Los Lakers cierran la herida

La temporada de Los Angeles Lakers es una montaña rusa de emociones y de resultados. Tras elevarse por encima de toda la NBA con el primer título del In-Season Tournament, los angelinos cayeron a plomo, derrota tras derrota, mucho ruido interno y poca (o nada) fluidez en el juego.

Nada ni nadie presiente que esto vaya a cambiar a corto plazo, con un sube y baja continuo, pero al menos los Lakers no llegan a tocar con las dos palmas el fondo (aunque se acerquen muchas veces a ello) y consiguen cortar sangrías cuando la soga más ahorca. Este martes, fue un claro ejemplo: después de dos dolorosos tropiezos ante Phoenix Suns y Utah Jazz, los de púrpura y oro sacaron una importante victoria frente a Oklahoma City Thunder (112-105).

Fue un ejercicio de músculo, con Anthony Davis y LeBron James capitaneando el ataque. Entre los dos, 52 puntos, 27 el ala-pívot, 25 el alero. Davis, además, añadió 15 rebotes. Y también defensivo, sobre todo en una segunda parte en la que los Lakers tiraron de una zona que tenía bastantes agujeros en su primer línea de contención (trabajada, trabajada, no parece estar), pero que con Davis y Wood bajo el aro forzaron a OKC a encauzar su caudal ofensiva desde el perímetro… y no le fue muy bien con un 15 de 49 desde el perímetro.

Desde ahí, empezó el fallecimiento en el encuentro de los Thunder, que daban la sensación de perder demasiados balones y dejar bastante campo abierto a un rival que controló bien los instantes de enfrentamiento. Los 25 tantos de Williams y los 24 de Shai no sirvieron para que el segundo mejor equipo de la Conferencia Oeste elevase a cinco su racha de triunfos consecutivos.

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