Mychal: “No me siento de humor para felicitar a Klay”

El fichaje de Klay Thompson por Dallas Mavericks ha dado mucho que hablar. Entre otras cosas, por la narrativa que subyace de su separación definitiva de los Warriors, franquicia a la que ha estado ligada desde su llegada a la NBA en 2011. En total, 13 temporadas, 11 si contamos que estuvo dos lesionado, primero de la rodilla y luego, cuando todavía estaba en fase de recuperación, del tendón de Aquiles. Durante todo ese tiempo, el escolta se ha convertido en una figura histórica para la entidad y para la mejor Liga del mundo, siendo considerado uno de los mejores tiradores de todos los tiempos y uno de los denominadores comunes de la última gran dinastía de la competición norteamericana junto a Stephen Curry, Draymond Green y Steve Kerr.

Juntos, esos Warriors han conseguido cuatro anillos en seis Finales, cinco de ellas consecutivas y cuatro ante los Cavaliers de LeBron James, contra los que fraguaron una rivalidad para los anales. Y las 73 victorias de la 2015-16 en la cima de todos los récords, superando a los Bulls de Michael Jordan, que lograron 72 en la 1995-96. 20 años después, se alcanzó lo inalcanzable. Y todo ello dentro de un equipo icónico que ha pasado por todos los lados, ha muerto para volver a resucitar y conquistó en 2022 su último anillo para poner el broche de oro a una dinastía para los libros de historia. De esas que dejan un antes y un después. Y que perdurará para siempre, por mucho que ahora estén afrontando su triste final.

Tras todo eso, Klay, que quería seguridad financiera y un proyecto consistente, ha probado suerte en el mercado y vestirá por primera vez otra camiseta. Será la de los Mavericks, equipo al que llega tras firmar por 50 millones a razón de tres temporadas. En el proceso, ignoró a los Lakers, que le ofrecieron 80 millones, una cifra superior que el escolta acabó declinando. Algo extraño y difícilmente explicable. De hecho, el periodista Chris Haynes ha hablado de que los angelinos ofrecieron un traspaso a los Warriors en el que incluían a D’Angelo Russell a cambio del excelso tirador, pero que en Golden State declinaron la oferta.

“No me siento muy de humor para felicitar… estoy realmente decepcionado. Tenía la esperanza de que terminara su carrera con los Lakers”. Las palabras de Mychal Thompson, padre de Klay, hablan perfectamente del sentimiento que ha generado la decisión de su hijo. Mychal disputó 13 temporadas en la NBA, cinco de ellas en unos Lakers con los que conquistó dos anillos jugando al lado de Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar. En esa etapa en Los Ángeles nació precisamente Klay, en 1990. Y, como natural de dicha ciudad, su padre esperaba que recalara en el equipo que fue suyo y terminara sus días como jugador profesional vistiendo una de las camisetas más importantes de siempre. No ha sido así, claro. Es lo que hay.

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