Kyrie, Doncic y el futuro de los Mavs
La franquicia texana ata a Kyrie con 126 millones en tres temporadas. El base ve más lejos su reencuentro con LeBron. El futuro de Doncic y los Mavs, en el aire.
El futuro de Kyrie Irving ya se conoce, y no será precisamente al lado de LeBron James. Era el interés del base y parece que también el del alero, pero finalmente los Mavericks han apostado por firmar un contrato de 126 millones en tres temporadas a la polémica estrella para que siga ligado a la entidad. Un movimiento arriesgado que deja a los texanos con una apuesta clara y firme por un futuro incierto, con dos estrellas que no han funcionado cuando han jugado juntas y que, cuando se juntaron, entraron en una vorágine de partidos perdidos que les impidió disputar incluso el play in en una temporada objetivamente desastrosa. Por otro lado, siguen siendo dos talentos absolutamente generacionales que siempre dejan lugar a un resquicio de duda por el que se cuela la esperanza. Y por ahí intentarán colarse los Mavericks, por ese diminuto hueco. Si es que eso es posible.
Los Mavericks no han acabado con este movimiento. Suponiendo que no utilicen a Kyrie para un traspaso más grande a partir de diciembre (cuando lo permite el contrato que ha firmado la estrella), tienen que rellenar la plantilla con tiradores y buenos defensores, decidir qué hacen con un Christian Wood que ahora mismo está más fuera que dentro y fortalecer un juego interior en estos momentos huérfano de intimidadores o grandes reboteadores. Pero, sobre todo, los Mavs deberán repensar un proyecto disfuncional, muy alejado de esas finales de Conferencia de 2022 y que va marcha atrás en lugar de hacia delante. Y que, además, mantiene a algunos de sus defectos: un Jason Kidd que no se ha movido en el banquillo y el propio Kyrie, que ha estado permanentemente rodeado de polémica y con un nivel deportivo que genera muchas dudas desde hace ya tiempo, cuando salió de los Cavaliers en verano de 2017 dejando atrás un anillo y un triple para la historia.
Kyrie se fue entonces de Ohio para escapar de la alargada sombra de un LeBron con el que ahora se quiere volver a juntar. Algo que no ha conseguido, otra consecuencia de su nueva firma con los Mavericks. Parece que esa opción está más lejos que nunca, teniendo en cuenta lo vilipendiada que se encuentra la figura del base y la recta final de la carrera del Rey, camino de los 39 años y cerca de afrontar su 21ª temporada en la NBA. Se dijo que la amenaza de retirada de James fue para presionar a los Lakers y que estos fueran a por Irving. Nunca se sabrá, ya que los angelinos se han movido en otra dirección, han negado siempre que quieran tener trato con el playmaker y han fichado a Gabe Vincent en detrimento de Dennis Schröder. Irving se queda, por lo tanto, en Dallas. Donde también ha llegado, por cierto, Seth Curry. El resto, ya se verá.
Un futuro lleno de incertidumbre
Hay una cosa que está clara: haciendo lo mismo los resultados suelen ser los mismos. Es decir, los Mavericks tienen que cambiar cosas si quieren conseguir el sueño de ese anillo que vuelve a buscar Mark Cuban, el objetivo que logró con Dirk Nowitzki y que ahora quiere conquistar con Luka Doncic. Eso sí, ahora parece a años luz: los texanos llegan de una temporada en la que han quedado en el 11º puesto de la Conferencia Oeste con un récord de 38-44, han tenido una defensa inoperante y han monopolizado el ataque en Doncic y, al final, en Kyrie. Y sin nada por parte de Kidd, que ha pasado de elocuente en las ruedas de prensa a bradipsíquico y aplanado, se limitó a ver la vida pasar y no encontró en ningún momento la respuesta. Hasta el punto en el que dejó de buscarla. En unas semanas en las que hemos visto a una cantidad ingente de entrenadores ser despedidos (Mike Budenholzer, Monty Williams...), Kidd mantiene su puesto. Ironías del destino.
Si pensamos en los datos, son reveladores respecto a lo que no hay que hacer... pero las piezas son las mismas. En el traspaso que llevó a Kyrie a Texas volaron rumbo a Brooklyn Spencer Dinwiddie, Dorian Finney-Smith; y, con ellos, buena parte de la poca defensa que tenían los Mavs, que iban 28-26 entonces... y 37-41 un mes y medio después, hasta el 38-44 final, claro. Renunciando, ya se sabe, a los últimos encuentros, en los que sentaron a las estrellas para conseguir una selección más alta del draft (la décima), con la que ficharon a un Cason Wallace que traspasaron a los Thunder a cambio de Dereck Lively II. Junto a Doncic, Kyrie ha disputado 16 partidos para un récord de 5-11. Mala cosa. Las piezas son las mismas. Entonces, ¿por qué los resultados iban a ser distintos?
Doncic, mucho por demostrar
Más allá de que la directiva de los Mavericks, con Nico Harrison y Mark Cuban a la cabeza, tenga que dar un paso adelante, los focos se ponen una vez más en Luka Doncic. El esloveno es una estrella consolidada que el curso pasado promedió más de 32 puntos y casi 9 rebotes y más de 8 asistencias por noche. El tope de su carrera en anotación, liderando a los Mavs en rechaces siendo el base (otro síntoma del juego interior del equipo) y yéndose a más de 36 minutos por partido. Pero asume mucho, parece que el sistema en torno a él va a ser siempre el mismo, abusa del triple (menos del 35% con 8 intentos por noche) y su esfuerzo defensivo, siendo mayor que en otros cursos baloncestísticos, sigue siendo una losa difícil, además, de mejorar. En algún momento tiene que descansar y lo hace en ese lado de la pista. Al fin y al cabo, toca el balón en cada ataque... y eso desgasta a cualquiera que no se llame Nikola Jokic.
Y no acaba ahí la cosa: las habladurías sobre el escaso cuidado de la alimentación siguen siendo una constante que ya veremos si se vuelve a repetir en el próximo Mundial y en la pretemporada. Y de cara a la opinión púbica, ese lugar en el que se ganan y se pierden las batallas que deciden las guerras, protesta demasiado a los árbitros (16 técnicas en la 2022-23, liderando la NBA en este apartado) y tiene una actitud que no siempre gusta. Es el héroe de la ciudad de Dallas, un hombre que tiene contrato hasta 2027 (más de 166 millones comprometidos) y tiene el futuro asegurado. Pero si las cosas no van bien, una tónica muy típica en la era de los jugadores empoderados es que se fuerce una situación límite. Cuánto le falta a Doncic para ello, sólo lo dirá el tiempo. Para bien o para mal.
Es el resumen de lo que pasa, ahora mismo, en unos Mavericks que han apostado por seguir igual. Siempre podrían buscar un hipotético traspaso por Kyrie (126 millones es una buena cifra si quieren algún intercambio) en diciembre, cuando ya hayan confirmado el desastre (si es que dicha cosa ocurre) y dar continuidad al proyecto a partir de ahí. Seguir construyendo en torno a Doncic. Pero si siguen igual, lo más probable es que ocurra lo mismo: ya se ha dicho. Sería un buen momento para, si cuadra, dar un golpe encima de la mesa. El Oeste está más barato que nunca (los Nuggets lideraron la Conferencia y ganaron el anillo con apenas 53 victorias) y cualquier equipo que junte bien las piezas puede emerger. De momento, los Mavericks apuestan por seguir igual. Doncic, Kyrie, Kidd... todo eso. Todo eso y muchas dudas, claro.