GIRO DE ITALIA

El Giro de Italia de los líos

Aumenta la tensión en una Corsa Rosa en la que también crecen los casos de coronavirus. El paso por el Giau, que forma parte de la etapa reina, en el aire.

Camaiore
LUCA ZENNAROEFE

De momento, todo lo que se deseaba evitar a toda costa en el Giro de Italia ha salido mal: abandono de uno de los máximos favoritos, casos de COVID-19 y alteración de las etapas por culpa de la climatología. Ayer, la décima etapa de la Corsa Rosa reunió todos estos ingredientes en otro día marcado por la lluvia. La situación empezó a torcerse a primera hora, cuando Adam Hansen, presidente de la Asociación de Ciclistas Profesionales (CPA), reveló que en los minutos previos a la salida hubo conversaciones para modificar el recorrido debido a las bajas temperaturas (unos 3º) y las fuertes rachas de viento (hasta 80 km/h) que se esperaban en la cima del Passo delle Radici. “La elección de la mayoría de los ciclistas era hacer los últimos 70 km”, afirmó el otrora profesional. Por suerte, el intento de motín no prosperó y el recorrido quedó intacto.

Más allá de esta crispación de los corredores, también está la de los equipos. Sobre todo, en el seno de un Quick-Step en el que no han dudado en cargar duramente contra la organización de la carrera, a quien hacen en parte responsable del abandono de Remco Evenepoel por su positivo en coronavirus. “Remco está muy descontento. Se hacen muchos sacrificios, pero por negligencia y falta de profesionalidad de la organización hay que dejar el Giro como líder”, dijo Yvan Vanmol, médico del Quick-Step, en los micrófonos de Radio 1 pertenecientes a la RAI italiana.

Para él, dados los contagios previos a la carrera, el Giro, que el pasado lunes informó que las mascarillas pasaban a ser obligatorias en los espacios compartidos con los ciclistas, debía haber tomado medidas desde el principio: “Si ya ves lo que pasó en los primeros días… Una rueda de prensa en una sala pequeña, llena de gente: no es posible. Sí, esto me enfada. Es la crónica de una muerte anunciada, porque antes del Giro se habían dado todos esos casos en Jumbo-Visma. Ya hubo solicitudes a la organización, por ejemplo, para realizar ruedas de prensa a través de videollamadas, pero aparentemente fue imposible. No digo que los contagios de Remco y Ganna se hubieran podido evitar, pero las posibilidades podrían reducirse”. Además, al hilo del revuelo que causó la retirada de Evenepoel, pese a su malestar, en vísperas de un día de descanso, Vanmol actualizó el estado de salud del corredor: “Físicamente, Remco está bien. No tiene más que un resfriado grave. Ha sido nuestra política durante toda la temporada ante el menor síntoma. Además, también podía contagiar a otros compañeros”.

Geraint Thomas, maglia rosa del Giro, portando una mascarilla en la salida de Scandiano.LUCA ZENNAROEFE

Desde el adiós de Remco, el virus se ha abierto paso en el pelotón del Giro, lo que ha desencadenado en los abandonos de Rigoberto Urán, Domenico Pozzovivo, Sven Erik Bystrom y Callum Scotson. Pero el más sensible de todos, sin duda, es el de Aleksandr Vlasov, uno de los gallos de la general. El Bora todavía no ha confirmado si el ruso padece de coronavirus, pero tras descolgarse del pelotón en los primeros compases de etapa, echó pie a tierra.

Los capítulos de desgracias no acaban ahí, ya que después de que el Gran San Bernardo viera recortada su ascensión, la nieve también amenaza la ascensión al Giau, que forma parte de la etapa reina (19ª) de este Giro como paso previo a la que ahora pasa a ser la Cima Coppi de la edición: Tre Cime di Lavaredo. Muchos interrogantes, pocos para bien.

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