Kyle Guy emula a Petrovic

“Si mis compañeros necesitan que anote 50 puntos para ganar, lo intentaré”, había dicho en la previa Kyle Guy, el supertirador de Indiana. El Joventut solo precisó 30 de su escolta, que promedia 29,3 tantos con 21 de 37 en triples en tres partidos, para abatir al campeón de la Euroliga (83-93) y poner el 0-1 en el marcador. O, lo que es lo mismo, si gana los dos en el Olímpic, jugará la final, la primera desde 1993. Palabras mayores, como Kyle Guy, que se presentó de manera salvaje en Madrid, ante uno más de la ristra de clubes que lo tienen en el radar. Por primera vez desde Drazen Petrovic en 1989 (este miércoles 7 de junio se cumplen 30 años de su fallecimiento) un jugador suma dos actuaciones con 8 triples o más en los playoffs de la misma temporada.

Pero la Penya de Carles Duran fue mucho más que Guy, y eso es una enormidad. Defendió, atacó, repelió al Madrid cuando se revolvía y contó con más jugadores magníficos, como Ante Tomic (18+11 rebotes y 4 asistencias), genial generando juego, y Andrés Feliz, un base que no para de crecer (16 más 3 pases de canasta). Joel Parra recibió un codazo de su compañero Ellenson, que le produjo un fuerte traumatismo, y aun así acabó en cancha. Guerrero. Enfrente, en el Madrid, los seis días de descanso, ese pequeño oasis, le restaron algo de ritmo y, sobre todo, le birlaron la puntería: 8 de 32 de tres. Llull no tuvo su noche, ni el Chacho. Musa lo intentó con cabeza y carácter y Tavares con 18+14 para 38 de valoración no se bastó, lo que dice mucho del Joventut, lo pone por las nubes.

No sé si eran demasiados los que esperaban una alfombra roja para el Madrid en esta eliminatoria, pero el momento del Joventut, redondo como equipo en el entendimiento del baloncesto y con varios jugadores con confianza extra, daba señales justo de lo contrario. Y lo vimos en el primer tiempo pese a una floja salida verdinegra, cuando los de Duran llegaron a viajar diez abajo (13-3). A partir de ahí, reacción con labor de hormiguita, la de Tomic, y no por su tamaño, sino por no dejar de apilar cosas positivas. Primero ponía en pie a los suyos con dos canastas y, más tarde, castigaba el descanso de Tavares frente a Randolph y Hezonja. El Real se atascó en el segundo cuarto (1 de 9 de tres) y permitió galopadas al rival que le dieron la vida. Hanga (11 tantos entonces) era el estilete local con sus entradas, en ocasiones defendido por Kyle Guy, que marraba seis de sus primeros siete lanzamientos hasta que clavaba un triplazo sobre la bocina del intermedio. La Penya defendía bien, y lo parecía más por los errores en varios tiros liberados de los merengues, y atacaba con las ideas claras, con buen ritmo y calma a la vez: 39-42. Gran reacción a una regular puesta en escena.

Lo mejor estaba por llegar, lo vimos mientras Kyle Gun Guy se significaba con una racha de 13 puntos en ocho minutos que puso al Joventut en órbita con un +12 (49-61, minuto 27). Al tiempo, el Madrid seguía sin subir la tapa del aro y se agrupó más la defensa verdinegra. En pleno embotellamiento, Musa gritaba la solución a sus compañeros: “Balones a Tavares”. Y por ahí se reenganchó el Real, y por el bosnio, que le pasaba y supo también forzar varias faltas a una defensa cerrada. Un triple de Hezonja y otro del Chacho, que no andaba fino en el lanzamiento, ayudaron.

El inicio del acto final fue precioso, con el Madrid igualando a 73. La remontada no se culminó, Guy replicaba de tres y el pequeño Feliz se adueñaba del escenario, gigante, como su canasta entre Tavares y Hezonja para elevar el 75-83. ¿Definitivo? Sí, porque los blancos seguían con su carrusel de fallos, incluidos los tiros libres, y Guy con el suyo, uno asombroso de puntería, de destreza. Otros 8 tantos (24 en la segunda parte) para abatir al campeón de Europa con la afición del WiZink Center aplaudiéndolo. Se presentó en Madrid, y a lo grande.