¿Por qué se suda al salir de la ducha en verano y cómo puedes evitar la sudoración excesiva?
Hacer ejercicio previamente, secarnos frotando con una toalla, o ducharnos con agua caliente, pueden hacer que sudemos más de lo deseado al salir de la ducha.
Cuanto más calor hace, más nos duchamos. Aunque a veces cometemos errores. Como cuando te duchas después de haber hecho ejercicio, y el calor aún permanece en tu cuerpo. O cuando te frotas mucho con una toalla, y esa fricción genera también calor.
Incluso ducharnos con agua caliente, generando vapor. En invierno es un gusto, y ahora en verano lo que generas es una sauna. El vapor y la temperatura del agua hacen que haya una humedad extrema, así que lo normal es que sudes al instante.
Cómo evitar sudar al salir de la ducha
Para empezar, regula la temperatura del agua. No hace falta que te salga humo del cuerpo, agua templada incluso fresquita hasta te bajará la temperatura corporal. Aunque si en tu casa hace mucho calor es probable que vuelvas a sudar al instante, por eso es bueno adaptar la temperatura.
Seca tu cuerpo sin frotar tanto. Incluso puedes cambiar las toallas por tejidos de algodón, o darte ligeros golpecitos, como cuando tienes la piel quemada, o una herida. Dejando que el cuerpo se seque solo autorregulando temperatura. Y evitando con la fricción que la temperatura aumente.
Aunque estés deseando llegar a casa tras hacer ejercicio y darte una ducha, es mejor que esperes una media hora, para que el cuerpo haya dejado de sudar, y no estés en pleno proceso activo. Que no pase mucho tiempo para no enfriarte pero que no te tengas que duchar dos veces.
Cómo evitar el estrés térmico
¿Las duchas frías funcionan? “El cuerpo es muy sabio. Las duchas frías nos alivian en ese instante, pero al salir volvemos a sudar sin conseguir un efecto duradero. Mientras que la templada, actúa cuando ya estamos fuera, refrigerándonos al salir”, afirma el doctor Antonio Hernández, médico especialista en medicina integrativa y autor del libro ‘Testosterona: la hormona de la vida’.
“No hace falta ducharse a todas horas también es efectivo mojarse las palmas de las manos, las plantas de los pies y las mejillas con agua templada. Estas tres zonas tienen la piel glabra (desprovista de pelos y glándulas) y lo que se conoce como la anastomosis arteriovenosa. Su función primordial es trasladar el calor o el frío al ‘core’ del cuerpo. Así que cuando tenemos calor podemos refrescarnos mojando solo estas zonas con agua templada y cuando tenemos frío, taparlas”.