bicicleta siempre hay buen rollo. Sirve para todo. ¿O ves a gente enfadada sobre ella? Queremos estar en más sitios, regalar nuestro conocimiento, la metodología...”, concluye Romà. La bicicleta como camino hacia una nueva vida.

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