NEW YORK KNICKS

El gran baile del traspaso de Towns

Los Timberwolves y los Knicks completan el traspaso de Towns con la ayuda de los Hornets y una fórmula de cierta extrañeza. Partizán, implicado.

TIM HEITMANAFP

El gran traspaso de la NBA ya tiene forma definitiva. En un movimiento verdaderamente exótico, dos aspirantes al anillo intercambian jugadores que fueron all-star la temporada anterior a las puertas del inicio del nuevo curso. Nada de esta ecuación es lo habitual, pero así ha sido el gran órdago de Leon Rose, el ejecutivo y exagente de jugadores (de Karl-Anthony Towns, entre otros…) que completa así la visión con la que llegó a los Knicks en 2020. Ahora, los de la Gran Manzana tendrán uno de los proyectos más ambiciosos de toda su historia y podrán sentirse aspirantes de primer nivel al título desde la parrilla de salida. Algo nada habitual, desde luego, y menos en su historia reciente: Jalen Brunson, O.G. Anunoby, Mikal Bridges y Towns formarán un top-4 formidable, desde luego una de las mejores unidades de toda la NBA.

Para hacerse con Towns, por el que Rose llevaba años preguntando en Minnesota, los Knicks han tenido que dar a Julius Randle y Donte DiVincenzo (un gran secundario con un gran contrato), además de una primera ronda seriamente protegida, a unos Wolves que resetean en parte su proyecto (finalista del Oeste el pasado curso, otro timing extraño), alivian cargas económicas y se manejan entre la tacañería y la flexibilidad con voluntad de que ese 2x1 (dos jugadores llegan, uno se va) sume a la rotación más de lo que resta la salida del número 1 de 2015, un Towns que daba un perfil muy particular (y muy grande, big-ball) a los Wolves en su último rol de ala-pívot, al lado de un cinco muy puro como Rudy Gobert.

Así ha quedado finalmente la operación, que ha necesitado la inclusión de Charlotte Hornets como tercer equipo implicado, facilitador desde el punto de vista salarial:

-Los Knicks se llevan a Karl-Anthony Towns y los derechos de James Nnaji.

-Los Timberwolves, a Julius Randle, Donte DiVincenzo, Keita Bates-Diop y una primera ronda de Detroit Pistons con protección top-13 en el próximo draft, top 11 en 2026 y top 9 en 2027. Si en esos años no va a Minnesota, lo hará después convertida en segunda ronda.

-Los Hornets se llevan tres segundas rondas (de Sixers o Nuggets en 2025 y otras dos de 2026 y 2031), 7,2 millones en cash y tres jugadores a través de la fórmula del sign and trade: DaQuan Jeffries, Charlie Brown Jr y Duane Washington Jr.

Nnaji (20 años) es la pieza de última hora que ha completado la operación. El pívot del Barcelona, cedido esta temporada al Girona, fue drafteado por los Hornets en 2023 (pick 31) pero sus derechos son ahora de los Knicks, si no cambia su destino cuando decida dar el salto a la NBA.

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Es todavía más llamativa la fórmula que se ha usado con Jeffries, Brown Jr y Washington Jr. Con la llegada del nuevo convenio, han aparecido nuevas restricciones, muy duras, para los equipos que exceden los límites del tope salarial y se adentran en exceso en la zona del impuesto de lujo, que ahora tienen dos marcas (el primer y el second apron) a partir de la que se incrementan los castigos económicos y los condicionantes deportivos. Como están por encima del primer apron, Knicks y Wolves estaban obligados a cuadrar exactamente los salarios (dólar a dólar) para recibir y enviar la misma cantidad de dinero en la operación. No había márgenes residuales, como suele ser habitual, por esa nueva condición que establece el límite del primer apron. Towns cobrará la próxima temporada 49,2 millones de dólares y los Wolves se llevan los salarios de Randle (28,9) y DiVincenzo (11,4). Como ninguno puede recibir más dinero del que envía, hacía falta un tercer equipo, Charlotte Hornets y mucha imaginación. Una muestra de la creatividad que va a ser necesaria a partir de ahora, con el nuevo convenio, desde las oficinas de las franquicias.

DaQuan Jeffries, Charlie Brown Jr y Duane Washington Jr eran agentes libres a efectos de la NBA. Su último equipo fueron los Knicks, que tenían sus derechos y por eso han podido firmarlos a través de un sign and trade (contrato nuevo y traspaso inmediato) para enviarlos a Charlotte. Eso suma lo suficiente para, con los otros jugadores implicados (Bates-Diop, Nnaji) permitir la viabilidad salarial del traspaso. Los Hornets, en principio, cortarán a los tres jugadores y su único interés ha sido colarse en el trade para sacar las tres segundas rondas que se ha llevado y algo de cash.

