LA RUTA DEL TOUR

Indurain voló: “Ante este público, ¿qué menos podía hacer?”

San Sebastián acogió la salida del Tour en 1992. En aquella ocasión, la ronda gala incluyó dos jornadas íntegras: un prólogo y una etapa.

Bilbao

El Tour de Francia ya había organizado antes otras metas en España: en San Sebastián, que abrió la serie en 1949, en Barcelona, en la Seo d’Urgell, en Vitoria, en Jaca… Pero nunca había celebrado aquí el Grand Départ hasta que Donosti, otra vez pionera, lanzó la carrera en 1992 con dos jornadas íntegras: un prólogo y una etapa. Es el único precedente anterior a Bilbao.

El País Vasco vivía entonces un período muy convulso, con el terrorismo de ETA y la violencia callejera en plena actividad. Su comportamiento era el gran enigma del Tour, a pesar de que Herri Batasuna, el brazo político, aseguró en un panfleto repartido a los periodistas que mostraba “una postura de apoyo y de ánimo a esta manifestación deportiva”. El pacto con HB no evitó el incendio de varios vehículos acreditados, entre ellos los de las televisiones Antenne 2 y Canal 4. El alcalde de la ciudad, Odón Elorza, acudió después a la Sala de Prensa para manifestar su “condena tajante” y para “garantizar la seguridad” de la familia del Tour.

Pese a ello, el público vasco se volcó como de costumbre. Unas 6.000 personas siguieron la presentación de equipos en el velódromo de Anoeta, donde Miguel Indurain, que lucía el dorsal 1 como vigente campeón, fue el más ovacionado junto a un ausente, el ídolo local, Marino Lejarreta, convaleciente de la terrible caída que sufrió en abril en el GP de Primavera en Amorebieta, que a la postre le retiró del ciclismo. Entre las actividades paralelas se celebró en el mismo escenario un concierto de Serrat, Duncan Dhu y el Orfeón Donostiarra, a un precio de 1.500 pesetas, actualmente 9 euros.

Deportivamente, también fue una fiesta. El 4 de julio, sábado, Indurain ganó el prólogo, con la playa de La Concha como testigo cercano, a una velocidad de 51,206 km/h, con dos segundos de ventaja sobre el debutante Alex Zülle y tres sobre Thierry Marie, un gran especialista. “Ante este público maravilloso, ¿qué menos podía hacer?”, dijo Miguel, feliz, pero sabedor que todavía había mucho trabajo para revalidar el título. De hecho, a la jornada siguiente cedió el maillot amarillo en favor de Zülle, que logró una bonificación en Zarautz. Ese día se subió Jaizkibel, igual que se hará este domingo, y allí hubo los primeros chispazos entre los favoritos, con un ataque de Franco Chioccioli. Ganó Dominique Arnould, francés del Castorama. El lunes, día 6, el Tour se despidió de San Sebastián, ya en dirección a Francia y los Pirineos, pero no acabó ahí la alegría para el ciclismo español: Javier Murguialday venció en Pau.

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