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Renuncia de una herencia: qué es, tipos, cuál es el plazo para renunciar y cuáles son los efectos

Cuando una herencia supone una deuda para el beneficiario de esta, se puede renunciar; pero este proceso se puede hacer de manera pura o en beneficio de otra persona.

Una herencia no siempre es sinónimo de ingresos. En muchas ocasiones, puede ocurrir que la persona fallecida deje a sus herederos una cantidad considerable de dinero y un patrimonio bien valorado. Pero, en otras muchas, puede ocurrir a la inversa: que la herencia suponga una carga para los beneficiarios, bien sea por la gran cantidad de impuestos que este legado conlleva o porque, directamente, se trate de una deuda.

En estos últimos casos, se puede optar por renunciar a la herencia —o, como se conoce en términos jurídicos, repudiar la herencia—. Este proceso consiste en redactar una declaración de voluntad alegando que el heredero, de manera expresa, formal y unilateral, renuncia al patrimonio que le corresponde heredar. Para que tenga validez, este acto deberá realizarse ante notario, según recoge el Código Civil.

Tipos de renuncia

Hay dos posibles maneras de renunciar a una herencia: en beneficio de otras personas o de manera pura.

Renuncia en beneficio de otra persona

En estos casos, el heredero que no desea recibir su parte de la sucesión, se la cede a otra persona. Se trata de una manera de ceder lo que a un beneficiario le corresponde, a otro. Y, en estos casos, el renunciante debe hacerse cargo de los gastos que este proceso pueda tener.

Renuncia pura

También puede ocurrir que el beneficiario de una herencia quiera renunciar a la misma, pero sin hacerlo en virtud de nadie. Es lo que se denomina una renuncia pura. Y, en estos casos, la herencia pasa a los coherederos, a los herederos de siguiente grado o a aquellos que el fallecido haya indicado en el testamento.

La diferencia entre este caso y el anterior, es que cuando un heredero renuncia de esta manera a su herencia en ningún momento llega a poseerla. Es decir, de la anterior manera, primero la asume y, a continuación, la cede. En los casos de renuncia pura, es un proceso directo. Por lo tanto, si se sigue este proceso, el renunciante no tiene que asumir ningún gasto.

Plazo para renunciar

Desde el fallecimiento del testador, hay que esperar un mínimo de nueve días para poder empezar a tramitar la repudia de la herencia. A partir de ese día, se puede comenzar a hacer el trámite, sin ningún tipo de problemática. Eso sí, es muy importante que el renunciante esté seguro de su decisión, dado que, una vez comenzado el trámite, no puede arrepentirse.

En los únicos casos en los que el procedimiento se puede anular es cuando se detectan fallos a lo largo del mismo.

Efectos de la repudia

Una vez se lleva a cabo esta renuncia, estos son algunos de los efectos que esta tiene:

  • No se puede revocar: como ya decíamos antes, una vez comienza el procedimiento de renuncia, no se puede dar marcha atrás.
  • No existe una renuncia parcial: no se puede renunciar únicamente a una parte de la herencia, este proceso es total.
  • Grava como donación: Cuando una renuncia se efectúa en beneficio de otra persona la herencia tributa, dado que el beneficiario ha llegado a poseerla —como también hemos explicado antes—, y cuenta como donación.
  • Cuidado con los plazos: la renuncia debe efectuarse en los plazos establecidos, sino deberá pagar el impuesto de sucesiones. Este se paga seis meses después del deceso y prescribe a los cuatro años.
  • Permiso legal: en caso de que la herencia sea para personas menores de edad, los padres deberán dar su consentimiento legal para que los pequeños renuncien a la misma.

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