Se quema la cocina del bar y un cliente se indigna por no haber comido
Ocho personas se quedaron sin comer y descargaron todo su odio a través de una reseña en Internet. El episodio, difundido por Soycamarero, ha sido objeto de todo tipo de comentarios.
Esta es una historia de poca empatía nacida al calor de un incendio a altas horas de la noche. Los bares, tabernas y restaurantes han acogido las más inverosímiles anécdotas desde que el hombre pusiera un pie en su interior y un brazo sobre la barra. De un tiempo a esta parte los relatos hosteleros rozan más lo fatídico que lo épico, y bajo esa premisa se ha producido este original suceso.
Todo empezó con un grupo de ocho personas hambrientas. Llegan al sitio en cuestión, se sientan y piden algo de beber. Unas cervezas. Alguno repitió. Y, carta en mano, algo para saciar sus ganas de zampar. Todo transcurría con apacible calma, hasta que, literalmente, empezó a oler a humo. La crónica ha quedado grabada con tinta digital en una reseña de Internet y, posteriormente, recogida por la cuenta de Soycamarero en Twitter con no poca incredulidad.
Donde hubo fuego no siempre quedan cenizas
Había pasado media hora. Las risas se transformaron en miradas ocasionales a la cocina, como quien espera acelerar así la llegada de las viandas. Y nada. Entonces salió uno de los trabajadores y les informó del pequeño gran contratiempo que habían sufrido en la sala de los fogones. Y eso era, fuego. “Habíamos pedido para comer hace 30 minutos largos y hemos tenido la mala suerte de que se les ha quemado la cocina”, expresa con rabia el eterno casi-comensal.
La información había quedado clara. Que no se podía cenar. La carne ‘al punto’ debía ser carne chamuscada si el cliente quería llevarse algo a la boca. Y el camarero terminó de despachar poniendo encima de la mesa la factura de la discordia. “Nos han cobrado las cervezas y no nos han dado ninguna solución dejando a ocho personas sin nada de cenar a las 23:00 horas”, escribe el portavoz de los ocho hambrientos. El cliente quería cenar y su enfado le hacía arder igual o más que la cocina.
Y se fueron con su música a otra parte. Y no volverán, por mucho que donde hubo fuego a veces queden cenizas. El resultado de la valoración era de una estrella sobre cinco, lo que ha despertado todo tipo de comentarios en las redes acerca de la nula empatía que ha tenido el parroquiano ante un problema de semejante magnitud. “Ahora les hago unas tortillas mientras la cocina está en llamas”, vacila Soycamarero en Twitter. O se reducen las ascuas o la tortilla va a quedar más cuajada que un ladrillo.
El pueblo ha decidido no quedarse callado ante el comentario del cliente, y le han llovido críticas en un txirimiri de dagas digitales. “Jajajajajajajajajajajajajaajaj, cero empatía. Se te quema el local y bueno, pos nada... Hazme unas carnitas asadas”, resuelve un usuario, entonando una risa tan prolongada como las cervezas que apuraron los clientes durante la larga espera. Se desconoce si encontraron otro lugar donde cenar a las once de la noche o si, por el contrario, aquel incendio les mandó a la cama con el estómago lleno de aire y poca comprensión. Una historia más de las tantas que ocurren tras la puerta de un local.