LeBron, teoría de lo imposible
Hace no tanto, el récord de puntos de Kareem paecía una montaña imposible de escalar. Pero LeBron James sigue normalizando lo que es casi sobrehumano.
LeBron James superó a Kareem Abdul-Jabbar. Si uno revisa los artículos que se hacían, de hecho hace no tanto, sobre qué récords eran imposibles o casi imposibles de batir en la NBA, uno de ellos solía ser casi, casi siempre esos 38.387 puntos del majestuoso pívot, que en su carrera solo metió un triple de los dieciocho que lanzó en dos décadas como profesional (1969-89). Otros tiempos, vaya que sí.
Kareem se convirtió en el máximo anotador el 5 de abril de 1984 y acabó con un reinado de Wilt Chamberlain que también pareció eterno: desde 1966 para ser ahora, quién iba a decirlo, séptimo (LeBron, Kareem, Karl Malone, Kobe Bryant, Michael Jordan, Dirk Nowitzki). Cuando Chamberlain se sentó en el trono de anotación, Kareem era todavía Lew Alcindor y acababa de aterrizar en UCLA, donde su carrera se convirtió en un asunto de dominación que cambió el baloncesto. Cuando Kareem superó los 31.419 puntos de Chamberlain, el jugador que le ha acabado desbancando, o más bien sucediendo, no había nacido. Quedaban ocho meses y pico para que, el 30 de diciembre de aquel 1984, naciera LeBron James.
Cuando Kareem se retiró en 1989, no solo era el máximo anotador: era el monarca del baloncesto, el hilo que cosía la Liga de Bill Russell y Superman Chamberlain con aquel nuevo artefacto que estaban acelerando y del que a la vez se alimentaban Magic Johnson y Larry Bird, atrás ya todos los duelos en Finales que transformaron para siempre una NBA imposible de entender, a partir de entonces, sin ellos. Pero, ay, ya llevaba cinco años en la Liga Michael Jordan. Y aunque todavía no era el gran jefe, primero, y el Dios supremo, después, ya tenía un MVP y tres premios de Máximo Anotador. A la vuelta de la esquina estaban los años 90, los de la construcción del mito: Air, la leyenda del 23.
Jordan, si seguimos con esa escala hacia lo que acaba de suceder, jugó su último partido el 16 de abril de 2003. Fue así, por mucho que se desee que ese extraño final en Washington no hubiera sucedido y que el final, que suenen las trompetas, hubiera sido el 14 de junio de 1998, con la daga en el corazón de los Jazz en el último partido por el anillo que acabó siendo el sexto de su vida y, hasta hoy, el sexto de los Bulls. Que ni ganaron antes de él ni han ganado después. El 26 de junio de 2003, dos meses y medio después del último (y definitivo adiós) de Jordan (40 años y 58 días en su última noche como profesional) fue drafteado LeBron James, que debutó en la NBA el 29 de octubre con 18 años y 303 días. Acaba de cumplir 38: más vida en la Liga que fuera de ella. Juega contra los hijos de padres a los que se enfrentó, juega contra (Jalen Duren, pívot rookie de los Pistons) chicos que no habían nacido cuando él ya llevaba la camiseta de los Cavaliers. Y espera jugar con su hijo Bronny, lo dice muy en serio, que llegará a la NBA, si el plan sale bien, a través del draft de 2024.
La marca inalcanzable... hasta LeBron James
LeBron ya está en el top 10 en partidos jugados, y podría incluso acabar superando los 1.611 del gran jefe, Robert Parish, el inolvidable doble cero de, sobre todo, Boston Celtics. Su récord de anotación, la marca imposible de batir hasta que llegó él, se puede laminar en muchas capas: llegó a la NBA directamente desde el instituto, cuando todavía se podía (pronto se podrá de nuevo, de hecho) y sin pasar por college. Lo hizo con una presión suprema, elevado como El Elegido, título que no solo no lo sepultó sino al que ha hecho honores por encima incluso de las mejores previsiones. No es algo habitual, en este mundo del deporte en el que tantas veces las vísperas de mucho se quedan en solo eso, castillos en el aire. Ha jugado muchísimo: sin lesiones de máxima gravedad, apiló doce temporadas de 74 partidos o más de regular season entre 2003 y su llegada a los Lakers, en 2018 y camino de los 34 años. En L.A. su media ha bajado y su tope son 67 (hay que considerar los meandros de calendario de la pandemia), pero la media de su carrera sigue rondando los 71 por curso. En dos décadas. Y sin bajar el pistón: superado su año rookie (ya se movía en 20,9 puntos) va a firmar su decimonovena temporada seguida promediando al menos 25 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias. Con 37 años (diciembre de 2021-diciembre de 2022) su media fue de 30,3 puntos. Desde que ha cumplido 38 está en 30,2. Ha llegado un punto en el que ni siquiera parece lógico.
