Los Lakers le pondrán una estatua a Pat Riley
La franquicia angelina honrará de esa manera a una de sus figuras más importantes, el entrenador del Showtime que dominó los 80 con Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar.
Los Lakers le pondrán una estatua a Pat Riley. La franquicia angelina, la más importante de la historia, honrará de esa manera a una de sus figuras más importantes, además de a uno de los personajes más grandes que jamás han pasado por la NBA. El hoy directivo de Miami Heat, entidad a la que llegó en 1995 y a la que sigue ligada desde entonces, verá recompensada su trayectoria por los angelinos, a los que perteneció como jugador y posteriormente como entrenador. “Uno de los mejores entrenadores de todos los tiempos. Los Lakers se enorgullecen de anunciar que el legado de Pat Riley se consolidará y su estatua encontrará un hogar en Star Plaza”, rezaba el comunicado que la institución ha colgado en sus redes sociales.
La historia de Pat Riley en los Lakers es extraordinaria. Elegido en la séptima posición del draft de la mejor Liga del mundo de 1967 por los Rockets de San Diego, en 1970 puso rumbo a la franquicia angelina para unirse a Elgin Baylor, Jerry West y, posteriormente, Wilt Chamberlain. Con los dos últimos (Baylor se lesionó al empezar dicha temporada) conquistó el anillo de 1972, un alivio histórico para una franquicia que no paraba de llegar a las Finales entre los 60 y los 70, pero que siempre chocaba con su bestia negra, los Celtics de Bill Russell. Riley también destacaba en la NFL y fue elegido en el draft del mismo año de su llegada a la competición baloncestística, decantándose finalmente por la NBA.
Riley disputó su última temporada en Phoenix Suns antes de retirarse en 1976. En 1979 pasó a ser asistente de los Lakers con tan solo 34 años, estando a las órdenes de Jack McKinney primero y de Paul Westhead, fichado tras el despido de su antecesor, después. En su primera temporada se hizo con el campeonato, algo que repitió en cuatro ocasiones más en la década de los 80, en la que tomó el relevo de Westhead con la condición de que Jerry West estuviera con él en el banquillo en los primeros compases de su mandato. Todo esto se realizó dentro de un contexto de cambio: Jerry Buss compró la franquicia y David Stern se convirtió en comisionado de la mejor Liga del mundo. Una competición que intentaba escapar de la lucha con la ABA y unos 70 en los que las audiencias televisivas habían caído y el futuro se tambaleaba.
Todo eso cambió con Riley de entrenador de los Lakers. Se instauró entonces el Showtime, un estilo de juego que permitió a la NBA volver a presumir del juego más cautivador del planeta. En nueve temporadas como técnico angelino, el equipo pasó siempre de las 50 victorias en regular season, llegando en cinco ocasiones a las 60, que superaron en cuatro temporadas consecutivas. También se pisaron las Finales en siete ocasiones. Riley se hizo con el premio a Mejor Entrenador en 1990, algo que repitió en 1993 y 1997, con Knicks y Heat respectivamente. El gran nivel mostrado de forma sostenida por los Lakers provocó incluso que la competición norteamericana cambiara la normativa que decía que el entrenador con el mejor récord de cada Conferencia dirigiría en el All Star, impidiendo repetir al legendario técnico, que casi siempre contaba con el balance más destacado.
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