Para poder firmar el sign and trade, los nuevos contratos tienen que ser de al menos tres años. Pero se puede garantizar solo uno, así que a efectos prácticos los jugadores solo serán compensados, cuando sean liberados de nuevo, por lo que firmen para esta temporada 2024-25, un mínimo que en sus condiciones de años en la liga está fijado en torno a los dos millones. Los Hornets, por lo tanto, pueden pagar a los tres y quedarse algo de esos 7,2 millones en la operación porque los tres nuevos sueldos no pasarán de un total (entre los tres) de 6,8 millones.

Pero la cosa no acaba ahí, porque Washington Jr es uno de los fichajes del nuevo Partizán, un equipo que ha dado la vuelta completamente a su proyecto para la nueva temporada. Washington Jr hará un falso regreso a la NBA. Como sus derechos en Europa no afectan a los de la liga estadounidense, los Knicks pueden firmar su nuevo contrato y traspasarlo. El guard dejará el Partizán, saltará de los Knicks a los Hornets, será liberado y regresará a Serbia. Se perderá algún partido por el camino, pero se llevará, sin hacer nada más que firmar contratos, ese sueldo que tienen que garantizarle para esta temporada de cara a cuadrar el traspaso de Towns. Un gran negocio para él. ¿Y para el Partizán? El equipo serbio se llevará un buyout que podría, a falta de confirmación oficial, rondar los 850.000 dólares solo por la molestia de dejar ir a su jugador, al que en principio firmarán un contrato similar al que tenía cuando quede de nuevo liberado. Les afectará durante algún partido, pero ayudan a Washington Jr (que la pasada temporada tenía un contrato de tipo two-way y ni siquiera jugó con los propios Knicks) a llevarse un buen sueldo extra y se lleva su piquito en forma de esa bonificación de salida. Y todo, por los 8,8 millones de diferencia en salarios que había entre Knicks y Wolves en su propuesta inicial de traspaso.

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Partizán y su jugador (con paréntesis) se llevan dinero y Nnaji, canterano del Barcelona cambia de aires. Efectos colaterales de un traspaso entre estrellas en una NBA que va requerir imaginación y nuevas formas de adaptarse (y, en cierto modo, manipular) a las normas por parte de las franquicias. En eso, los Knicks han dado una lección para no renunciar a Towns. Y lo han hecho sin meterse, por ahora, en el temido second apron que introduce castigos mucho más duros. Ahora quedarán con 13 jugadores y (el mínimo requerido está en 14) tendrán que añadir uno más (tal vez, convertir a contrato estándar el de Landry Shamet). Pero tienen margen porque están 3,6 millones por debajo de ese temido second apron y un contrato mínimo no llega a esa cifra.

Los Knicks no podía superar por norma ese second apron, una limitación que se les impuso por agregar varios salarios para completar su otro gran traspaso de esta postemporada, el de Mikal Bridges. Para el curso 2025-26 tienen asegurados ya 194,4 millones en el sueldo de nueve jugadores. Con los cálculos que se proyectan para el salary cap (que subirá un 10% gracias a los nuevos contratos de televisión) y los márgenes que eso dará en los aprons, tendrán unos 13,4 millones para completar su plantilla de esa temporada con cinco o seis jugadores más. Si lo consiguen, enlazarán dos temporadas (la que va a comenzar y la próxima) sin pisar el segundo apron. Esto es importante porque las nuevas normas obligan a los equipos, en la práctica, a pensar en ventanas de dos años. Una vez que se supera el segundo apron al final de una temporada, se congela la elección e primera a siete años vista (no puede ser traspasada). Ahí se pone en marcha un reloj de cuatro años. En ese tiempo, solo se puede superar una vez más ese second apron. Si se hace dos veces, esa ronda congelada pasa definitivamente a ser el pick 30 de su draft.

Un castigo durísimo si se piensa en términos de reconstrucciones futuras o del valor de ese pick para ser incluido en traspasos. Las franquicias, por lo tanto, están empezando a calcular en qué franjas de dos años les compensa superar ese segundo apron para lanzar su verdadero all-in competitivo y tratar después de salir, con ajustes salariales que no serán fáciles (ni populares) de esa marca. Gracias a estas operaciones y a que ahora vas a raspar (la diferencia puede ronda apenas los 200.000 dólares finalmente) pero no a superar ese límite draconiano del segundo apron, los Knicks aplazan esos problemas y pueden pensar en más temporadas con su nuevo núcleo duro intacto. También en eso, una operación óptima por parte de Leon Rose y su equipo en unas oficinas, las de los Knicks, que hace años eran el hazmerreir de la NBA pero ahora están demostrando ser, sencillamente, ejemplares.

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