Así que LeBron va amasando marcas y récords que parecen pura ficción: es el más joven en llegar a todos los miles de puntos redondos, desde 1.000 a esos 38.000 que solo han metido Kareem y él (Karl Malone se quedó en 36.928). Es el único con más de 10.000 puntos, 10.000 rebotes y 10.000 asistencias. También es el único en el top 10 de puntos y asistencias, asuntos que no solían ir de la mano porque se es muy pasador o muy anotador. Está, de hecho, en el top 5 en ambas categorías, primero ya en puntos y cuarto en asistencias, donde solo tiene por delante a Chris Paul, Jason Kidd y John Stockton.
También es, claro, líder en puntos en playoffs y en, obviamente, la combinada de regular season y playoffs. Ha alcanzado este año los 19 All-Star de Kareem, él además todos seguidos (2005-23); y parece obvio que será el primero con 20. Y ya es el jugador también con más nominaciones All-NBA (mejores quintetos de la temporada) con 18 (Kareem, Kobe y Tim Duncan apilaron 15) que serán 19, casi con toda seguridad, cuando acabe este curso. Ahora mismo está en 13 en el Primer Quinteto, tres en el Segundo y dos en el Tercero.
Su longevidad, por resistencia y por capacidad para mantenerse en el máximo nivel, están en el corazón de su trascendencia como jugador generacional. Wilt Chamberlain fue all-star por última vez a los 37 años y Karl Malone, que fue MVP con 35, a los 38. Pero Jordan se retiró por primera vez (el fin en los Bulls) a los 35, Kobe Bryant se rompió el tendón de Aquiles a los 34. Kareem fue MVP de unas Finales a los 37 y un jugador todavía esencial en el título ganado un curso después, con 38. Pero ninguno empezó tan pronto en NBA y se mantuvo, sin altibajos y en producción monstruosa, tantos años como un LeBron con el que, además, no sabemos hasta dónde va a llegar.
Porque, claro, ahora la pregunta que surge es dónde dejará LeBron el récord, cómo de imposible nos parecerá cuando se retire incluso en una época en la que los jugadores llegan pronto a la NBA, las carreras son más largas y las anotaciones viven en una permanente bonanza. En algo aproximado a su ritmo actual, jugando poco más de 60 partidos y aunque se bajen sus medias a 25 puntos en un ángulo conservador (alguna vez tendrá que suceder) puede firmar alguna temporada más de al menos 1.500 totales. Si se suma lo que queda de esta y lo que pueda producir en esa 2024-25 a la que quiere llegar con Bronny, nos ponemos en unas opciones muy reales de romper la barrera de los 40.000 puntos. Y de llegar, sin que suceda nada que a estas alturas nos pueda parecer muy extraño, a 42.000. Para adelantarle hay que jugar muchos años, sin lesiones importantes y siempre en el nivel del puñado de los tres o cuatro mejores de la Liga. Si descartamos a Carmelo Anthony, con un pie en el retiro, el siguiente en activo es Kevin Durant. Pero él, uno de los mejores anotadores de la historia, todavía no ha llegado a 27.000 puntos. Tiene 34 años y lleva en la NBA desde 2007.
Así que todo apunta a que LeBron puede dejar una marca improbable-casi-imposible de batir, un número final marciano. Tan lejano como los récords de rebotes de Wilt Chamberlain y asistencias de John Stockton. El primero está en 23.924 rebotes, más de 2.000 por encima de Bill Russell. Si se busca algo cercano en la era actual, encontramos a Dwight Howard en el décimo puesto: pasó 18 años en la Liga, fue cinco veces Máximo Reboteador… y acabó con 14.627. A casi 10.000 de Wilt. En asistencias, Stockton (jugó hasta los 40) se retiró en el hiperespacio: 15.806. Casi 4.000 más que el segundo, Jason Kidd (12.091). Chris Paul es tercero, pero volvemos a lo mismo. Es uno de los mejores de siempre, lleva más de 17 años en la Liga, ha sido cinco veces Máximo Asistente… y está en 11.249. John Hollinger hace una cuenta interesante en The Athletic: para puentear épocas y comparar ritmos, parte del dato de lo que valdría para ser líder de la regular season en un momento determinado. Con los número actuales en rebotes y asistencias de los mejores, harían falta 23,5 años en ese ritmo top para alcanzar a Chamberlain y 23,6 para hacer lo propio con Stockton. LeBron, probablemente, va a llevar el récord de anotación a una latitud igual de inalcanzable.
