Pecado capital de los Pacers

La soberbia y la pereza son dos de los pecados capitales. Dos que se pueden aplicar a unos Pacers que tampoco hicieron mucho por negarlo delante de los micrófonos tras un batacazo que puede tener consecuencias nefastas: perdieron en Milwaukee (115-92) y con la derrota (2-3 ahora) voló un match ball, la ocasión de llegar a semifinales del Este por primera vez desde 2014. De pasar ronda. Les queda una bala de plata, mañana en su pista, para avanzar, quitarse de encima este colosal desastre del quinto partido y evitar un séptimo a todo o nada, a cara de perro, de vuelta en Wisconsin.

Pero hay más. Un asunto clave y que hurga en esos pecados que pueden traer una penitencia muy severa para los de Rick Carlisle, que aseguró que no había preparado bien a su equipo para afrontar (sobre todo mentalmente) este quinto partido con todo de cara: TNT anunció que hay posibilidades de que estén listos para el sexto Giannis Antetokounmpo (que no juega desde el 9 de abril) y Damian Lillard (que se ha perdido los dos últimos). Doc Rivers no dijo nada definitivo en la rueda de prensa que siguió aun triunfo increíble de su equipo, pero jugó con una idea que ya habrá anidado en la cabeza de su rival: “Están muy, muy, muy cerca de volver”.

Los playoffs no suelen ser generosos con quien tienta a la suerte. Y los Pacers han jugado con su destino de forma poco comprensible si pretenden que se piense en ellos como un equipo serio, con fuste. Nadie había ganado nunca un partido de playoffs sin sus dos máximos anotadores de la regular season. El primero ha sido Milwaukee Bucks, un proyecto construido en torno a Antetokounmpo y Lillard… que está jugando sin Antetokounmpo y Lillard. El mérito de los de Doc Rivers, la capacidad de resistir y devolver golpes, es extraordinario. Pero es imposible no señalar a unos Pacers que empezaron bien, cogieron ritmo (21-31 todavía en el primer cuarto)… y se desvanecieron después por completo. De forma incomprensible. Llegaron a perder por 27 contra un rival que parecía en la lona. Y ahora se enfrentan de pronto a una serie larga, en la que las estrellas rivales pueden volver y sumarse a la ola de adrenalina que ha creado este quinto partido y que el que parecía favorito tendrá que aplacar, mañana en su Gainbridge Fieldhouse. Al otro lado de una derrota más, se asoma el precipicio.

Después de un 7/13 en triples en el primer cuarto, con la sensación de que no había más trabajo que vadear los intentos a la desesperada de Khris Middleton, los Pacers se cayeron con un estrépito inexplicable: su anotación mínima de la temporada, solo 36 puntos entre los cuartos segundo y tercero (64-36), un tramo en el que firmaron un 14/37 en tiros con un 2/13 en triples. Con los Bucks esforzándose en que no hubiera puntos en su zona, unos Pacers displicentes lo fiaron todo a una línea de tres que los abandonó: 5/25 si se borra el primer cuarto. Y perdieron, asfaltados además por un ariete de energía que los Bucks ni parecían capaces de conjurar solo un ratito antes.

Siakam, majestuoso en el inicio de la elimiantoria, va a menos porque los Bucks han entendido que él es la cabeza de la serpiente, la fuente de energía que conviene desactivar por mucho que sea Tyrese Haliburton el jugador franquicia. El ala-pívot anotó solo 12 puntos, y el base acabó con 16 y 6 asistencias. Muy poco en un día que era clave, propicio para el jaque mate: En lugar de eso, y de un descansito antes de segunda ronda, se enfrentan a una rebelión alentada por la mejor versión en mucho tiempo de Khris Middleton: 29 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias, tremendo en la serie como jugador de referencia de un equipo que no habría sobrevivido sin la fe ilógica de agitadores como Bobby Portis (compensó su expulsión del cuarto partido con 29 puntos y 10 rebotes) y Pat Beverley (13, 12 asistencias y su capacidad innata para sacar de quicio a los rivales).

Los Bucks escaparon vivos de una noche que parecía de matadero, escala hacia las vacaciones. Ahora viven, y regresan a Indiana con una fe que ayer imaginábamos enterrada y con Giannis y Lillard llamando a la puerta. La eliminatoria, que parecía domesticada, ha despertado. Los Bucks escaparon para luchar, al menos un día más. Pero veremos, en función de cuándo y cómo regresan sus estrellas, si no lograron en realidad mucho más que eso…

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