El renacido llega a Madrid

El pasado 20 de enero el Armani Milán sufría otra dura derrota, en casa ante el Asvel Villeurbanne, era el 14º tropiezo en 20 jornadas, y Ettore Messina arrojaba la toalla. No es que dejara el banquillo del Olimpia, como llegó a sugerir en noviembre si las cosas no se enmendaban, ni que parara de intentar una reacción, simplemente afrontaba de frente una realidad muy cruda: “Hemos terminado (se refería a la temporada europea). Ahora es muy difícil cambiar la situación, debemos ser honestos y admitirlo”. El Armani, uno de los favoritos en octubre, construido para alcanzar la Final Four con un presupuesto que ronda los 35 millones, era último. Y ese balance empeoró aún más una semana después: 6 victorias y… 15 derrotas (¡nueve seguidas!). A ocho triunfos de los líderes entonces, el Olympiacos y el Madrid, y a cinco de los puestos del playoff. El colista era un equipo muerto.

Hoy, seis victorias consecutivas después, el renacido llega a Madrid. En el camino ha superado al Baskonia, Estrella Roja, Panathinaikos, Olympiacos, Valencia y Partizán. A los de Bartzokas y a los de Obradovic, dos de los cinco equipos más ofensivos, los dejó a ambos en 62 puntos. Un cambio radical en defensa y un fichaje crucial, el del talentoso Shabazz Napier (1,85 m y 31 años). Con el puertorriqueño, el Armani no ha perdido ni en la Lega ni en Europa, aunque sí el cruce de cuartos de la Coppa con el Brescia.

Napier (354 partidos NBA) promedia 13 puntos y 4,2 asistencias en 25:34 en la Euroliga, en los citados seis triunfos seguidos. Es lo que aporta y que su presencia ha hecho que encajen otras piezas, utilizando al resto de los exteriores más en su puesto y restando peso como generador al alero francés Luwawu-Cabarrot, fichado durante el curso y que en diciembre y enero tuvo mucho el balón, cuando quizá ese no sea su fuerte. También Messina ha dado con la tecla dándole más protagonismo a la pareja interior Melli-Voigtmann, que ha cuajado, y algún minuto menos a Brandon Davies, que aún así ha lucido en ataque de manera exprés en un par de las recientes victorias.

En el club admiten que quizá debieron fichar un base antes tras la lesión de su timonel, Kevin Pangos. La buena noticia es que el canadiense está de vuelta tres meses y medio después, y más arropado. Y ha regresado la que quizá sea la estrella principal, el alero danés Shavon Shields, tras más de cuatro meses en el dique seco. Sin embargo, estará ausente ante el Madrid al dañarse un tobillo el domingo, aunque no parece grave. Y faltarán Devon Hall y Datome.

Que el Armani haya renacido no significa que alcance la orilla, porque en su racha triunfal cinco de sus seis duelos fueron en casa y lo que le queda es muy duro, con cinco salidas en siete jornadas, incluida la de esta noche en Madrid, y parece que solo puede permitirse un tropiezo más para acabar con 18-16, el posible balance de corte. Si lo lograse, habría encadenado 12 victorias en 13 encuentros. De ahí que Messina no hable de recoger la toalla, solo de seguir “partido a partido”, de dar cada día “un paso más en calidad y continuidad en el rendimiento”.

El Madrid, por su parte, viene de perder el aplazado ante el Efes tras encajar 8 triples y 35 puntos en el tercer cuarto, remontar luego 17 en 8:38 del último y acabar cayendo en el minuto final (90-89). Con el playoff en el bolsillo, el reto es alcanzar la ventaja de cancha. El Armani solo concede 76,3 tantos (segundo mejor atrás) y los blancos llegan con un solo base puro, Sergio Rodríguez, por las bajas de Williams-Goss (al menos dos semanas ausente por una lesión muscular en los abductores) y Llull. “Tienen mucha disciplina, están muy bien entrenados y poseen muchas armas ofensivas. Plantearán muchos cambios en defensa para intentar sacarnos de nuestro juego y ritmo”, explica Hanga, que con Abalde echará una mano en la dirección. Partido grande.