EUROLIGA | BARCELONA-OLYMPIACOS
Canaan: “el enemigo público número 1” regresa al Palau
El estadounidense, que tuvo problemas con el Palau Blaugrana cuando jugaba en el Unics Kazan, regresa a Barcelona con el Olympiacos.
Barcelona y Olympiacos jugaron su último partido de Euroliga en el día en el que acabó la competición la temporada pasada. El Barça se lamió (un poco, al menos) la herida de su derrota en semifinales contra el Real Madrid, que perdió la final con un Efes que había derrotado en semifinales, por los pelos, al Olympiacos. En el partido por el tercer y cuarto, siempre un duelo con tono melancólico, el Barça estuvo más concentrado y ganó (84-74). El primer encuentro de ambos en la nueva temporada de la máxima competición europea será (viernes, 20:30) un reencuentro en el Palau: Barça-Olympiacos.
Se enfrentan dos equipos que tienen el objetivo de regresar a la Final Four. En el Olympiacos la principal baja ha sido la del escolta Tyler Dorsey, que probará fortuna en la NBA con los Mavericks de Luka Doncic. En su lugar ha llegado a El Pireo Isaiah Canaan (31 años), tirador que después de seis años en la NBA (y la Liga de Desarrollo) llegó a Europa en 2020 para jugar en el UNICS Kazan, de donde salió cuando comenzó el conflicto bélico en Ucrania. La temporada pasada la acabó en el Galatasaray y ahora jugará en el Olympiacos.
En 24 partidos de Euroliga con el UNICS, promedió 11,8 puntos con un 41% en triples. De esos 24, puede que el más famoso fuera el que jugó en ese Palau al que ahora regresa, una noche en la que el Barça remontó 20 puntos para imponerse en la prórroga (111-109) después de un último cuarto furioso (37-20). La remontada se agitó a partir de un gesto de Canaan, que mandó callar a la grada después de un triple cuando el duelo parecía decantado. El propio Sarunas Jasikevicius reconoció que estaban “muertos” hasta que la actitud de Canaan incendió al público del Palau y esa energía llegó al equipo.
El estadounidense tuvo también problemas por un gesto de celebración en un (muy caliente) Fenerbahçe-Galatasaray de la Liga turca. Sin embargo, se lo toma con tranquilidad y asegura, en una entrevista para EuroHoops, que no va a cambiar su forma de ser en la pista: “No sabía que los aficionados en Europa se tomaban estas cosas tan por lo personal. Lo mío es sentir el partido, si la cosa fluye así, juego con ese tipo de pasión, con esa energía. Soy un luchador. Me da igual quién esté enfrente, voy a la guerra con mis hermanos, con mi equipo. Intento ganar, intento derrotarte. Si llega la ocasión, no me escondo de esos momentos importantes. En Europa los aficionados se lo toman mal, pero es parte del juego. Jugué casi siete año en la NBA y esas cosas suceden constantemente, no es nada personal. A mí me encantan. Saca la parte más fiera de mí, soy esa clase de jugador. No es algo que pasé siempre en la pista. Si es un partido importante, hay mucho en juego y llega una jugada importante... ahí no me voy a esconder”.
Ahora, con la camiseta de Olympiacos, vivirá uno de los duelos más calientes de Europa, el duelo ateniense contra el Panathinaikos: “La pasada temporada sus aficionados me intentaron escupir, me tiraron un café encima... Tengo ganas de jugar contra ellos ahora. Los grandes duelos con tanta rivalidad significan mucho para los aficionados y para los equipos. A mí me encanta jugar con esa pasión, esos momentos son los que me llenan como jugador. Soy así, ese soy yo. Haré lo que sea para que mi equipo gane. Hay una noción de respeto. Hay gente que falta al respeto a los jugadores sin parar. Si respondemos a eso... ¿Es un problema? Es parte del juego, no me lo tomo como algo personal, no me voy a casa y me preocupo por lo que me va a decir alguien. Tengo mi familia. Lo otro, jugar y ganar partidos de baloncesto, es mi trabajo”.