El día más duro para Mirotic

Nikola Mirotic es uno de los jugadores referentes en Europa en los últimos años. Ya en su etapa en el Madrid, desde que despuntaba como joven promesa hasta que se marchó consagrado en 2014 a la NBA (MVP de la ACB en 2013, mejor quinteto de la Liga ese año y el siguiente, MVP de Copa en 2014 y segundo mejor quinteto de la Euroliga en 2013), el hispano-montenegrino ha dominado en España y en Europa con sus fundamentos, su buena mano desde media y larga distancia, su juego de pies en la zona y un largo etcétera que le ha convertido en lo que es: una superestrella del basket en el Viejo Continente.

Está cerca de entrar en el Top-10 histórico de la Euroliga en puntos (12º ahora mismo) y valoración (13º), a pesar de haber estado cinco temporadas jugando al otro lado del charco. Con su regreso a Europa, ya en plenitud, consiguió otro MVP de la ACB (2020), el de la final de Liga en 2021 y su máximo reconocimiento individual hasta ahora, el MVP de la Euroliga en 2022. Todos estos logros, además de los colectivos (2 Ligas, 4 Copas y 2 Supercopas entre Madrid y Barça) quedan algo tapados por lo que sigue siendo el gran lunar de su carrera: la Euroliga. Y no será porque no lo ha intentado. El ala-pívot ha disputado la Final Four en cinco ocasiones y en tres de ellas, llegó al partido decisivo. Pero aún no ha levantado el título de campeón de Europa.

El viernes tuvo una nueva ocasión de quedarse a un paso del trofeo más deseado y esta vez tropezó como nunca. Fue, sin duda, el peor partido de Mirotic en una Final Four. En los 28 minutos que estuvo en pista se quedó en 3 puntos, con una serie de tiro horrenda: 1/3 en tiros de dos y 0/7 en triples. Sólo cogió 1 rebote y acabó con -2 de valoración y un -13 con él en pista. “Es el día más duro de mi carrera”, aseguraba nada más terminar el encuentro, con toda la sinceridad de la que era capaz. “Es una derrota colectiva, pero sin duda he hecho el peor partido de la temporada y en un momento tan importante. Por eso asumo la responsabilidad y pido perdón a la afición”, continuaba.

Con este partido volvió a aparecer el viejo fantasma que le ronda cada vez que se acerca una Final Four. Un mantra que se repite una y otra vez. Aquel que dice que Mirotic no da la talla en los partidos decisivos. En lo que se refiere a la Euroliga ha disputado ocho encuentro de Final Four que eran eliminatorios (semifinales y final). Sus promedios en estos encuentros respecto a los que tiene en toda su carrera continental son mejores en puntos (+1) y en valoración (+1,9). En el resto de estadísticas en las que se supone que tendría que destacar tiene peores números. Se refleja especialmente en sus porcentajes, bajando desde todas las distancia. En tiros de 2 cae un 12,6% (de 59,2 a 46,6), en tiros de 3 un 6,6% (de 39,9 a 33,3) y en tiros libres un 6,2% (de 85,1 a 78,9).

Si miramos partido a partido hay de todo. En su etapa en el Madrid destacó en la paliza al Barça en semifinales de 2014 (19 puntos, 27 de valoración, +23 con él en pista), pero no dio la talla en las dos finales ante Olympiacos, en 2013, y Maccabi, en 2014. Entre ambas promedia -14 en pista. Con el Barça sí que había hecho grandes partidos en semifinales, hasta el viernes, claro. En 2021 le hizo 21 puntos al Armani Milán con 28 de valoración. El año pasado firmó su mejor encuentro en una Final Four, en semis ante el Madrid: 26 tantos, 4/7 en triples, 100% en tiros libres, 12 rebotes, 5 asistencias, 2 robos, 39 de valoración y +5 con él en pista el Barça. Pero el equipo azulgrana no pudo derrotar a los blancos y jugar su segunda final consecutiva después de la de 2021. En aquel partido ante el Efes apareció de nuevo la versión floja de Mirotic, quedándose en 11 puntos en 30 minutos, con un 1/5 en tiros de tres, 7 créditos de valoración y -11 en pista.

Un dato que le perjudica especialmente es el +/- en sus ocho encuentros de Final Four: -4. Y eso contando con que hizo ese +23 en las semifinales de 2014 en las que el Madrid le ganó 100-62 al Barça. “Cada oportunidad vale oro y perder otra es duro, muy duro”, decía el viernes con resignación. Porque sabe como el mejor lo que cuesta llegar hasta aquí y, sobre todo, lo que cuesta dar el último paso. De momento la Final Four le ha traída más lágrimas que sonrisas.