Desolador: el desastre de Chris Paul

Al borde de irse de vacaciones. Así es como están los Suns, que han perdido los dos primeros partidos de la serie de semifinales de Conferencia Oeste ante los Nuggets. Y que ahora viajan a Arizona con la obligación de sumar como sea para no despedirse antes de tiempo de la opción de un anillo para el que casi todo el mundo les consideraba candidatos. Y no parece que vayan a remontar: Chris Paul se lesionó en el segundo partido de la eliminatoria y, tras algunas pruebas médicas, se ha dictaminado que es baja para el tercero y duda, aunque probablemente también se los perderá, para el cuarto y el quinto. Una variable para los Suns que deja de ser un condicionante en la carrera del veterano jugador, que ha pasado en muchas ocasiones por este tipo de situaciones.

Chris Paul, que cumple 38 años en menos de 24 horas, tiene un gran historial de lesiones y la eterna maldición de tener el dudoso honor de pertenecer a ese selecto grupo de grandes jugadores históricos sin anillo. Y no deja de ser decepcionante: el base un jugador absolutamente generacional, uno de los mejores de la historia en su posición. Y también una estrella que pierde su luz en un instante, que brilla y luego se apaga. El playmaker se vuelve a lesionar en el peor momento y demuestra que siempre le pasa algo, ya sean problemas físicos o bajadas inexplicables de nivel en el momento más importante. Se le tensó el aductor izquierdo, lo que viene a ser la ingle. Oficialmente era un “día a día”. Un grado I, que es lo que parece que es, lo dejaría de 7 a 10 días de baja, con lo que podría forzar, algo que no parece que vaya a suceder. Si al final es de grado II, nos vamos de 4 a 8 semanas. Y si es de grado III, hasta la próxima temporada. Algo que puede no importar mucho, ya que los Suns están a dos derrotas de la eliminación y el hecho de tener que pensar en el curso que viene puede llegar más pronto que tarde. Si todo sigue igual, si su salud lo permite (y esta frase se dice en toda su connotación negativa) y si el equipo de Arizona es incapaz de reaccionar sin un pilar básico en un sistema que, por pobre que sea, le necesita. Así están las cosas.

Además, Chris Paul ha dado una gran bajada de nivel propia de la edad: en regular season ha promediado 12,4 puntos, 7 rebotes y algo más de 7 asistencias, se preocupa mucho por su físico y ha ralentizado su juego y disminuido en demasía sus tiros desde la media distancia, a veces por la sensación de tener miedo al contacto. El fichaje de Kevin Durant le daba la oportunidad de ese anillo que no tiene, pero se ha vuelto a lesionar en el momento más importante, cuando los Suns ganaban 59-51, que fue un 59-53 en esa misma jugada, en la que el base luchaba por un rebote. No volvió al partido. Si tomamos como referencia el segundo resultado, el parcial fue de 44-28. En 2021, Paul cayó en las Finales contra los Bucks de Giannis Antetokounmpo. El curso pasado, no estuvo a la altura en la ignominiosa derrota ante los Suns. Un cúmulo de despropósitos que marcarán su carrera y serán recurrentemente analizados cuando se retire.

Las cosas están muy mal para los Suns. Tienen una rotación corta, la opción de ascender a la titularidad a Cameron Payne es sencillamente desoladora, Monty Williams está sin ideas para frenar a Nikola Jokic y todo lo que genera a su alrededor. Devin Booker y Kevin Durant no parecen ser suficiente para ganar partidos a base de talento. Es imposible sin sistema. Y la mezcla de indolencia y poca inclusión en el estilo de los Suns que tiene DeAndre Ayton no deja de ser comentada y es también, claro, un gran problema. Las dos victorias de los Nuggets en Colorado han sido ligeramente claras (de 18 y 10 puntos de diferencia), no han tenido grandes alardes y en ellas se han demostrado que son, en esencia, un equipo mejor que el de sus rivales. Ahora, solo falta por ver si rematan en Arizona o la serie vuelve a Denver. Para ellos, los Suns necesitan al menos ganar uno de los dos siguientes partidos. Con Chris Paul o sin él.