Ojeda: “El juego se ha vuelto exterior y me alegraría que Tavares fuera dominante”
El director deportivo del Alba, ocho años en Berlín, ejerce de anfitrión de la Final Four. Habla con AS del evento, de la Euroliga, del proyecto de su club, de la licencia A...
Himar Ojeda fue técnico asistente del Gran Canaria, luego director deportivo y general del club, fichó por el Estudiantes para gestionar la parcela deportiva, trabajó en una de las agencias de representación más importantes, estuvo en Atlanta Hawks dirigiendo la selección de talentos con potencial NBA y en 2016 llegó a Berlín, al Alba. Ocho años ya como director deportivo en un club de Euroliga, estable pero con aspiraciones de dar un paso adelante y crecer.
Director deportivo del Alba, lleva ya ocho años en Berlín.
Sí, la verdad es que inicialmente pensé que venía para menos, pero ya son ocho.
La liga alemana siempre ha tenido la etiqueta de competición al alza y Alemania ganó el pasado Mundial, ¿se nota ese crecimiento?
Sí, se nota, el baloncesto ha crecido y los jugadores se desarrollan cada vez más y se ha podido transferir eso a la selección. La liga está más reñida y, por ejemplo, el playoff ha comenzado con alguna sorpresa. Ahora hay diez u once equipos que puedan competir, otra cosa es que no esté al nivel de otras grandes competiciones porque en Alemania son muy cautos, nadie va por encima de las previsiones de lo que se pueden gastar. En España, Italia y Grecia hay a veces más empuje, incluso equipos que se lanzan a la piscina.
Una estabilidad que es una virtud y, en parte, un déficit, porque si la Final Four es en Estambul, por ejemplo, los equipos turcos compiten por armarse, pero si es en Berlín, posiblemente el Alba piense que su liga es otra, que tiene muy difícil llegar. ¿Cómo se conjuga eso desde la dirección deportiva?
Tiene sentido que se gaste lo que se ingresa, porque los clubes están planteados aquí como compañías y se invierte muy poco dinero público. Marco Baldi (el CEO del Alba), que ha montado este club, que lo dirige, ha llegado a manejar un presupuesto muy alto, pero, claro, comparado con otros de la Euroliga estamos lejos. En nuestra previsión está el compromiso de obtener la licencia A, lo que nos haría partícipes de un reparto económico mayor, pero eso todavía no ha pasado y hemos tenido que reconstruir el equipo y dejar ir a algunos jugadores. En nuestra mentalidad está crecer y tener un equipo competitivo en la Euroliga, y jugar el playoff. Nuestro camino quizá sea un poco más largo porque el dinero debemos conseguirlo gestionándolo nosotros, no lo pone nadie. Las perspectivas, sin embargo, son buenas porque la estabilidad y solidez del proyecto cuentan con un largo recorrido.
¿Cómo está entonces el proceso de conseguir una plaza fija en la Euroliga?
Entramos en el proceso que ellos determinaron para conseguir la licencia A, el que se nos propuso e iniciamos. En base a ello hemos hecho todos los ajustes necesarios que la Euroliga pedía en cuanto a personal, departamentos, incluso inversión. En el equipo hemos invertido mucho, el año que empieza la guerra de Rusia y Ucrania hubiéramos jugado el playoff si el criterio hubiera sido otro y no se hubieran anulado los partidos ya disputados, porque habíamos ganado al CSKA y al Zenit. Ahora, la Euroliga ha entrado en un momento de construcción interna y no se ha podido llegar al final de nuestro proceso, pero esperemos que se finalice y obtengamos la licencia A.
Hay mucha diferencia entre el presupuesto del Alba y el de los que pelean el título, pero no hay tanta en cuanto ingresos. Es decir, los grandes pierden dinero y ustedes no. ¿Son fervientes defensores del Fair Play financiero?
Sí, porque en los ingresos estamos a un nivel alto y entre los diez mejores de asistencia de público. Defendemos el control financiero porque es lógico y porque lo practicamos, si la Euroliga habla de eso, nosotros estamos a favor. No es sostenible que las empresas del baloncesto europeo pierdan dinero constantemente, sería sano que entre todos hiciéramos la revisión para cambiar las cosas. Y eso no es intentar que la gente gaste menos, sino buscar fórmulas alternativas. La NBA, que no es comparable en muchas cosas, cada vez tiene mejores presupuestos y, aunque hay equipos que invierta más dinero, también hay mecanismos como el impuesto de lujo para ajustar la situación. Eso no es para revertir la inversión, sino para que el negocio crezca de manera sostenible y que no haya casos como el del Khimki, que a mitad de la temporada pierde casi la única fuente de ingresos y empieza a jugar con los jugadores más jóvenes. Hay que modernizar la competición y modernizarla.
¿Va a haber buen ambiente en Berlín?
Muchísimo. No es una coincidencia que la Euroliga organice por tercera vez la Final Four en Berlín, en una ciudad bien conectada, con muchos hoteles y que no dependes solo del aficionado fiel. Hay infinidad de oferta cultura, de eventos… y muchos seguidores que vienen de Alemania y de otros países a Berlín. Cuando jugamos contra el Zalgiris, por ejemplo, casi un tercio del pabellón está lleno de seguidores lituanos. Con el Fenerbahçe y el Efes vienen muchos aficionados turcos del resto de Alemania y ahora pasará de nuevo. Para mí el pabellón es el mejor de la Euroliga, y he conocido muchos, también antes en mi etapa de scout de la NBA con Atlanta Hawks. También está el del Fenerbahçe, pero el de Berlín y el del Zalgirio me parecen los mejores.
En lo deportivo, ¿cómo ve la Final Four?
Otros años hay un equipo que si ganara sería una sorpresa, pero en este, ¿cuál sería la sorpresa? Cada uno ha llegado con un camino diferente, el Madrid ha sido dominante, al Olympiacos le ha costado un poco, el Fenerbahçe ha cambiado el entrenador… En este momento no veo quién es claramente el favorito o quién es el que tiene menos posibilidades. Todo se va a decidir en cada enfrentamiento, puro baloncesto.
Conoce bien a Tavares, ¿cree que puede ser otra vez el jugador diferencial de hace un año?
Creo que sí, porque contra él siempre es difícil, un jugador determinante por toda la capacidad que tiene de intimidar y condicionar en defensa y en ataque. Puede seguir siendo decisivo en otra Final Four y me alegraría por ello, porque el baloncesto ha evolucionado a que no se utilizan los hombres grandes, a que sea todo muy exterior, con muchos cambios defensivos, que no haya ventajas, y eso empobrece o limita la capacidad global del juego. Lo bueno es que haya cierto poder cerca de la canasta y luego también desde fuera con los bloqueos directos, me alegraría que eso pasara.
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