Sociedad

El país que desapareció un 25 de diciembre y dejó a su astronauta abandonado en el espacio

El astronauta Sergei Krikalev pasó la Navidad de 1991 en la estación espacial MIR, mientras que la URSS colapsaba.

Sergei Krikalev / Wikimedia Commons

El astronauta Sergei Krikalev pasó la Navidad de 1991 a 400 kilómetros de la Tierra, en la Estación Espacial MIR. Una persona afortunada, dirían, la que pasa las vacaciones de diciembre muy cerca de las estrellas y lejos de la humanidad. Desde allí podía ver el globo terráqueo y permanecer incrédulo a los avances del mundo, que le permitían observar todo un planeta desde las alturas, comprobar con sus ojos que la Tierra es redonda y, al mismo tiempo, confirmar el peor de los atrasos generacionales: le tocaba trabajar un 25 de diciembre.

Así de desdichado comenzaría Krikalev el día de Navidad. Había partido en mayo de ese año a la estación espacial MIR para hacer algunas reparaciones y actualizar sus sistemas. Meses después, aterrizaría en un país que ya no existía. Ese día de Navidad, si es que lo hizo, Krikalev miró por las ventanas de la estación espacial, anhelando volver pronto a casa, sin saber que las fronteras de su país se estaban resquebrajando y su nación había sido disuelta.

La Unión Soviética se derrumbó por completo el 25 de diciembre de 1991. Durante casi dos años, la mayoría de las repúblicas que formaban la URSS habían declarado su independencia. Tras ese día, en el que también dimitió Mijaíl Gorbachov por problemas de salud, el estado quedó fragmentado en 15 naciones diferentes y había dejado a uno de sus ciudadanos huérfano de patria a 400 kilómetros del planeta. ¿Dónde y cuándo podría aterrizar Krikalev en su vuelta? ¿En qué pedazo de tierra?

Su país se desplomaba y él decidió prolongar su estancia en la estación para finalizar la misión. Dudó de su capacidad para adaptar su cuerpo más tiempo al espacio, física y psicológicamente. Finalmente, se mantuvo en la MIR para no dejarla abandonada porque la URSS no tenía dinero para mandar a un reemplazo, en medio de la crisis económica y estructural del país. Y aunque la actual Kazajistán envió a varios astronautas a la MIR, ninguno estaba suficientemente preparado como para que Krikalev pudiera abandonar la estación.

Tras 5.000 vueltas a la Tierra y 312 días en el espacio, Krikalev volvió a la Tierra. Fue el 25 de marzo de 1992 y el astronauta aseguró, tal y como explica en el documental de la BBC ‘El último ciudadano soviético’, que no fue un momento de euforia, “pero sí fue muy bueno”. “Fue muy placentero regresar, a pesar de la gravedad que teníamos que soportar, nos liberamos de una carga psicológica”, señaló.

Posteriormente, Krikalev formó parte de la primera tripulación que viajó a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), una plataforma que suponía el fin de las tensiones entre la URSS y Occidente y marcaba el inicio de un nuevo período de colaboraciones y apoyo en un lugar que, desafortunadamente, recibe pocos focos: el espacio.

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