¿Acerca este hito y esta ensalada de datos imposibles el trono de mejor jugador de la historia a LeBron James? Es imposible no pensar que sí: la longevidad, la persistencia mental, la resistencia física y la inteligencia para modular todo eso también son talentos. De primer nivel: esto es deporte profesional. Comparar épocas es de una futilidad extrema, los debates acaban en la barra del bar y se guían de filias y fobias. Probablemente, los seguidores de Michael Jordan y LeBron James no van a cambiar de idea, ni unos ni otros, pase lo que pase. Y siempre tendrán un contrargumento, un dato que responda al dato. Un sí, pero…
Así que, sin entrar en eso, se puede admitir que, como norma más o menos asumida, Michael Jordan se separó de los demás y LeBron James se ha puesto, como mínimo, a su altura. O casi. Muy cerca de ambos, también como mínimo, podría estar Kareem. Y a un lado, con asterisco, el monumental Bill Russell. Después Magic Johnson, Larry Bird… Cada uno que piense lo que quiera.
Estos son los números de LeBron James (ahora mismo, su carrera no está ni mucho menos cerrada) y Michael Jordan:
POR PARTIDO - LEBRON JAMES
27,2 puntos
7,5 rebotes
7,3 asistencias
1,5 robos
0,8 tapones
3,5 pérdidas
38,1 minutos
50,5% en tiros
34,4% en triples
73,5% en tiros libres
POR PARTIDO - MICHAEL JORDAN
30,1 puntos
6,2 rebotes
5,3 asistencias
2,3 robos
0,8 tapones
2,7 pérdidas
38,3 minutos
49,7% en tiros
32,7% en triples
83,5% en tiros libres
PLAYOFFS - LEBRON JAMES
28,7 puntos
9 rebotes
7,2 asistencias
1,7 robos
0,9 tapones
3,7 pérdidas
41,5 minutos
49,5% en tiros
33,7% en triples
74% en tiros libres
PLAYOFFS - MICHAEL JORDAN
33,4 puntos
6,4 rebotes
5,7 asistencias
2,1 robos
0,9 tapones
3,1 pérdidas
41,8 minutos
48,7% en tiros
33,2% en triples
82,8% en tiros libres
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS - LEBRON
4 anillos
4 MVP
4 MVP de Finales (el único con tres franquicias distintas)
18 All NBA
1 premio de Máximo Anotador
19 All Star
6 All NBA en Defensa
Rookie del Año
1 premio de Máximo Asistente
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS - JORDAN
6 anillos
5 MVP
6 MVP de Finales
11 All NBA
10 premios de Máximo Anotador
14 All Star
9 All NBA en Defensa
Rookie del Año
Tres premios de Líder en Robos
En distintas épocas, los datos de estadística avanzada son también escurridizos, pero encontramos un PER (eficiencia) similar (28,2 LeBron, 28,6 Jordan) con un usage (carga en el juego del equipo) mayor de Jordan (35,6% por 32%). LeBron gana en true shooting percentage (el medidor de la eficacia en todos los lanzamientos): 58,3% por 56,8, y en value over replacement (lo que aporta un jugador más que uno de números medios en su posición): 33,9 por 24,7. Y arrasa en win shares (básicamente, peso en las victorias de sus equipos): 55,7 por 39,8. Para Jordan, el box plus/minus (la aportación a la producción el equipo cuando se está en pista): 11,1 por 10,2.
Por cerrar la comparativa, está el asunto crucial de las Finales, claro: Michael Jordan jugó solo seis, pero no falló. Seis títulos, seis MVP. Y promedió unos increíbles 33,6 puntos con 6 rebotes, 5,9 asistencias, 48,4% en tiros, 34,3% en triples, 82,1% en tiros libres, 1,7 robos y 0,6 tapones. Y 2,7 pérdidas. LeBron ha jugado diez, en el tercer mejor dato histórico. Y ocho de ellas seguidas. Eso sí, tiene balance negativo: 4-6. Sus números son 28,4 puntos, 10,2 rebotes, 7,8 asistencias, 48,4% en tiros totales, 35,2% en triples, 73,25 en tiros libres, 1,6 robos, 0.8 tapones y 3,9 pérdidas. A partir de todo esto, qeu cada uno elija...