El gallo es Lafay

Euskadi fue una fiesta. El Tour de Francia 2023 se despidió de su periplo vasco con las carreteras inundadas de ikurriñas y teñidas con el color naranja del añorado Euskaltel. Desde la salida de Yorkshire, en 2015, no se recordada un público tan volcado. Ha sido impresionante. Ejemplar. Tras el estreno del sábado en Bilbao, la segunda etapa unió las otras dos capitales, Vitoria y San Sebastián, con un recorrido que desprendía aroma a ciclismo a cada pedalada. Pasó, por ejemplo, por Oiartzun, la patria chica de Txomin Perurena, un histórico del pelotón español, fallecido el pasado 8 de junio. En su extenso palmarés de 158 victorias reluce el Gran Premio de la Montaña del Tour en 1974. No era una escalador puro, pero ahí queda eso.

Con este dato en el retrovisor, la cabalgada de Neilson Powless, embutido en el maillot de puntos rojos, fue un bonito homenaje a Perurena. El primer nativo americano del Tour, que el día anterior ya había cumplido “el sueño de la infancia” de liderar la montaña, se metió en la fuga con la meta principal de consolidar su túnica. Y así lo hizo. Powless arrancó casi de salida, en el kilómetro 9, acompañado de Boasson Hagen y Rémi Cavagna. El trío protagonizó la aventura del día, en la que el estadounidense del EF Education fue pasando en cabeza por todas las cotas: Udana, Aztiria, Alkiza, Gurutze, en el municipio de Oiartzun… Va por ti, Txomin.

Sólo faltaba Jaizkibel, el punto caliente, un clásico del ciclismo, 8,2 kilómetros al 5,3%. Powless, ya en solitario, empezó la subida al frente, pero fue devorado por los lobos del Tour. La pelea por la etapa cambió de pantalla. Los capos entraron en acción. El UAE Team había encabezado el grupo en todo momento, en favor de sus dos líderes: el que vestía el maillot amarillo, Adam Yates, y el que aspira a llevarlo en París, Tadej Pogacar. La prueba de quién ostenta los galones se vio rápido, cuando Yates trabajó para el jefe. El equipo árabe preparaba así el asalto de Pogacar a los 8 segundos de bonificación de la cima, que se adjudicó en un vibrante esprint frente a Jonas Vingegaard, el gran rival, su sombra.

Pogacar y Vingegaard se destacaron en el descenso por la inercia del esprint, pero no le dieron continuidad. Faltaban 15 kilómetros. Pello Bilbao probó ahí sus bazas, en la bajada, pero el Jumbo-Visma se relamía con la posibilidad de Wout van Aert y no soltó cuerda. Con el grupo recompuesto, Tom Pidcock lanzó el primer ataque, neutralizado por el propio Van Aert. La volata parecía cantada, pero entonces arrancó una bala por el lado izquierdo del pelotón, desde atrás, justo bajo la pancarta del último kilómetro, la flamme rouge. Victor Lafay ya había avisado el día anterior en el Muro de Pike, donde fue el único que aguantó a Pogacar y Vingegaard. No era un espejismo, ni flor de inspiración. El ciclista del Cofidis, de 27 años, que ya ganó una etapa en el Giro de Italia de 2021, remató victorioso la jugada, ante el visible enfado de Van Aert. Lafay ha sido uno de los grandes en este Tour del País Vasco. El gallo es francés.

Adam Yates conservó el amarillo, pero ya no siente el aliento de su hermano Simon en el cogote, sino el de su capitán, Pogacar, que engulle el tiempo a mordiscos de bonificación. Este domingo sumó 12 segundos extra, ocho en la cima de Jaizkibel y cuatro como tercer clasificado en San Sebastián. Vingegaard, el enemigo número uno, cazó cinco. No hay tregua.