Los Lakers de todas las desgracias

Hay milagros y milagros, en algún momento mucho pasa a ser demasiado. La racha increíble de unos Lakers que parecían heridos de muerte (cinco victorias seguidas para mantener viva, aunque por los pelos, su sufrida temporada 2022-23) acabó en Denver, donde los Nuggets (122-109) sumaron sin mucho sufrimiento su undécima victoria seguida en las alturas de la Mile High. Su mejor racha como local desde las doce consecutivas de 2018 y un 27-13 total que los mantiene líderes del Oeste, en empate técnico con los Grizzlies, y con solo una derrota más que los Celtics, el mejor del Este y de la NBA.

Para los Lakers es un 19-22, a un partido del décimo puesto (del play in) y a uno y medio del sexto en ese Oeste en el que nadie sabe nada y en el que muchas veces se ganan posiciones solo con pasarse un par de días sin jugar, viendo como otros se despeñan. Ahora viene un tramo de cinco partidos en L.A. que parece trascendental para el equipo mientras las miradas se reparten entre la pista y los despachos, donde Rob Pelinka y Jeanie Buss siguen pareciendo más cerca de no hacer nada, tirar definitivamente la temporada y disgustar (veremos si también definitivamente) a LeBron James, que ha dedicado los últimos días a hacer una ronda de entrevistas que ha sonado a ultimátum, si es que tal cosa es posible en una franquicia anestesiada, congelada en su toma de decisiones. Pero que, tal vez, ya está haciendo algo si no hace nada: perder el tren de este curso, veremos si poner de su parte en una posible salida de LeBron en verano. Es difícil saber qué se cuece allí dentro.

El caso es que LeBron James, después de ser nombrado Jugador de la Semana y de cargar con un equipo en cuadro pero de incuestionable resiliencia, se saltó el partido de Denver por molestias de tobillo. Y Anthony Davis sigue fuera, con un regreso en el mejor caso fijado para dentro de al menos dos semanas (en el mejor caso). Y tampoco están Austin Reaves, Lonnie Walker y Troy Brown. Y esta vez cayó Patrick Beverley en un equipo que, no pasa nada por decirlo, tampoco tiene ni un ápice de suerte. Con la rotación diezmada y en la pista más difícil ahora misma seguramente de toda la Liga, mucho pasó a ser demasiado. Los Nuggets controlaron el primer tiempo, manejaron el marcador con comodidad y cerraron el tercer cuarto con un 17-8 que borró dudas después de que unos combativos Lakers (otra vez, eso hay que dárselo) llevaran la ventaja por debajo de la decena. Nikola Jokic, control absoluto del partido sin forzar la máquina, acabó con 14 puntos sin fallos en el tiro, 11 rebotes y 16 asistencias. Caldwell-Pope y Bruce Brown hicieron mucho trabajo y Jamal Murray sigue con su puesta a punto: 34 puntos, 5/9 en triples, cada vez más cerca del jugador que fue antes de su grave lesión de rodilla.

En los Lakers, supervivencia condenada al fracaso. Después de un inicio horrible, Russell Westbrook lo intentó (25+7+7 también con 7 pérdidas). Thomas Bryant sigue con su gran nivel (19 puntos, 7 rebotes) y Kendrick Nunn va a más (esta vez 15 puntos para un jugador que parecía perdido para la causa). El rookie de 19 años Max Christie, que puede ser un hallazgo, fue titular y acabó con 14 puntos. A la fuera ahorcan. Los Lakers no tienen más, están en cuadro y necesitan seguir rascando como sea y de donde puedan para mantener viva la temporada. Hasta que vuelva Davis, hasta que estén todos, hasta que Buss y Pelinka hagan algo… no se sabe hasta cuándo, y veremos si acabamos sabiendo, al menos, para qué...