Los Thunder oprimen a Doncic

Los Mavericks no han empezado con buen pie la nueva eliminatoria que tienen que afrontar. En Oklahoma City volvieron a ser demasiado terrenales para el nivel que se pide en la despiadada Conferencia Oeste. Fuera de los duelos con los que pasaron ronda derrotando a los Clippers. Esto es, y aquí se ha dejado claro aunque sea un único ejemplo, otra historia.

Se miden con el mejor equipo de la fase regular por ese lado del cuadro. Un equipo de récord, sobre todo por la media de edad con la que lograron ese liderato y pasar 4-0 ante los Pelicans. A todos los aficionados de la NBA les pica la curiosidad viendo a OKC. Son un melón por abrir. Pero está dulzón. Madurez dentro de la juventud. A los Mavs los mandaron al rincón de pensar tirando poco a poco de la cuerda y rompiéndola en un último cuarto a triple limpio. 117-95 al morir los 48 minutos para apuntarse el primer tanto.

Los Thunder se fueron sintiendo ellos con el paso de los minutos y acertaron cuando debían. Neutralizaron los dos parciales más peligrosos que firmaron los de Kidd, renovado antes de este compromiso, y remataron con una mezcla de defensa, aceleración y tiros exteriores que ha sido parte de su seña de identidad todo el año. Es lo que les ha traído aquí.

Se enfrentan dos de los tres finalistas en el MVP y de momento no hay color: Gilgeous-Alexander (29+9+9) puede con Luka Doncic (6/19 en tiros totales, 1/8 en los triples). El esloveno, que no quiso poner excusas por la mala noche firmada en cuestiones únicamente numéricas, tiene un dolor en la rodilla derecha que le oprime al jugar. Más le angosta el cuerpo el equipo de Daigneault con las trampas que le ha preparado el Entrenador del Año y su cuerpo técnico: Dort, uno de los mejores defensores perimetrales según el propio Doncic, lidera una estrategia de desgaste que al menos este martes funcionó a la perfección. Porque Luka aún tiene que exprimirse del todo en esta nueva serie.

Los Thunder supieron esperar hasta dar el máximo en ataque. Pasaron de los arranques controlados de Shai, que fundió a faltas a todo el que se ponía por delante, a darle más velocidad a la ofensiva con contraataques y acabados en menos tiempo. Tienen armas en su arsenal con las que plantarse en unas finales de conferencia que los Mavs sí reconocen en un corto periodo de tiempo: las pisaron hace dos años. Pero aquí hay un cambio de orden.

Doncic comenzó con bravura pese a lo dicho anteriormente. Fue con el paso de los minutos con lo que decreció su influencia. Nueve de los once primeros puntos de su equipo. Terminó con 19. En la vuelta a las canchas de Hardaway sorprendió la exposición de Green, que acertó por fuera durante el primer cuarto, lo que habla de cómo va a anteponerse el físico y el que lo tenga en ambos lados de la cancha.

Algo de eso le ocurrió a Luka también. Se tocaba la rodilla después de una entrada a canasta por lo que él protestaba como una zancadilla de Dort en un tiro. Nada más allá. El europeo sigue con esas molestias resonando en su cabeza y se conoce tan bien como para intentar otros caminos al éxito. Uno de ellos fue, otra noche más, intentar involucrar a bastantes compañeros y a dejar liderar a Irving. Eso salió bien con Daniel Gafford (16+11 con 5 tapones) y para de contar. Y el partido de Kyrie volvió a ir de menos a más, llegando finalmente tarde.

Doncic sufrió con el emparejamiento que forzaban los Thunder con Shai, y también le ocurría a Irving. Las debilidades se iban exponiendo y el canadiense fue haciendo camino. Dallas encajó 39 en ese cuarto. Alexander estaba yendo al contacto de la manera que mejor sabe y fue acumulando faltas a las que sacar un rendimiento. Le metieron menos la mano a partir de ahí. Se creó un argumento para dominar.

Salieron del vestuario mordiendo los Mavs: 2-12 de parcial, culminado con un triple de Kyrie. Y ahí fue terminando su alegría. Daigneault sacó a Joe para abrir el campo y vaya si lo hizo. 13 segundos después ya había enchufado un tiro desde el perímetro. Los Thunder fueron duplicando lo que hacían su contrario con incluso mejores resultados: que Green volvía a aparecer, Joe metía otros dos triples; también a pares fue Shai; se sumaron a la fiesta del lanzamiento exterior Dort y Holmgren. Este último tuvo un duro test ante un Gafford crecido, auténtico muro en la pintura de Dallas, pero los recursos que tiene en el repertorio son tales que ni eso le frenó. Irving, acertando en la última posesión, dejó en diez la desventaja al término del tercer acto, pero casi era una quimera pensar que la remontada era posible.

Porque los locales habían hecho clic. Ese ritmo que tortura en el que tantos han caído fue el tamiz por el que también pasaron a los Mavericks. Y les entraron los triples: 45% de acierto. Esa conjunción de elementos, con un líder como Shai que sí se sintió liberado para ejercer esa función, llevaron a que la diferencia se despendolara en el cuarto periodo. Kidd pidió paz a cinco minutos del final. Capítulo ya cerrado.

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