LOS ESPAÑOLES Y EL NUEVO CURSO
El reto más ambicioso de Mirotic: triunfar en los Bulls
El mejor canterano del Madrid en los últimos 30 años afronta en Chicago un desafío mayúsculo. Trabajo y talento para sobrevivir como novato en la corte de Thibodeau.
Ensalzaba hace unos meses Pedro Ferrándiz el talento desbordante de Nikola Mirotic, pero decía que su marcha sí o sí a la NBA le restaba carisma entre su propia afición. Y le situaba por detrás de Llull y Sergio Rodríguez en el imaginario colectivo blanco, en ese armario difícil de clasificar donde se acumulan los sentimientos. Algo parecido ocurre si extrapolamos su impacto afectivo al ámbito nacional. Mirotic tiene pasaporte español, ha crecido como jugador y persona en la cantera del Madrid y es seleccionable, aunque nunca ha jugado con la absoluta. Primero porque no le llevaron (Eurobasket 2011) ya que era clave en la Sub-20 para lograr el oro, al año siguiente porque Ibaka fue la elección de la FEB (Juegos Olímpicos 2012), luego porque renunció él (Eurobasket 2013) y después porque Ibaka le volvió a quitar el puesto (Mundial 2014).
Se preguntarán qué tiene que ver esto con la NBA. Quizá poco o nada, pero esa indeterminación, esa falta de certezas que rodea a Mirotic le va a acompañar también en la NBA, aunque ahora el debate sea su estilo de juego. ¿Triunfará en la Liga norteamericana? Esa pregunta se la he hecho a compañeros de profesión y a gente del mundillo del baloncesto. ¿Quieren saber la respuesta? No hay punto de encuentro. Podríamos dividir las opiniones casi a partes iguales entre los que piensan que “lo va a pasar mal” y los que lanzan un categórico “triunfará”. Creo que todos llevan razón, sólo hay que aunar contestaciones: “Sufrirá, pero lo conseguirá”.
No se vislumbra un horizonte despejado. Toca machete en mano para desbrozar la senda. Para él siempre fue así desde que llegó con 15 años a Madrid, a otro mundo, lejos del entorno en el que había crecido. Pasó de asombrar en categorías inferiores a ver su ascenso al primer equipo muy complicado. Presencia testimonial y cesión a Palencia donde maduró, donde pasó de niño a hombre, pero donde no brilló en la cancha. Para entonces ya había llamado por teléfono a Messina con el descaro de un adolescente. Le pedía que, si no iba a jugar, le dejara irse cedido. Su lenguaje corporal en la pista a veces esconde su enorme ambición y capacidad de trabajo. Una determinación que no se refleja en lo que algunos ven desde la barrera. No fue el caso de Messina.
Casado con Nina, hija de su mentor, Jadran Vujacic, que le entrenó desde que era un mocoso en la escuela Joker de Podgorica, es padre de un niño que nació en mayo. Aleksej, Aleksej Mirotic, claro. Vino al mundo dos días después de la derrota en la final de la Euroliga ante el Maccabi. No trajo un título bajo el brazo, pero sí un contrato con el equipo de Chicago, donde crecerá Nikola y donde crecerá el chaval. Tres años y 16,6 millones de dólares antes de impuestos. Le espera uno de los equipos con más nombre de la NBA y que llama ya a los títulos. Que se abra o no el portalón lo dirá el tiempo.
Como acostumbra en la carrera deportiva de Mirotic, el camino pica hacia arriba. Gran contrato para un ‘roookie’ de 23 años, le espera, sin embargo, Tom Thibodeau, tan buen técnico como estricto, casi obsesivo, en su visión del baloncesto. Hace años que muestra su apasionado idilio por la defensa, por los jugadores aguerridos y un esquema más clásico del ataque, con pívots fajadores, más puros, más a la antigua usanza. Para el papel de hombre abierto tirador ya están los aleros (los Bulls fueron la campaña pasada el 24º peor equipo en porcentaje de tres y el 26ª en lanzamientos encestados). Hay incluso quien dice que “Thibodeau odia a los ‘rookies’”. Seguro que no, aunque el argumento del poco protagonismo de los novatos en Chicago es cierto. Y ahí, en ese ecosistema hostil, es donde Mirotic debe empezar a moldear su figura de jugador NBA. Lo anterior, Europa, no existe a este lado del Atlántico. Más allá de los 17 puntos de su debut, la pretemporada sólo ha recalcado que los días de vino y rosas se harán esperar. Trabajo duro, muy duro antes de ni siquiera soñar con la recompensa.
Mirotic es un jugador polivalente, un ‘cuatro’ por encima de cualquier otra ocurrencia, pero que puede jugar puntualmente de alero alto y más puntualmente de ‘cinco’. Polivalente, sí; aunque sería bueno que se ganara cuanto antes un rol ambicioso en la plantilla. No le vendría bien que le encasillaran como un tirador, que le enclaustraran tras la línea de tres sin mucha más aportación al juego de ataque. Su problema es que como interior tiene por delante a la pareja Joakim Noah-Taj Gibson y a Pau Gasol. A los que deberá arañar minutos, sin olvidar a compañeros de viaje como Nazr Mohammed y el australiano Cameron Bairstow. Por fuera, en el puesto de ‘tres’, se encuentran Mike Dunleavy, Tony Snell y Doug McDermott, otro prometedor novato, incluso más que eso, una figura en ciernes. Un tirador fantástico que ha completado su etapa universitaria con un 46% en triples y que en el último año se desató con 26,7 puntos. Él y Mirotic pueden voltear la leyenda que acompaña a Thibodeau, la de su poco aprecio a los ‘rookies’. Quizá sólo sea el peaje a pagar para evolucionar tanto y tan bien como Jimmy Butler.
A diferencia de otros novatos, Mirotic y McDermott vienen más preparados tras apurar su etapa formativa. El español de Podgorica ha firmado cuatro campañas a gran nivel en el Madrid y ha convivido con la presión y la exigencia máxima. En Chicago no notará en este aspecto gran diferencia, aunque ya decíamos que el bagaje previo no basta: “Thibodeau no pondrá a McDermott de titular aunque haya metido 31 puntos en la Liga de verano. Y si hay alguien que tiene menos opciones de ser titular que él, es Mirotic. Ningún novato sin pistas sobre el nivel defensivo de la NBA será titular. Eso no va a pasar”, asegura Michael Wilbon de ESPN Chicago. A la cima, a ésta, no se llega dando un paseo. De eso sabe bastante ‘Niko’. Deberá arrancar por la defensa, por una mejora del físico, de la fuerza y de la potencia de piernas. Incluso de la velocidad de ejecución de sus mejores gestos ofensivos. De lo otro, del talento, que nadie se preocupe. Está ahí y aparecerá. “Saldré a muerte”, avisa el jugador. Y nosotros a verlo.