GOLDEN STATE WARRIORS

Wiggins se suma a Poole: lluvia de millones en los Warriors

Los Warriors hicieron los deberes antes del inicio de la temporada. De la extensión multimillonaria de Poole a la de Wiggins, que se aseguró 109M.

D. Ross CameronUSA TODAY Sports

Fue sábado de lluvia de millones en San Francisco. El fin de semana ha cundido a unos Warriors que han hecho los deberes, con el lunes como fecha tope para tomar algunas decisiones (límites administrativos de la NBA) y el martes como jornada inaugural, a lo grande: partido contra los Lakers después de la ceremonia del alzado de la bandera y la entrega de los anillos de campeones. Básicamente, los Warriors enseñaron su plan de futuro con las extensiones firmadas, multimillonarias. Primero, Jordan Poole se llevó 140 millones de dólares por cuatro años. Dinero ya de estrella. Después, Andrew Wiggins firmó una extensión de 109 millones por cuatro años. Dos asuntos que estaban pendientes y que quedan así finiquitados. Arreglados.

El asunto de Poole era delicado. Con 23 años, el escolta (número 28 del draft en 2019) iba a iniciar, antes de la extensión, un último año de contrato rookie (por menos de cuatro millones). Su debilidad en defensa y ciertos ataques de estrellitis hacían que algunos no vieran bien darle el dinero masivo que sí se ha llevado finalmente. Más que, compañeros de draft (elegidos muchos más arriba) y de posición, RJ Barrett (107x4) y Tyler Herro (120x4). Poole rompió a lo grande la temporada pasada, desde el banquillo o como titular cuando faltó Stephen Curry. Promedió más de 18 puntos por noche, pasó diez veces de 30, en playoffs jugó seis partidos de al menos 25 puntos con un 60% en tiros… Y fue importante en las Finales como desatascador en la segunda unidad. Para los Warriors, suficiente para darle un grandísimo contrato que lo ata al núcleo duro del equipo.

Horas después se anunció la extensión para Wiggins. El alero canadiense se lleva 109 millones que, unidos al año que le quedada por jugar (33,6 millones) le ponen en cinco años (tiene 27) y 143 millones. Un buen negocio para los Warriors, que (eso sí) le han dado una player option en la última temporada al alero, una fantástica historia de redención en la Bahía: número 1 del draft de 2014 y en su momento el jugador más esperado desde LeBron James, fue un desastre en los Timberwolves (o, al menos, no fue la estrella generacional que se esperaba), especialmente desde que firmó una extensión de cuatro años y 147,7 millones (la que apura ahora) en octubre de 2017. Su contrato fue considerado tan tóxico que los Wolves añadieron una valiosa primera ronda (que acabó dando a Jonathan Kuminga a los Warriors) para enviarlo a San Francisco a cambio de, básicamente, D’Angelo Russell en febrero de 2020.

En los Warriors, y en dos temporadas y pico, Wiggins se ha reconvertido en un fantástico jugador de equipo. La pasada temporada fue titular en el All Star, el primero de su carrera, y acabó siendo una de las piezas fundamentales del anillo, seguramente el mejor jugador de las Finales más allá del intocable MVP, Stephen Curry. En la final del Oeste ya fue muy importante (defensa, rebote, puntos en momentos clave…) contra los Mavs, con un gran trabajo sobre Luka Doncic y unos promedios de 18,6 puntos, 7,2 rebotes y 2,8 asistencias. En las Finales contra los Celtics firmó una defensa de manual sobre Jayson Tatum y sus medias fueron 18,3 puntos, 8,8 rebotes, 2,2 asistencias y 1,5 tapones. Jugó más de 39 minutos por partido, impuso su físico contra el músculo de los Celtics y tuvo momentos heroicos en la remontada, del 1-2 al 4-2 final. En esos tres últimos partidos se fue a 17 puntos y 16 rebotes en el cuarto, 26 y 13 en el quinto y 18+6 con 5 asistencias, 4 robos y 3 tapones en el sexto y definitivo.

Arreglados estos dos asuntos pendientes, los Warriors multiplican la presión sobre unos números salariales que siguen batiendo todos los récords habidos y por haber. La plantilla campeona del curso pasado costó, entre sueldos e impuesto de lujo, más de 360 millones de dólares, una cifra que hizo que otros propietarios pusieran el grito en el cielo. Pues bien, con lo que ya tienen garantizado para el futuro próximo, la temporada 2023-24, la siguiente después de la que empieza ahora, puede llevar esa cifra por encima de los 500 millones. Si Draymond Green se acogiera a su player option (27,5 millones), los Warriors tendrían asegurados 483 millones solo con 12 jugadores: unos 275 de ellos en impuesto. Para redondear su roster de 15 se irían más allá de ese medio billón americano. Una locura que demuestra hasta qué punto creen en la Bahía en su círculo virtuoso: gastar más para ganar más, ganar más para ingresar más, ingresar más y gastar todavía más…

Una posición extraña para Draymond Green

Estas ampliaciones de Wiggins y Poole tendrán, claro, consecuencias seguramente a medio plazo. Por un lado, Draymond Green queda en un lugar delicado. El ala-pívot, en un lío gigantesco tras su puñetazo a Jordan Poole, que sale reforzado por la extensión de 140 millones, quería un contrato máximo ya, una extensión que sumar al año que le queda que rescindiera de facto su player option de la 2023-24 y la pusiera en cinco años completos por más de 164 millones. Los Warriors han dejado claro que esa no era su prioridad con un jugador esencial en su dinastía pero que habría tenido ese último curso de la extensión ya con 37 años. Ahora tiene 32 y va a empezar, con su imagen muy tocada, su undécima temporada en los Warriors, donde Stephen Curry sigue queriéndolo a su lado.

Green, una vez que no habrá extensión para él, podría salir traspasado (improbable) o enfrentarse a un verano en el que tendría la posibilidad de no acogerse a su player option y salir libre al mercado de agentes libres. Ese próximo verano de 2023, por cierto, será también el que podría traer extensión para Klay Thompson (32 años, como Green), otra parte integral del que puede ser el mejor equipo de la historia, y al que le quedan esta temporada (40,6 millones) y otra (43,2) garantizadas. Si se asume que podría no haber sitio para todos, aumenta la sospecha de que Green será el inesperado hombre fuera, el jugador que no va a seguir más allá de este curso 2022-23. Pero, no lo olvidemos, esto son los Warriors. Y quizá, llegado el momento y si todo vuelve a ir como la seda en el trayecto que arranca el martes, esos 500 millones en plantilla podrían pasar de locura a realidad. El círculo virtuoso, ya se sabe…

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