Bochorno, reacción y... derrota

El Madrid de los altibajos tocó fondo este jueves en la Euroliga (64-74). Ni siquiera le salvó jugar en casa, en el WiZink Center, donde llevaba ocho victorias seguidas. Una actuación esperpéntica en la primera parte abochornó a sus aficionados, que pasaron de la rabia por el meneo a la impotencia al verse desarbolados por el rival. El Anadolu Efes tiene talento y físico y se agarró a lo segundo para imponer lo primero. Su defensa estranguló al Madrid de salida, que en vez de buscar alternativas en medio de las pérdidas y de los triples fallados, mantuvo la precipitación y los tiros lejanos. El 18-45 justo antes del intermedio resultaba demoledor, pero no definitivo, porque en una segunda parte de casta de seis jugadores (sin más relevos, lo que al final pasó factura en plena remontada) el Real se puso a uno: 62-63 tras un parcial de ¡44-18!

Campazzo lideró la reacción, Deck lo secundó, Hezonja espabiló, Llull lo dio todo sin puntería, Abalde fue un factor defensivo y Tavares se convirtió en el amo del rebote y la intimidación (13 rechaces y 2 tapones). Y ya, faltó más, tras una primera parte desastrosa. Vincent Poirier cerró su gira por España con dos victorias, en Vitoria y Madrid, frente a sus exequipos: 8 puntos y 6 rebotes en el Palacio, de más a menos, como su Efes, aunque la escuadra turca se guardaba un último cambio de ritmo cuando iba a ser cazada, el de Derek Willis con un par de grandes acciones defensivas y un triple, y el de Beaubois.

Volvamos al inicio, cuando la brecha se abría punto a punto sin remisión (en el baloncesto no siempre las cosas se resuelven al final). Hezonja era entonces el mejor ejemplo de esa inestabilidad y falta de foco, con un 0 de 5 de tres (1 de 9 en tiros de campo y un tapón recibido) y dos bolas al limbo. Tavares, en pleno despropósito, solo sumaba 11 minutos por las faltas cuando se le necesitaba. La tercera personal llegó en un bloqueo de ataque totalmente evitable.

Rathan-Mayes tampoco estaba. Primero lanzaba dos triples fatalmente ejecutados y extraviaba dos balones, multiplicando la ansiedad por la falta de generación de juego, y luego se iba al banco con una ceja abierta. Llull acudía al rescate sin rescatar y Campazzo tenía que darle vueltas a su mal inicio en el banquillo con Darius Thompson castigándolo con tres recuperaciones y varias canastas. En su regreso, solo el argentino parecía con piernas y calidad para impulsar la nave. De hecho, él metió el primer triple, el único en la primera parte que se cerró con un espantoso 1 de 17.

El Efes llegó a viajar con un +27 (18-45) en el cruce con el minuto 18 tras dejar en cuatro puntos a los blancos en los primeros 9 minutos y 40 segundos (6-19 en el primer cuarto). Si la brecha no alcanzó los 30 fue porque los de Tomislav Mijatovic tampoco metían demasiado de tres (3 de 12 y 7 de 28 al final), echaban de menos ahí al lesionado Shane Larkin, no en el resto con la fortaleza y clase de Elijah Bryant, Jordan Nwora, Stanley Johnson... Dan Oturu daba en la pintura un buen relevo a un Poirier aplaudido y crecido de salida: rebotes, algún mate… En ese escenario tan complicado, Ndiaye y Hugo González se veían arrastrados y Andrés Feliz regresaba después de cinco semanas de baja (rotura de la fascia plantar). Papelón que no tuvo que representar el dominicano porque solo pisó la cancha cinco segundos. El Madrid había escondido su reaparición.

Campazzo y la reacción improbable

Al descanso, la situación merengue era catastrófica y aun imaginando toda la heroica posible y un poco más era difícil intuir la remontada. ¿Y saben, qué? Casi ocurrió. La reacción improbable la hizo posible un Campazzo desatado, dándolo todo en ataque y defensa, a la carrera. Lo respaldó Deck, y Tavares y Abalde atrás. Y es que la defensa desniveló la balanza. Presión arriba, para atacar la subida de balón, y cuando se formaba el ataque. El gran Thompson del inicio se volvía trasparente y a su equipo se le veía aturdido. Y poco después, asustado ante la crecida merengue. Desmadejado. Chus Mateo alternaba con una zona 2-3 para tratar de dar algo de aire a los suyos.

La desventaja se reducía a 9 a falta aún de casi 13 minutos (45-54). Y en esa distancia se entró en el último acto (49-58). Quedaba otro empujón, el más difícil porque no existían rotación local y el cansancio hacía mella. La única variación al quinteto formado por Campazzo, Abalde, Deck, Hezonja y Tavares era la entrada de Llull. Y el capitán ponía el 62-63… y hasta ahí tras un parcial de 44-18. Un triple de Derek Willis desde la esquina, que entró para eso, y otro de Beaubois de gran factura daban el último impulso al Efes (62-69), el definitivo.

Llull acabó eliminado por faltas y el Facu expulsado por una técnica y una antideportiva. En esa situación extrema, de tensión, de ir al límite porque la remontada era posible, se vio que Chus Mateo deposita su confianza plena en unos pocos jugadores y Rathan-Mayes no está entre ellos. No jugó en la segunda parte, tampoco Ibaka. El Madrid cayó de pie, aunque la imagen de la primera parte no se borra con un simple lavado.

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