NBA

Porter: “Lo de las apuestas en la NBA es feo y va a ir a peor”

El alero, traspasado a los Nets, habla sobre uno de los asuntos más tóxicos de la actual NBA, una competición de la que su hermano Jontay ha sido apartado de por vida.

MATTHEW STOCKMAN | AFP
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Bajo el principio de que ya que va a haber apuestas relacionadas con las grandes competiciones deportivas, mejor que estas se hagan de forma transparente y legal, Adam Silver ha ido abriendo puertas durante su etapa como comisionado a la cohabitación de la NBA con un asunto peligroso, un negocio que mueve mucho dinero en tiempos en los que muchos eligen mirar sólo eso, dónde está la pasta. Y prefieren no dar muchas vueltas a cómo se genera y se consigue esa pasta. O a costa de con qué problemas -psicológicos, sociales- se firman los cheques.

¿Qué hora es, señor lobo?

La NBA cada vez es más permisiva con un mundo de las apuestas que ha alcanzado categoría de partner.

La liga, y sobre todo sus socios mediáticos (los que sostienen todavía el invento), ya tiene sus partners oficiales en el mundo de las apuestas mientras los contenidos giran cada vez más hacia los consejos y la invitación a darles uso y los jugadores (incluidas súper estrellas como Jayson Tatum y Tyrese Haliburton) expresan el coste para su salud mental, y para el simple gusto por saltar a una cancha, que tiene lidiar con aficionados convertidos en apostantes, que ya no les animan o critican por cómo o dónde juegan sino que les echan en cara que no tiraron dos triples más, hicieron una falta que no debían o impidieron que la ventaja final fuera esta o aquella. Solo en función de en qué y cómo han apostado y con el tono cada vez más agresivo y tóxico que inevitablemente acompaña a un mundo como ese, en el que mucha gente entra por pura diversión pero del que suele acabar costando horrores salir.

Michael Porter Jr, alero titular de los Nuggets campeones en 2023 que ha sido traspasado este verano a Brooklyn Nets (para facilitar la llegada de Cam Johnson a Denver) ha sido el último en hablar sin tapujos sobre este asunto, que incluye también cada vez más problemas relacionados con las apuestas que hacen los propios jugadores sobre su rendimiento, el de sus equipos, las circunstancias de la competición… un asunto obviamente sucio, ya que los protagonistas tienen a mano facilitar ciertos acontecimientos (a veces, imperceptibles en el marco amplio de un partido) y dirigir así lo que ya es un flujo enorme de dinero. Una invitación permanente a la corrupción que ha afectado, entre otros, al hermano de MPJ, Jontay Porter, apartado de por vida de la NBA por apostar durante los partidos, dar información interna y confidencial a los apostantes y, el extremo definitivo de la cadena, manipular estadísticas para lograr que concuerden o no con las previsiones de las casas de apuestas haciendo cosas tan simples como abandonar un partido en un determinado momento por medios tan simples como fingir un problema físico.

Los últimos jugadores importantes metido en problemas serios por culpa de las apuestas son Terry Rozier y Malik Beasley. El caso de este es particularmente espinoso porque, supuestamente, participó directamente en apuestas y dirigió resultados de estas. El escolta de 28 años está sin equipo a pesar de que ha sido uno de los mejores tiradores de tres (un talento obviamente de valor altísimo en la actual NBA) en las últimas temporadas. Porter Jr dejó claro, y sin pelos en la lengua, que este problema es muy real y que no va a mejorar precisamente en un futuro próximo. Lo dijo en el podcast One Night With Steiny: “Está claro que le ha pasado a mi hermano, ahora le está pasando a Beasley… Rozier ha estado en una situación delicada… pero es un asunto que tiene que ver con todo el entramado de las apuestas en el deporte. La cosa está fea y solo va a ir a peor. Piénsalo así: si puedes hacer ricos a tus colegas de toda la vida solo decir ‘eh, meted 10.000 dólares a que anotaré menos en este partido de lo que dicen las casas de apuestas y yo fingiré que me he lesionado antes de llegar a esa cifra’, y así todos se llevan un buen dinero… hay jugadores que vienen de la nada, de situaciones de extrema pobreza. Y siguen teniendo eso muy presente. Así que ven estas cosas con buenos ojos. Dicen ‘tíos, si a los tres minutos de empezar me voy del partido y habéis apostado a que no llego a mi cifra de puntos, nos llevamos dinero todos…”.

“Mi hermano Jontay… no tuvo la bendición de ganar muchísimo dinero, quizá porque Dios sabía que no iba a poder resistirse a la tentación que eso implica”, dijo un jugador (explícitamente muy religioso) que explicó así, también a su manera, por qué él no se ha visto metido en líos con el juego: “Todo el mundo tiene cosas con las que lidiar. Puede ser el alcohol, las drogas... El problema de mi hermano ha sido el juego. Mi vicio siempre han sido las mujeres. No creo que estar todo el día con muchas mujeres, y acostarse con ellas y todo lo demás, sea lo correcto. Y no es necesariamente lo que yo he hecho. Pero, más allá, siempre han sido mi perdición. Cuando estoy lejos de Dios y no estoy rezando, no estoy siguiendo su palabra y dándole a él prioridad, es cuando estoy en el espacio de las mujeres. Es el lugar al que me lleva el demonio".

Las apuestas (online, especialmente) en el deporte viven un boom sin precedentes, especialmente desde que las fronteras legales comenzaron (por decisiones de la Corte Suprema de los Estados Unidos) a difuminarse en 2018. En 39 estados, Puerto Rico y Washington DC, una cifra que sigue creciendo, ya es legal apostar. Este negocio provocó una inversión de los apostantes, y eso solo legales y en EE UU, de casi 148.000 millones de dólares en 2024, un 23% más que el año anterior. El comisionado Silver dijo este cuando se hizo público el caso de Jontay Porter: “No hay nada más importante para la NBA que proteger la integridad de la competición de cara a nuestros aficionados y equipos. A todos los que están vinculados con nuestro deporte. Por eso, violaciones tan flagrantes de nuestra política con respecto a las apuestas como estas recibirán el castigo más severo posible. Mientras que la legalidad de las apuestas aporta una transparencia que permite identificar actividad sospechosa o anormal en torno a los partidos, casos como este también demuestran la importancia de controlar la suficiente de nuestro marco de regulación, y eso incluye qué tipos de apuestas se pueden hacer en nuestros partidos y con nuestros jugadores”.

Buenas intenciones que casan mal con los movimientos que se han hecho y se siguen haciendo para no quedarse sin una buena parte de la tajada multimillonaria que genera un asunto que, en realidad, nunca debería (en un mínimo muy básico) ir de la mano de las propias competiciones. Pero, el dinero

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