¿Quién ganó la Batalla de Trafalgar? El error francés que hizo sucumbir a España frente a Inglaterra
Así fue una de las batallas navales más recordadas de la historia, la sucedida el 21 de octubre de 1805 en el cabo de Trafalgar, a las orillas de Cádiz, entre España, Francia y Reino Unido.
Uno de los episodios más trágicos en la historia naval de España es la Batalla de Trafalgar (1805). Una contienda en la que nuestro país se vio envuelta por las hostilidades entre las dos grandes potencias de la época, Francia y Reino Unido. Los españoles, enemigos históricos de los ingleses y presionados por Napoleón, unieron sus fuerzas a los franceses para caer derrotados por la escuadra dirigida por el almirante Nelson frente a la bahía de Cádiz.
¿Cuál es el origen de las hostilidades en la Batalla de Trafalgar?
La rivalidad entre Gran Bretaña y Francia había ido en aumento tras el ascenso de Napoleón al poder en el país vecino. Pese a la firma del Tratado de Amiens en 1802, las hostilidades entre ambas naciones se iban sucediendo, con su punto álgido en el año 1804. El mayor enemigo en Europa del emperador francés era Reino Unido.
Napoleón le prometió al rey español Carlos IV la devolución de Gibraltar así como otros territorios a cambio del apoyo de su escuadra, que, aunque ya se encontraba en decadencia, seguía siendo la tercera más importante del continente. Por su parte, Reino Unido conformó la Tercera Coalición junto a Austria, Nápoles, Suecia y el Imperio ruso y mantuvo un bloqueo naval sobre plazas importantes como El Ferrol, Brest o Tolón.
Así fue la Batalla de Trafalgar
A principios de 1805, Napoleón decidió dar el paso para la invasión de las islas británicas a través del canal de la Mancha. Para ello, necesitaba realizar una maniobra de distracción que sacase de Europa las naves del Reino Unido. Una escuadra francesa liderada por el vicealmirante Pierre Charles Silvestre de Villeneuve consiguió salir del puerto de Tolón en dirección hacia el Caribe. Antes, debía juntarse con una escuadra española para interceptar distintos barcos mercantes y llamar la atención de los ingleses al otro lado del Atlántico.
La escuadra dirigida por el famoso vicealmirante británico Horatio Nelson salió en su búsqueda, pero la armada franco-español consiguió realizar maniobras evasivas para poner rumbo a Europa de nuevo. No obstante, las cosas no saldrían como Napoleón deseaba. Fueron interceptados en el cabo Finisterre por una flota británica al mando del vicealmirante Robert Calder. La contienda acabó en tablas pese a la superioridad de la armada franco-española, algo que enfureció a Napoleón.
Villeneuve había recorrido toda la costa hasta llegar a la bahía de Cádiz, bloqueada por los británicos, quienes ya habían regresado del Caribe. Napoleón le había ordenado zarpar camino al Mediterráneo para apoyar operaciones militares en Nápoles. Villeneuve, quien sabe si consciente de que Napoleón le había destituido, adelanta la salida de forma precipitada, algo que disgusta a los españoles. El 21 de octubre, ambas flotas se avistaron y Villeneuve ordenó virar en redondo para evitar que Nelson pudiera cortarle la retirada a Cádiz.
La flota combinada se componía de 33 navíos de línea (18 franceses y 15 españoles), entre ellos el más grande de la época, el ‘Santísima Trinidad’ (España), ‘Bucentaure’ (Francia), ‘Redoutable’ (Francia) o el ‘Príncipe de Asturias’ (España). La armada británica estaba compuesta por 27 navíos de línea, entre los que destacaban el ‘Victory’ y el ‘Royal Sovereign’.
Para la batalla, la escuadra de Villeneuve adoptó una formación en columna integrada por tres divisiones, una detrás tras otra. El denostado francés contaba con prestigiosos marinos españoles como Federico Gravina, Cosme Churruca, Dionisio Alcalá Galiano e Ignacio de Álava. Nelson, organizó su escuadra en dos divisiones: una de 12 navíos y otra de 15 barcos al mando del vicealmirante Collingwood. Ambas divisiones se dispusieron en columna y navegaron de forma paralela, en dirección perpendicular a la escuadra franco-española.
El ataque inglés se enfocó en el centro de la escuadra combinada, que finalmente se rompió, provocando su desorganización y división en tres partes. Se produjeron combates aislados en donde los británicos, que, a priori tenían menos naves en combate, se impusieron a franceses y españoles gracias a una mejor estrategia naval.
En la contienda, Francia y España perdieron una buena parte de su flota y tuvieron innumerables bajas y heridos. Por su parte, la flota británica quedó intacta pero el vicealmirante Nelson murió por las heridas causadas, no sin antes saber que había derrotado a sus enemigos en su última batalla.