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Elon Musk arruina los planes de la NASA

Los cielos se llenan cada vez más con satélites artificiales de compañías de internet, como Starlink. Además de suponer un problema para la astronomía, arruinan las observaciones de los telescopios espaciales.

NTBvia REUTERS

La alta rivalidad entre la empresa aeroespacial Blue Origin de Jeff Bezos y la de Elon Musk, Space X, es muy controvertida y polémica. Recientemente, la empresa del fundador de Amazon ha ganado una de las batallas de la NASA: será la encargada del lanzamiento de la misión Escape and Plasma Acceleration and Dynamics Explorers (ESCAPADE).

Según acordó la NASA, usarán el cohete reutilizable New Glenn de Blue Origin, que realizará su vuelo inaugural en 2023. La misión está programada para lanzarse a finales de 2024 desde el Complejo de Lanzamiento Espacial-36 en la Estación de Cabo Cañaveral (Florida) y ayudará a la NASA a enviar instrumentos a Marte para seguir estudiando el planeta.

Incremento de este fenómeno

En este contexto, es necesario destacar que los cielos se llenan cada vez más con satélites artificiales de compañías de internet, como Starlink, del magnate Musk. Además de suponer un problema para la astronomía, también arruinan las observaciones de los telescopios espaciales.

De hecho, en el año 2021, el 5,9% de las imágenes captadas por el mítico telescopio Hubble (situado en los bordes exteriores de la atmósfera, en una órbita circular alrededor de la Tierra a 593 kilómetros sobre el nivel del mar) sufrían ese deterioro provocado por las estelas de los artefactos.

Previsiones

En ese mismo año, Starlink había desplegado unos 1.900 satélites. En la actualidad, son casi el doble, más concretamente 3.600 operativos. Pese a todo ello, lo peor es que las previsiones apuntan que se multipliquen por 10 en el caso de esta compañía, y que lleguen a 100.000 para finales de esta década, sumados a los de la competencia.

Ante la aparición en el cielo de satélites que Starlink y compañías como OneWeb o Amazon están desplegando, la Unidad Astronómica Internacional (IAU) ha exigido que se tomen medidas porque van a “saturar los modernos detectores de grandes telescopios”, en declaraciones recogidas por El País.

Impacto

La magnitud de este hecho ha provocado que la Sociedad Española de Astronomía los considere “una amenaza para la observación astronómica”. Es más, han llegado a elevar su queja a Naciones Unidas, la cual está estudiando como ponerle coto mediante la comisión para asuntos espaciales.

“Es la primera vez que se cuantifica este problema para el Hubble. Lo más notable, sobre lo que queremos generar conciencia, es que este problema también afecta a los telescopios espaciales”, exhibe el coautor del estudio que publica Nature Astronomy y astrónomo, Bruno Merín.

Compromiso de Musk

En relación al estudio, el cual analizó las imágenes captadas entre 2002 y 2021 por el célebre telescopio, Merín ha asegurado que hay un aumento claro de la incidencia, apreciando un crecimiento del 50%. De media, los artefactos arruinaron el 2,7% de las observaciones en todo ese periodo de dos décadas.

Ante la presión generalizada, también por parte de organismos gubernamentales, Musk se ha comprometido formalmente con los afectados para tratar de minimizar el impacto de sus actividades en la investigación, después de años ignorando las quejas. No obstante, hasta que no se establezcan normas internacionales, no hay garantía de que todas estas empresas que planean megaconstelaciones vayan a actuar con mesura.

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