Porzingis hace soñar a los Celtics

Para Kristaps Porzingis, que ahora tiene 28 años, todo comenzó allí,en el viejo Madison Square Garden que abrió esta noche para su 78ª temporada NBA. Y que, por cierto, no ha visto ganar un título a sus Knicks, el (teórico) orgullo de Manhattan desde hace medio siglo (1973). Allí, en Nueva York, Porzingis fue número 4 del draft (2015), un letón de Sevilla que también fue all star, en 2018. Cuando todo eran promesas felices, justo antes de que su trayectoria en los Knicks acabara de forma abrupta. Tampoco ha vuelto a pisar un partido de las estrellas, algo que su físico y su talento (uno de los primeros unicornios) parecían asegurar. Las lesiones y algún suspenso en química lo mandaron del hype al silencio, de la Gran Manzana a los Mavs y de ahí a los Wizards, donde se recompuso cuando no miraba nadie. Por eso, seguramente, tenía que ser el viejo Madison también el escenario de su primer partido con los Celtics, el favorito casi por unanimidad al título de campeón 2024. El sueño del decimoctavo, un ya larguísimo anhelo de los orgullosos verdes.

Y Porzingis, al menos esta noche, no solo cumplió entre abucheos y recordatorios feos de la grada. El letón demostró por qué ha sido una apuesta tan grande de estos viejos (Jayson Tatum, Jaylen Brown, Al Horford) pero nuevos (él, Jrue Holiday) Celtics. Cortos de rotación pero aplastantes en su top 6. En una victoria que acabó siendo fea y sufrida (104-108) anotó 30 puntos, capturó 8 rebotes y puso 4 tapones en una estadística que se cerró, por cierto, en 0-11 para los visitantes. Fino y cómodo, intimidó cerca del aro en defensa y asustó lejos de él en ataque, con triples larguísimos en pick and pop que abren nuevos mundos para los Celtics. Metió 15 puntos para estrenarse de verde, en el primer cuarto, un amago de paliza (18-30). Y enlazó después 9 seguidos, con el sello de su quinto triple (5/9) para amarrar una victoria que llegó a estar muy en cuestión: 101-95 poco antes. Lo malo para los Celtics es que seguramente podrían haber ganado sin tanto problema, mejor. Lo bueno, que no se combaron cuando subió al máximo la temperatura del Madison y que los nuevos cumplieron. Ni Tatum ni Brown tuvieron que anotar en los últimos cinco minutos.

Fue Brown el que más sufrió con la nueva configuración del equipo. 11 puntos, 4/11 en tiros y secuencias erráticas (como la que llevó al poco antes improbable 99-93) para el jugador de los cacareados 300 millones de dólares, un excelente escolta que a veces sigue sin explicar quién es, ya en su octava temporada en la NBA. Mucho más fácil fue todo para un Tatum en su formato súper, al menos en el primer tiempo: en total 34 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias. Los Celtics apretaron los dientes cuando tocó y ganaron en una pista difícil y a un rival que el año pasado se especializó en meterlos en problemas. Y salvaron así sus impecables sensaciones del verano y la pretemporada después de su horrible final de curso pasado, con la eliminación en su pista contra los inquebrantables (hasta que llegó Jokic…) Heat.

Los Knicks, mientras, enseñaron todo lo que son con Tom Thibodeau, lo bueno y lo malo. Se cayeron en un inicio estrepitoso en el que solo anotaron dos mates (2/13) y llegaron al final del primer cuarto con un 7/26 total en tiros. Al descanso (46/51) entre Julius Randle y Jalen Brunson estaban en un 3/19. El base (acabó con un 6/21 para 15 puntos) negado, el ala-pívot (5/22, 14 con 11 rebotes y 7 asistencias) empeñado en jugar en uno contra uno mientras su entrenador mira y se congelan jugadores como Grimes o un Quickley (24+6+4) que con Thibs parece un empleado totalmente sobre cualificado para lo que su jefe quiere de él. Los Knicks (con 17 rebotes de ataque) salieron del pozo y se pusieron por delante, pudieron ganar pero acabaron firmando un horrendo 37% en tiros con un 14/26 en tiros libres. Eso normalmente no va a ser suficiente contra unos Celtics que podrían ser, tal vez deberían ser, el mejor equipo de esta nueva regular season. Ni siquiera cuando entran los triples y te pones con un +6 en el momento clave del último cuarto. Y no lo fue, así que ganaron unos Celtics que pueden, por ahora, frotarse las manos con Porzingis.

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